Desperté siendo molestada por los rayos del sol que cruzaban por la ventana de mi recámara hasta llegar a mi rostro. Lentamente me incorporé en el colchón y me tallé los ojos con mis manos hechas puño. Al tener una vista menos nublada, abrí los ojos y me di cuenta de que esta no era mi habitación y que junto a mí había una persona durmiendo plácidamente. Lo observé y vi como su pecho subía y bajaba de manera tranquila en cada inhalación y exhalación que hacía, sus labios estaban entre abiertos y los gestos en su cara eran suaves. SeHun, él yacía acostado junto a mí. No me molesté en seguir observando cada una de facciones, puesto que era como ver a un Dios griego en persona; su pálida piel lucia tan tersa y suave, sus labios rosas y levemente secos se parecían a los de un auténtico muñeco de porcelana, y sus ojos, sus tan perfectos ojos rasgados se veían tan enloquecedores con esas finas y largas pestañas adornándolos. Todo en él era perfecto. Su lacio y castaño cabello encajaba perfectamente bien con sus facciones; y su cuerpo, por Dios, SeHun es realmente una escultura viviente con esos anchos y varoniles hombros, su cintura está tan perfectamente moldeada que hacía que su espalda formara una V. SeHun es hermoso, siempre lo ha sido.
Por mi cuerpo recorrió una sensación enorme de querer acostarme en su pecho, quería sentir su calidez, pero algo me detenía a hacerlo. Sentí que si hacía algún movimiento, lo despertaría, y no quiero despertarlo, deseo seguir observándolo en silencio mientras duerme.
Estaba tan perdida en mis pensamientos mirando los apetecibles labios de SeHun, cuando de repente un peso sobre mis piernas me hizo reaccionar. Miré hacia abajo y el brazo de SeHun estaba aprisionando mis piernas como si éstas fueran un peluche del que no quisiera separarse nunca, parecía un pequeño niño inocente, se veía tan tierno de esa manera que no me pude contener más y acaricié su suave cabello con mi mano derecha, provocando que él abriera los ojos.
—Valerie... —susurró SeHun con la voz ronca volviendo a cerrar los ojos.
—Dime –contesté en su susurro.
—Perdóname —musitó enterrando su cara en mi muslo izquierdo y abrazando más mis piernas.
El cuerpo de SeHun es muy cálido, se siente tan bien tenerlo cerca.
—¿Por qué? —le pregunté confundida.
—Por tratarte mal —me respondió tragando saliva—. Pero te tengo miedo, eres tan frágil que siento que te lastimaré.
—SeHun, no me lastimarás. Confío en ti, yo sé...
—No estás entendiéndome, Valerie —pronunció con voz grave mientras me soltaba y se levantaba bruscamente de la cama—. Vístete con la ropa que te dejé por allá —me ordenó señalando un mueble color vino que estaba en una esquina de la habitación—. Después te llevaré a tu casa.
Fue lo último que me dijo para después salir de su habitación no sin antes agarrar una camisa blanca y un pantalón negro al azar. No entiendo sus cambios de humor, se vuelve tan frío y controlador en cuestión de minutos. SeHun ahora es diferente, y quiero descubrir el porqué.
Me levanté de la cama y caminé hasta el sillón en donde estaba la ropa que él me había dejado, al parecer la prenda le pertenece a su mamá.
Ahora mis dudas están resueltas, SeHun seguramente había regresado hace cuatro días.
Me quité la camisa con la que había dormido y la reemplacé por el vestido color carmín de manga larga y corte causal de Seo Min. La camisa anterior pertenecía a SeHun, y tenía su exquisito y delicado aroma impregnado.
Salí de la habitación y bajé cuidadosamente por las pequeñas escaleras de madera, son tan estrechas que en un mal movimiento podría llegar a caer. Estando en el primer piso, caminé por el pasillo libre entre la sala y el comedor para poder llegar a la cocina, todo estaba tan tranquilo.
Seguí caminando y el silencio que invadía el lugar fue reemplazado por una discusión entre SeHun y su madre, que provenía de la cocina; así que me detuve antes de llegar ahí.
—SeHun sólo dime tu razón —se escuchó la voz desesperada de Seo Min.
—Mamá ya te la dije —exclamó SeHun.
—Estás mintiéndome, esa no es la verdadera razón.
—Sí la es, yo únicamente quise probar qué se sentía ser independiente y vivir por mi cuenta, por eso me fui.
—Ya hablaremos de esto después. ¿Cuál fue la razón por la que trajiste a Valerie anoche?
—Se desmayó en la fiesta de ayer cuando jugábamos en el laberinto.
¿Me desmayé? No, realmente eso no fue lo que me ocurrió. Sin duda eso no fue un desmayo.
—Ve por ella, tiene que desayunar.
Al oír eso, rápidamente reaccioné y me adentré a la cocina aparentando no haber escuchado nada.
—Buenos días, Seo Min —saludé a la señora Oh.
—Buenos días, querida —me respondió sonriendo cálidamente—. Siéntense en la plancha para que les dé de desayunar.
Ambos obedecimos a su orden y nos sentamos el uno frente a el otro en los bancos que había allí. SeHun se me quedó mirando fijamente y yo me incomodé, me estaba inspeccionando lentamente.
—¿Qué? —me atreví a preguntar cuando él puso sus manos sobre la plancha y las entrelazó.
