A la hora habitual nos juntamos todos en el comedor, almorzamos en un armonioso silencio en el cual me dispongo a pensar en todo lo que pasara hoy en la tarde, aun no me acostumbro a estar dentro de tanta gente pero tratare de mantener la compostura, no quiero arruinar las cosas entre William y yo.
Tomo mi blazer y desordeno un poco mis rizos rojos, Andrea y samanta caminan detrás de James, que lleva a Molly de la mano, le sigo el paso y cuando salimos fuera, la brisa de fin de otoño golpea mi cara, el sol se encuentra en su punto más alto, pero, no calienta tanto como en verano, mi cabello se mueve con el viento interponiéndose en mi cara y provocando que ría, no en una sonora carcajada, más bien con una risa simple de alegría, de descanso, de emoción.
El camino a casa de mis suegros es un poco rápido, me mantengo taciturna mirando por la ventana, perdida entre los arbustos y la naturaleza que me pide a gritos me mezcle con ella, para sentirme libre y satisfecha.
Salimos del auto color negro para encontrarnos con una mansión estilo Lodge, con un jardín lleno de fuentes y flores, arbustos y estatuas de yeso representando ninfas y especies mitológicas.
Me quedo en un trance hasta que William me pega en el trasero, doy un ligero brinco de susto y me encuentro con su sonrisa pícara, caminamos tomados de la mano como dos novios enamorados, y una mayordomo bien vestida y arreglada nos recibe con seriedad, entramos y mi boca se deforma en una o, mientras miro la decoración que parece sacada de un cuento mitológico, las paredes de madera son altas y con un toque victoriano, sus muebles son de cuero, los ventanales son grandes y tienen diseños tallados exclusivos, camino detrás del amo hasta el jardín trasero donde puedo aprecias una piscina natural de agua cristalina y frondosos árboles que dan a un bosque. La familia de William está reunida más adelante en un espacio abierto, donde los tulipanes y las rosas inundan con su aroma, una gran mesa está repleta de todo tipo de bocadillos, hay globos blancos por todo el lugar y varios mozos con bandejas que contienen algún licor color rosado y unos vasos de jugo. La decoración es majestuosa y el aire libre mejor, el amo me presenta a todos los presentes desde tíos y primos hasta el novio de Andrea un chico alto de ojos azules, que la mira con extrema dulzura, no sé en qué momento empiezo a imaginar si algún día William me mirara así y no tan solo como una inversión, como un objeto, si se tomara el tiempo para mirarme como su esposa y como la madre de su futuro hijo o hija.
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Te Pertenezco (Editando)
RomanceMadison Smells y Madelaine Gruh tienen en común dos maldita cosa, ambas son pelirrojas y ambas son el capricho de un hombre roto y perdido. ¿Qué final puede tener una niña que fue abandonada a sus 3 años en un orfanato, con tan solo un peluche de f...