CAPÍTULO 25

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~•Oh Se Hun•~

Esto para ella es un sueño, del cual no desea despertar. Así que nunca lo haré, no la despertaré.

—Yo te daré una larga y feliz vida preciosa —le dije con seguridad.

—Te amo, Oh Se Hun.

Quise expresarle mi te amo con un acto, así que la tomé de la cintura y la besé dulcemente en los labios.
Nuestro beso estaba siendo dulce y delicado, pero después la intensidad cambió. Este ya no era un beso frágil, tampoco tierno, era un beso lleno de pasión y lujuria. Sentí como mi cuerpo y el de ella comenzaba a emanar calor. Uno embriagante.

—SeHun... te deseo —habló ella en medio del beso— Puedes hacerlo.

Sí, podía hacerlo, pero hay algo de por medio, algo que me detiene, y no es exactamente el miedo a hacerle daño, porque eso ya lo superé.

—Sí puedo —le respondí separando nuestros labios—. Pero algo me detiene.

—¿El miedo a hacerme daño?

—Eso ya lo superé, puedo cuidarte.

—Entonces hagámoslo. Hazme tuya.

Mi cuerpo reaccionó ante su petición, el pedirme hacerla mía fue como una invitación a quitarle lo más preciado. Su virginidad. Y sólo me lo estaba pidiendo a mí.

Volví a besarla de una manera delicada para comenzar a moverme de lugar y guiarla hasta mi habitación. Ella en el trayecto del pasillo a la puerta de mi recámara, me quitó mi saco y mi corbata. Y fue de una manera tranquila, nada descarada.

No adentramos a mi espacio personal, besándonos con pasión mientras nos acariciábamos mutuamente; esto ya era algo que estaba subiendo de nivel. Tenía que parar.

—No te contengas, SeHun —dijo Valerie cuando yo cerré la puerta de mi habitación—. No seas un caballero en este momento.

Me sorprendió la fuerza que aplicó al acorralarme entre mi ropero y su anatomía. Mi cuerpo estaba realmente deseoso de ella, así que decidí contribuir y tomé su pierna derecha para después subirla a la altura de mi cintura. Mi mano libre viajó hacia el cierre de su vestido, y comencé a maniobrar para bajarlo lentamente.

—SeHun... —gimió sobre mis labios cuando sintió mi excitación hacer presión contra su vientre.

—Acabas de despertar a la bestia —susurré en su oído y ella rió.

—Sintiendo la circunstancias, hay que hacer algo —me contestó mientras mordía y jalaba mi labio inferior.

Entre feroces y lujuriosos besos, ella desabotonaba mi camisa, mientras yo me dedicaba ha acariciar su cintura y su cadera. Poco después, decidí hacer algo atrevido, dirigí mi mano hacia el borde de su escote y lo bajé exponiendo su sostén, lo hice a un lado y metí su rosado pezón derecho a mi boca, para jugar con él lentamente con mi lengua.

—Oh... Dios mío —gimoteó Valerie mientras acariciaba mi abdomen descubierto. Mi camisa ahora estaba regada por alguna parte de la habitación.

Ella intentó bajar su mano más allá de la bragueta de mi pantalón, pero se lo impedí.

—Hoy no, mi amor —la detuve—. Quiero estar casado contigo antes de hacerte el amor —dije con total sinceridad.

Ella suspiró lentamente y después me sonrió.

—Es muy cruel de tu parte dejarme de esta manera —bromeó abrazándome de la cintura—. Pero deseo lo mismo.

—Te amo.

El loboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora