The Boy Next Door ©

»Capítulo 3«

- ¡Alto! ¡Si sigues corriendo será peor!

¿Debería detenerme? ¿O debería seguir mi camino?
¡¿Por qué esto me pasa a mi?! Me siento entre la espada y la pared.

- ¡Te vas a arrepentir niñita!

De acuerdo, ya eso es una señal de que no puedo parar de correr. Ya sé que debe ser un mafioso o algo así.
Seguí corriendo con todas mis fuerzas.. Que por cierto se están agotando.

- ¡Ayudaaa! ¡Ayúdenmeee, por favor!- Grité con las pocas fuerzas que me sobran.

¡Sí! Un atajo. Si corro por ese atajo, llegaré a una calle, que me llevará a otra calle, que me llevará hacia el edificio de mi apartamento.. Esperen.. ¡No puedo ir a mi apartamento! Hará como en las películas, derrumbará la puerta y ahí será mi fin.. Me liquidarán. Y ahí fue que me di cuenta que las lágrimas amenazaban por salir.. Pero no. Seré fuerte. Si hay algo que sé hacer, es controlar mis emociones

Me dirigí hacia el atajo. Ya me está faltando el aire.. Siento como si mis pulmones no pueden más. Y ahí fue cuando escuché un gemido, como si alguien se hubiese golpeado. Miré atrás sin dejar de correr, solo por precaución. Y allí se encontraba mi héroe. Entonces decidí parar de correr. Vi a mi héroe tomando al trompudo que me quería hacer pedazos por su chaqueta y con su mano derecha pegándole un puño por la mandíbula. Y entonces me di cuenta que mis piernas no podían más, y caí en el suelo. ¿Cuánto tiempo estuve corriendo? No siento mis piernas. Traté de levantarme, pero no pude.

- ¡Cúbrete los oídos y no mires!- Escuché decir a mi héroe. Inmediatamente le obedecí.

Cubrí mis oídos y miré hacia otro lado, no cerré mis ojos ya que debo estar alerta.

POOM!!!

Uno, dos disparos. Que bien, ahora estoy aún más asustada. Peor, ahora estoy temblando.

- Vamos, tenemos que irnos.

- ¡¿Jake?! ¿De dónde sacaste...

- No hay tiempo para explicaciones. Hay que irnos.

"¿Hay que irnos?" ¿A qué se refiere? Más bien, ¿a dónde hay que irnos?

Estaba algo confundida pero aún así le obedecí, acaba de salvar mi vida y por eso le tengo un poco de confianza. Vio que mi intento de ponerme de pie fue inútil, así que me tomó en sus brazos estilo boda.

- ¡¿A dónde me llevas?!

Ni siquiera se molestó en mirarme. Sólo apretó su mandíbula. Opté por callarme, ya que se veía algo enojado.

No sé por donde íbamos, ya que no me molesté en fijarme a dónde me llevaba. Lo único que hacía era tratar de organizar mi mente. Aún no me creo lo que acaba de ocurrir.
Me di cuenta que Jake había parado de caminar y que había un Camaro negro con rayas rojas. Me fascinan los autos deportivos así que terminé embobada.
Jake me ayudó a entrar al auto y trotó hacia el lado del piloto, no sin antes mirar alrededor.

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