»Capítulo 35«

4.1K 316 15
                                    

- ¿Familiar de Jake Walters?- Miré a la enfermera y asentí.- La cirugía fue exitosa. Jake ya está despierto, ya puede pasar.- Suspiré aliviada.

Me paré rápidamente y la seguí, caminando por los pasillos.

- La bala casi roza con el pulmón por lo que tuvimos que colocarle una mascarilla de oxígeno. Afortunadamente no rompió ninguna costilla, pero si rozó con dos costillas, por lo que se tendrá que quedar aquí por varios días para estar seguros de que todo va en orden.- Se volteó y me miró a los ojos.- Casi muere.- no sabía que decir, ya que estaba atónita, así que solo asentí.

Abrió la puerta de un cuarto y entré lentamente. Me acerqué a Jake quien tenía de ese oxígeno que va por la nariz y tomé su mano lentamente, como si fuese frágil. Inmediatamente su mano apretó la mía ligeramente. Miré sus ojos que se abrían lentamente. Creo que nunca me había sentido tan feliz y aliviada de ver ese par de ojos verdes.

- Pequeña Heav.- Sus ojos se notaban apagados, su voz un poco ronca y cansada. Una sonrisa también apagada se mostró en sus labios.

- Hola...- Dije tímidamente, por alguna razón me sentí estúpida.

- ¿Como estás?- Fruncí el ceño, provocando que mi ceja derecha me doliera. Un pequeño trozo de cristal me había cortado y ni cuenta me había dado.

- ¿Me preguntas que como estoy?- Bufé.- Yo soy la que debo estar preguntando eso Jake Walters.- Rió ligeramente y tosió, seguido de un gruñido.- ¿Te darán medicamentos para el dolor?- Su pulgar acariciaba mi mano otra vez.

- No lo sé.- Se encogió de hombros.- ¿Pero sabes que me haría sentir mejor?- Sonrió.

- ¿Mantecado?- Rió ligeramente.

- No, Heavenly. Acércate.- Fruncí mi ceño y me acerqué porque aparentemente me diría un secreto.- Un beso no vendría mal.- Reí a la vez que sentía mis mejillas calentarse.

- Sigues siendo el mismo aunque te hayan disparado.- Sonreí mientras me acercaba a sus labios, pero la puerta abriéndose bruscamente me interrumpió.

Me alejé lentamente, sintiendo mis mejillas acalorarse aún más al notar que era John.

- ¿Interrumpo algo?- Alzó una ceja con una sonrisa pícara.

- Si interrumpes algo, John.- Frunció el ceño, mientras que John alzaba ambas manos.

- Uy perdón por molestarte con mi amistad.- Reí sin poder evitarlo.- Como sea, ¿qué fue lo que pasó?- Jake suspiró.

- Salía del cinema con Heavenly y cuando estaba en el carro disiparon por el cristal suyo, pero la empujé hacia contra el asiento. A lo lejos, sobre la azotea de un edificio vi a alguien vestido de negro.- Jake suspiró mientras John asentía lentamente.

- Ya mandé a los del FBI a revisar.- Miré a Jake quien ahora miraba el techo.

- ¿Encontraron algo?- Miró a John al igual a que yo.

- Acabo de decir que fueron revisar, lo que significa que todavía están buscando.- Jake y yo suspiramos.

Si hay algo que me desespera, es no saber quien fue el responsable de la cercana muerte de Jake. Solo quiero saber quién fue, al menos eso me tranquilizaría un poco.
John recibió una llamada y salió de la habitación. Miré a Jake quien otra vez tenía su vista en el techo.

¿Qué rayos ve en el techo? ¡Que me mire a mi!

- Ahora podemos decir que eres inmortal.- Sonreí mientras que él devolvió su vista a mi.

- Soy inmortal por ti.- Guiñó el ojo, haciéndome reír ligeramente.

- Siempre eres tan... Tan...Chinito.- Rió pero su risa fue sustituida por un gruñido.

- ¡Heavenly!- ¿Ahora que hice yo?

- ¿Qué yo hice? Ni si quiera te he tocado.- Enarqué una ceja.

- Sabes que eso me hace reír.- Sonrió, seguramente aguantando las ganas de reír. Rodé los ojos.

Ahora sé yo que no lo puedo llamar por su apodo.

(...)

- Heavenly, por vigésima quinta vez te digo que te vayas a casa.- Rodé los ojos... Por vigésima quinta vez.

- Ya te dije que no.- Lo miré mal.- Ya has hecho demasiado por mi, ¿por qué no te puedo devolver el favor?- Resoplé.

- Se trata de TU seguridad. No la mía.- Rodé los ojos nuevamente, ya se me estaba haciendo de costumbre en este momento.

- Ya no quiero hablar más del tema.- Me crucé de brazos, mirando la pared como si fuese la cosa más linda del mundo. Odio que me contradigan.

Noté que solo había silencio y sentía la mirada de Jake, así que lo miré. ¿Y a que no saben qué? Estaba. Sonriendo. SONRIENDO. Y eso me enoja más.

- ¿Y a ti que te pasa?- Fruncí mi ceño.

- Perdóname.- Mi ceño volvió a la normalidad, y las cosquillas volvieron a hacerse presente.

- ¿Qué dijiste?- Pestañeé como si hubiese tenido sueño y no hubiese escuchado bien.

- Te pedí que me perdones por hacerte enfadar.- Sonrió inocentemente.

Ya. Morí de diabetes. Espera... ¿Cuántas veces he muerto?

- Te perdono.- Volví a mirar la pared, actuando como si estuviese enojada. La verdad es que no lo estaba, es imposible enojarse con Jake... Pff...

- Ay yaa perdóname porfiiiis...- Lo miré y estaba haciendo puchero.- Por favor, por favor.- Rodé los ojos.

- Esta bien.- Bufé.

- Dame un beso para saber que me perdonaste.- Sonrió pícaramente.

- ¿Es en serio? Te estás comportando como un infante Jake Walters.- Enarqué una ceja.

- Ya lo sé, pero eso me hace aún más irresistible.- Volvió a guiñar un ojo.

Touché.

The Boy Next Door ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora