Termino de comerme el plato con frutas que Cristina me ha traído haciendo un enorme esfuerzo aunque no tengo nada de apetito, siento mi estómago revuelto.
Pero, debo de hacerlo por mi bebe ese pequeño angelito enviado del cielo que traerá amor a mi vida, si es que nace. De tan solo pensarlo se me hace un nudo en la garganta, haré lo que William me pida, no importa lo que sea, por solo tener esa semillita que crece dentro de mí en mis brazos.
Marco el número 1 en el teléfono que hay encima de la mesita de noche, de inmediato me comunica directo con Cristina, le aviso que he terminado y esta queda en mandar a recoger los platos sucios.
Me doy una ducha con la supervisión de Andrea, William no quiere que este solo ningún momento, ni se porque le interesa si me pasa algo, al fin él es culpable de todo lo malo en mi vida últimamente.
Me visto con un conjunto de ropa interior negra, un vestido floreado de tirantes que queda un poco más debajo de la rodilla, y unas zapatillas color caramelo, salgo de la habitación, y bajo las escaleras con pasos cortos e inseguros, él estúpido de James me está esperando en su despacho para hablar sobre lo que quiere que haga.
Abro la puerta con nerviosismo, todo mi cuerpo está temblando mientras camino hacía el juego de muebles negro donde está sentado con las piernas cruzadas y su semblante serio. Si no fueses el padre de mi hijo, ojala y te partiera un rayo.
- Madison, toma asiento querida - habla con un tono de maldad y sé que no dirá nada bueno, lo que hace que mis nervios incrementen.
- Hola, amo - saludo con cortesía tratando de que mi voz no suene tan temblorosa.
- Seré breve, he decidido que si tendrás la cosa esa de la que estas embarazada, así se te hará más difícil escapar si eso alguna vez en tus planes, además no me vendría nada mal un poco de publicidad - sonríe de lado - luego de tanto sufrimiento con su primer matrimonio, llega Madison una pelirroja de origen desconocido a llenar de alegría la familia del empresario, que mejor regalo de bodas que la noticia de que volverá a ser padre - recita con voz de periodista de revista de chismes.
- El punto es que nos casaremos en un mes, en Francia, invitaré a muchas personas conocidas y quiero que te comportes como una esposa feliz, solo recuerda que me gusta cambiar constantemente de opinión Madi, si quieres que te deje ser madre solo demuéstrame que eres capaz de todo por ello. - termina de hablar con una sonrisa maligna en los labios y sé que este embarazo será muy difícil, es lo que William necesitaba para terminar de dominarme. Una lágrima recorre mi mejilla y asiento ante sus palabras, me paro del sofá y me dirijo hacia la puerta, es un maldito bastardo.
William la mira salir por la puerta y suspira, él nunca le haría daño a un hijo suyo, eso era lo que le molestaba que esa mujer ya casi lo tenía en sus bolsillos y no tenía por qué enterarse, el haría todo para evitarlo.
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Te Pertenezco (Editando)
RomanceMadison Smells y Madelaine Gruh tienen en común dos maldita cosa, ambas son pelirrojas y ambas son el capricho de un hombre roto y perdido. ¿Qué final puede tener una niña que fue abandonada a sus 3 años en un orfanato, con tan solo un peluche de f...