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Camino de un lado a otro mirando por el ventanal de mi oficina con el teléfono en la mano.
Cada vez que siento vibrar el aparato en mis manos, lo reviso sin perder tiempo para darme cuenta que no es Andrea.
Suspiro y pienso en lo patético que soy, es mi segundo hijo no debería estar nervioso por algo tan insignificante como el sexo.
Tiro el teléfono encima de la mesa y me sirvo un poco de ron para relajarme, en estos últimos dos meses he tratado de no pasarme con Madi, no quiero hacerle daño al bebe.
¡Maldición!
Si tan solo me escucharan hablar se darían cuenta que soy un imbécil.

El teléfono suena y no puedo  evitar tomarlo y ver el mensaje donde me anuncian que tendré una niña. Otra mujercita pienso y una sonrisa se dibuja en mis labios.

Madi
Llegó a casa  emocionada, hoy por fin aunque con 3 guardaespaldas logre salir y todo gracias a mi niña. Subo a mi habitación y no puedo evitar mirarme en el espejo, mi pansa de 4 meses esta notoria ya. Me recuesto en la cama y espero a William esto de estar embarazada hace que no quiera que salga de estar entre mis piernas.

James

Llegó a casa y lo primero que hago es darle las buenas noches a Molly, sigo mi recorrido y cuando abro la puerta de mi habitación lo primero que veo es a Madison desnuda tocándose las tetas, me quedo embobado mirando como sus labios rosados dejan salir pequeños suspiros.

Me quito el saco y sigo con toda la ropa hasta quedarme desnudo, tomo mi miembro en las manos y empiezo a acariciarlo mientras me acerco a la pelirroja.

Disfruto verla un poco más, y sin pensarlo mucho me meto entre sus piernas, como tanto le gusta.
Acaricio con mi lengua su botoncito y esta me empuja la cabeza y me abraza con sus piernas, mientras busco su agujero para meter dos dedos. Sigo lamiendo y succionando hasta que siento sus piernas temblar y sus jugos bañar mi boca.
Subo a la cama y empiezo a besar sus labios, para luego seguir con su cuello, finalizando en sus pezones los cuales chupo con deseo.

— No seas un idiota y follame ya, te necesito William— la escucho gritar y una sonrisa se forma en mis labios, de nuevo me ha llamado por mi nombre.
—¿Quién dijo que ya quiero penetrarte? — subo a sus labios para volver a bajar a su vajina, la cual esta empapada de jugos que deboro con paciencia mientras la siento convulsionar debajo de mí.

—William por favor follame — hago caso a su pedido y deslizo mi miembro en su vagina y un gemido de ambos hace eco por la habitación.

—Me encantas Madison — susurro en su oído mientras la follo con fuerza — eres mía pelirroja y eso me vuelve loco.

Le doy una nalgada y suelto un gruñido cuando término dentro de ella. Me recuesto en la cama y no pierde tiempo para recostarse en mi pecho y quedar profundamente dormida.
Últimamente lo único que necesita es sexo, helado y dormir encima de mí.
Y ya no puedo hacer nada para negárselo. Beso sus ojitos cerrado y después sus labios hinchados para dormirme también.

¿Quien diría que esta pelirroja me tendría tan bobo?
¿Podría quizás esto seguir así?

Te Pertenezco (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora