»Capítulo 21«

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Miré hacia atrás y afortunadamente no habían agentes o guardas persiguiéndonos.

- Tranquila, ellos ya saben que debe ser uno de nosotros. Ellos saben que nos encanta la velocidad.- Suspiré.- Espero que te guste la velocidad, porque iremos bastante rápido.

- No tienes idea.- Sonreí.

Verdaderamente, ya me empieza a agradar.

(...)

Llegamos al parque, afortunadamente no habían demasiadas personas. Estaba casi vacío y silencioso. Solo habían unas cuantas personas jugando, otras leyendo, otras en picnic, mientras otras solo caminaban o trotaban alrededor del parque.

*Jake: ¡¿A DÓNDE RAYOS TE FUISTE?!*

Voy a ignorar su mensaje... Mejor no, seguirá preguntándome donde estoy.

*Heavenly: Fui a un parque con Kyle :)*

*Jake: ¡¿SABES QUE ME PUEDEN DESPEDIR POR TÚ CULPA?!*

*Heavenly: Ya cálmate, yo te cubro. ;p*

*Jake: Estoy hablando en serio.*

Ahora sí, lo voy a ignorar.
Escuché una cajuela cerrarse, cosa que me hizo pegar un brinquito. Miré atrás y venía Kyle con dos longboards, la mía y otra más, la cuál supuse que era de él.

- Fue buena idea venir, hoy está despejado.

- Eso estaba pensando.- Miré alrededor.

Kyle comenzó a patinar, seguido por mí. Se siente tan bien patinar en la mañana. Hay un poco de silencio, todo está calmado y no hace tanto calor.
No me fijé en una piedra y casi caigo, si no fuese porque Kyle me tomó de la cintura.

- ¿Dos pies izquierdos?- Sonrió.

- Gracias.- murmuré sarcásticamente mientras acomodaba la ropa y colocaba mi cabello detrás de mi oreja otra vez.

Miré al suelo y mi longboard no estaba. Miré hacia arriba y un chico la tenía. Me acerqué a él sin mirarlo. Iba a tomar mi patineta pero...

- Pero miren nada más quién es. Es la llorona.- Lo miré a los ojos. Ya mis manos comenzaban a sudar.

Inmediatamente, todos esos horribles recuerdos volvieron a mi mente. No voy a llorar. No me lo voy a permitir. No le voy a permitir a nadie verme débil y mucho menos a Michael. Puede que se vea más musculoso, pero no. Podré tener miedo, pero no se lo demostraré. Ya no más.

- Disculpa, no soy un espejo.- Le quité mi longboard de sus manos.

- ¿Yo, débil? Nahh... Yo no soy tú.

- Ya cállate. ¿Qué haces en Washington?

- Eso a ti no te incumbe.- Guiñó un ojo.

Me volteé para irme, pero me agarró de la muñeca.

- Eso no se acaba aquí, ¿acaso no tienes modales?¿Por qué no vamos al bosque otra vez? Allí podríamos aclarar las cosas.- Sonrío cínicamente mientras se me acercaba más, mientras a mi me dieron escalofríos al escuchar esas palabras. Ahora me encontraba temblando.

The Boy Next Door ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora