Me despierto con una frase resonando en mí mente "hoy es un nuevo día tal vez será mejor". Me levanto de la cama haciendo mi mayor esfuerzo, ya no pienso hacer ninguna tontería para desatar su furia, me ha dejado claro quién manda. Me ducho y al ver las marcas en mi cuerpo no puedo evitar llorar, y recordar lo sucedido ayer.
Al salir me miro en el espejo y noto que estoy hecha una mierda. Mi pelo desaliñado, unas enormes ojeras, el labio roto y mis mejillas moradas, joder no me puedo ver peor.
Empiezo a comer lo que Cristina me ha dejado, mientras pienso en que harán conmigo hoy. El almuerzo se compone de arroz, ensalada verde y chuleta de cerdo ahumada, hoy las servilletas son te tela nuevamente, solo hay una cuchara en la bandeja y un vaso medio de jugo de cereza.
Termino de almorzar, y me acerco con sigilo al balcón, trato de mirar a través de este aunque está cerrado, y logro divisar un bonito jardín lleno de rosas rojas, y esto en vez de darme paz solo causa un desdén en mi corazón.
Han pasado a menos cincos días desde la última vez que ví su rostro, mi cuerpo ha sanado satisfactoriamente, ese día después de la cena Cristina trajo a mi habitación unas cuantas cremas y desde ahí siguió haciéndolo las noches siguientes.
Miro a la puerta con temor cuando siento que alguien la abre, noto que es una chica, la cual se asoma tímidamente.
—Hola, ¿cómo te llamas?—agrega con una sonrisa.
—Madison. —añado tímida, tengo realmente miedo, esta casa no me da confianza, ni nadie que conviva cerca de ese monstruo.
— Lindo nombre, el mío es Andrea Sshit. Mucho gusto, ¿Qué edad tienes?
—18, ¿Qué haces aquí?—hablo en un susurro no quiero que nadie más me pegue.
—vengo a arreglarte para esta noche, que conocerás a tus suegros.
—¿Qué suegros? ¡Los padres de mi amo!—hablo con sorpresa, de seguro son unos tiranos.
—sí, exactamente. — un escalofrío recorre mi espina dorsal, y yo la verdad solo deseo desaparecer.
Han pasado tres horas desde que Andrea empezó a arreglarme, me veo hermosa, no me parezco en nada a la chica del reflejo que vi esta mañana. Aquí hasta los espejos mienten.
Tengo puesto un vestido rojo hasta más abajo de la rodilla, sin escote, la tela sube hasta cubrir mi cuello, las mangas son transparentes y cubren mis brazos por completo, disfrazando las marcas de sus dedos en mi piel.
Unos zapatos negros súper altos son mi complemento junto a unos aretes largos de piedras y cristales color plata. Los moretones de mi cara que estaban a medio cicatrizar y las ojeras que adornaban mis ojos han desaparecido siendo reemplazados por una cara perfecta basada en maquillaje. Mis labios están rojos como la sangre en combinación con mi cabello, el cual esta recogido en un moño alto algo despeinado pero elegante, mís ojos están resaltados con un líquido negro y mis pestañas mucho más largas a causa de un aparato.Me miro en el espejo y doy una pequeña vuelta, observando como Andrea ha logrado una transformación excepcional en mí. Justo cuando sonrió por primera vez en esta casa su voz daña el instante.
—¿Esta lista? — habla con arrogancia e impaciencia.
—sí, y se ve hermosa, espero te haya gustado mí trabajo. Adiós Mady —se despide depositando un beso en mi mejilla —¡Suerte! —exclama antes de cerrar la puerta. Me hubiese gustado gritarle que no me dejara sola, pero no puedo hacer nada.
—Párate —me ordena, y como si yo fuera un robot sin autonomía cumplo su petición.
Se acerca a mí mirando con detalle cada parte de mí cuerpo, en un rápido movimiento me agarra de la cintura y me besa, a mí no me queda de otra más que dejarme. Al terminar su beso me toma de la mano y me Hala mientras me ordena que camine.
Tenemos 1 una hora en auto de camino al lugar donde será la fiesta, Al llegar me toma de la mano, caminamos un poco y entramos en una casa mucho más grande que la del amo, que tiene un jardín hermoso, rodeado de árboles y una fuente magnifica en medio de la construcción.
Siento un apretón fuerte en mi mano y la puerta se abre, mientras yo no puedo estar más sorprendida.
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¿Qué tal les pareció Andrea?
P.d: en multimedia Andrea.
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Te Pertenezco (Editando)
RomanceMadison Smells y Madelaine Gruh tienen en común dos maldita cosa, ambas son pelirrojas y ambas son el capricho de un hombre roto y perdido. ¿Qué final puede tener una niña que fue abandonada a sus 3 años en un orfanato, con tan solo un peluche de f...