—Nos escuchaste —respondió con un tono de afirmación.
—No lo voy a negar —contesté mirándolo a los ojos—. Sí los escuché, pero fue por error.
—No esperes a que te cuente mis razones —se adelantó a decir.
—No te las iba a preguntar —respondí—. ¿Quién soy yo en tu vida para interrogarte? Nadie.
Fue como si esa respuesta le hubiera afectado, su rostro se endureció rápidamente y su ceño se frunció. SeHun se había enojado.
—Sólo respóndeme una cosa SeHun, y que tu respuesta sea veraz —advertí—. ¿Realmente me desmayé ayer? Porque yo sé que eso no ocurrió así, además, tus ojos se tornaron de un color realmente brillante, ¡yo los vi antes de quedarme dormida! —susurré con desesperación—. ¿Vas a responderme que estoy loca?
SeHun inhaló y exhaló aire pesadamente, sus labios ahora formaban una línea recta.
—Vámonos —me ordenó levantándose rápidamente del banco en donde yacía sentado, para después jalarme a mí y llevarme así hasta la salida de la casa—. ¡Mamá, Valerie y yo vamos al lago!
Y sin esperar la respuesta de su madre, abrió la puerta de la casa y me sacó de ahí jalándome con delicadeza.
—Suéltame, puedo caminar sola —le ordené zafándome de su agarre, él estaba caminando demasiado rápido.
SeHun no me volvió a insistir y siguió caminando con rapidez, dejándome atrás. Así fue por los últimos cinco minutos, hasta que llegamos al lago en donde nos conocimos.
—No estás loca —pronunció con voz grave parándose frente al gran lago azul.
—Dime la verdad —le rogué parándome detrás de él.
—Te lo dije ayer —me contestó dándose la vuelta, con frustración en el rostro. Me atemoricé al sentir su mirada tan penetrante—. Entre menos sepas, más segura estás.Hazlo enojar —decía mi mente.
—Bien, ya no me importa tu vida desde este momento —le avisé sin veracidad—. Puedes quedarte con alguna de tus conquistas, de todas formas, ChanYeol no ha dejado de gustarme.
Fue como si esas últimas palabras hubieran encendido una bomba en su interior, su cuerpo empezó a emanar calor y yo lo sentí estando a una distancia prudente de él. Me aterré.
—SeHun... —murmuré tratando de alejarme, pero él agarró mi mano y me atrajo con fuerza hacia su cuerpo—. Me estás lastimando —gemí.
—¿Estuviste con ChanYeol todo este tiempo? —me preguntó fulminándome con la mirada, el color café de sus ojos había cambiado a un dorado oscuro, y sus pupilas se habían dilatado.
Imposible, debo estar daltónica.
—N-no —musité mordiendo mi labio inferior.
—Mentirosa —contestó levantándome la voz.
—¡Suéltame SeHun, me lastimas! —exclamé sintiendo como apretaba más su agarre.
—Eres tan frágil, ¿lo ves ahora? —me preguntó soltándome bruscamente—. Soy una bestia a tu lado.
Su cercanía siempre me afecta, mi cuerpo pierde energía cuando lo tengo tan cerca. O yo estoy mal.
—Valerie... —se escuchó su relajadora voz—. Estaré aquí —susurró en mi oído antes de desvanecerme.❦❦❦❦❦❦
El sonido proveniente de unos pequeños chapuzones de agua me hicieron despertar del sueño en el que había estado, abrí los ojos y me di cuenta de que aún estaba en el bosque. Mi cuerpo había sido acomodado con cautela frente a la gran laguna que ahora estaba siendo iluminada por la luz de la luna.
—¿SeHun? —musité tallándome los ojos con las palmas de mis manos.
Mis ojos casi se salen de sus órbitas cuando divisé a SeHun saliendo del lago con el agua escurriéndole por todo su torso y la ropa que traía puesta. Sus jeans negros marcaban demasiado sus piernas, y su camisa blanca desabotonada mostraba toda la parte de su abdomen y su pecho. Él sin duda es como un Dios.
—Dormiste al rededor de siete horas —me informó SeHun sacándome de mi transe. Él se acercaba lentamente hacia mí.
—Mi abuela me matará —murmuré pasándome una mano por el cabello.
—Valerie... —me habló delicadamente sentándose junto a mí.
Evité dirigir mi mirada hacia su marcado abdomen, era realmente tentador tenerlo así a mi lado.
—Di-dime —tartamudeé mirando su rostro.
Sinceramente no me canso de mirarlo, su rostro luce tan hermoso a la luz de la luna, en especial con esas gotas de agua escurriéndole por la piel.
—Perdóname, pero te amo —me confesó acercándose lentamente a mi rostro—. Despertarás en tu habitación —susurró juntando sus mojados labios con los míos.
Hace tiempo ansiaba sentir los labios de SeHun presionando los míos, y ahora los estaba sintiendo, él me estaba besando de una manera realmente delicada y pasional, sus labios se movían lentamente sobre los míos.
Maldigo al cansancio cuando se apodera de mi cuerpo sin previo aviso, no quiero que en este momento me venza.
—Duerme, Caperucita —susurró SeHun dándole una leve mordida a mi labio inferior.

ESTÁS LEYENDO
El lobo
FantastikÉl no era un lobo común. Tampoco era un humano. Un pasado me persigue.