CAPÍTULO 35

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Estaba a unas cuantas horas de celebrarse mi boda con SeHun y yo aún no estaba lista gracias a que el bendito vestido de novia se negaba a cooperar conmigo.

—Esto no es culpa mía —les decía a las chicas con fastidio al no cerrarme el vestido, ellas eran quienes me ayudaban a arreglarme—. SeHun es el culpable.

—¿SeHun lo sabe? —me preguntó Krystal.

—No se lo he dicho aún —respondí—. Posiblemente esta noche después de la fiesta.

Todas sonrieron con alegría mientras me hacían más preguntas al respecto.

Finalmente, el vestido logró cerrarme y las chicas y yo suspiramos aliviadas, así que continuaron arreglándome. Krystal se encargó de mi maquillaje mientras que Sohee y Eun Ji de mi peinado.

Dos y media de la tarde por fin estaba lista, al igual que la demás mujeres, la ceremonia sería a las tres y lo único que faltaba era apresurarnos a llegar a la casa de SuHo.

Mi abuela, las chicas y yo salimos de la cabaña y nos adentramos al auto de Eun Ji, ella arrancó el auto, lo puso en marcha y comenzó a conducir hacia donde sería la boda.

—¿Estás nerviosa? —me preguntó Sohee.

—Solo un poco —le respondí—. Ya quiero llegar y casarme con el hombre a quien tanto amo.

Todas mis acompañantes suspiraron enternecidas mientras me daban consejos y me deseaban felicidad.

—Llegamos —informó Eun Ji estacionando el auto en el parking de la casa.

Más autos ya estaban aparcados, lo que indicaba que los invitados ya habían llegado y la única que faltaba para dar inicio a la ceremonia, era yo.

Me bajé con cuidado del auto y entramos rápidamente a la casa, caminamos por todo el pasillo que daba hacia el jardín y, efectivamente, ya todos y todo estaba listo.

—Es hora nena —me dijo Sohee abriendo el cancel que daba acceso hacia el jardín

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—Es hora nena —me dijo Sohee abriendo el cancel que daba acceso hacia el jardín.

Asentí lentamente, tomé la mano de mi abuela y salimos por el cancel, mi abuela me entregaría a SeHun.

Comenzamos a caminar por el pasillo que llevaba hacia el altar mientras la marcha nupcial sonaba de fondo. SeHun me esperaba en el altar con una gran sonrisa en sus rosados y carnosos labios, se veía tan guapo con su smoking negro y su cabello correctamente peinado. Por Dios, era simplemente perfecto.

Llegamos hasta donde me esperaba SeHun y mi abuela le entregó mi mano con una sonrisa, mi novio le regresó la sonrisa y finalmente nos colocamos frente al sacerdote.

—Estás preciosa —me dijo SeHun en el oído.

Sonreí para él y ambos pusimos atención al padre.

Verdaderamente, no pusimos atención a la mitad de lo que el clérigo nos dijo, sino hasta el momento en el que ambos nos aceptábamos como esposos y el padre decía la típica frase de puede besar a la novia.

El loboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora