Era sábado por la mañana y yo me moría de ganas por hablar con SeHun, justamente ayer por la noche él me sorprendió con su "secreto". Que ahora ya no es tan secreto para mí.
Salí de mi habitación con mi celular en las manos, estaba realmente dispuesta a ir y hablar ahora mismo con SeHun.
Bajé las escaleras de mi casa con cierto cuidado, no quería marearme de nuevo. Tal vez esté anémica y con todo el desastre que tengo en mi cabeza, ni siquiera he tenido el tiempo de ir a un médico.
—Abuelita... —la llamé asomando mi cabeza por la puerta de la cocina. Ella estaba preparando canelones. Mi perdición culinaria, sin embargo, mi platica con SeHun no puede esperar más.
—Abuelita —le volví a hablar.
—¿Uhm? —me respondió concentrada en su trabajo.
—¿Puedo ir a la casa de SeHun? No me demoraré más de dos horas.
—¿Ya desayunaste?
—Sí, cuando tú fuiste a la ciudad yo bajé a desayunar. O sea... —miré la pantalla de mi celular para cerciorarme de la hora— hace como tres horas.
—Está bien —respondió luego de unos segundos—. Pero no te demores tanto.
—No lo haré —le respondí estando ya frente a la puerta principal.
Salí de la cabaña y comencé a caminar con desesperación hacia la casa de SeHun. Mis pies simplemente se movían tan rápido que incluso parecía que querían correr.
A mitad de mi camino, y justo a unos tantos metros de llegar a la casa de SeHun, un animal capto mi atención. Me desvié rápidamente de mi dirección y me acerqué a el animal que estaba inmóvil tendido sobre el pasto.
—Dios mío —susurré cubriéndome la boca con mis manos.
El animal que yacía tendido en el pasto, era un pequeño ciervo, y lo peor del caso, es que esa criatura ya no tenía vida.
Por mi mente se cruzó un nombre, y reconozco que soy una atrevida al pensar eso. Pero, ¿qué más puedo pensar al ver a el animal sin vida con una mordida en la yugular?
Ahora tiene que haber una explicación más.
Me alejé lentamente del ciervo y comencé a correr hacia la casa de SeHun, quería verlo y hablar con él ahora mismo.
—Señora Oh —hablé mientras tocaba suavemente la puerta de su casa.
Unos pasos se escucharon desde el interior.
—Mi madre no está en casa —respondió la persona a la que quería ver en el momento en que abrió la puerta.
Por mi cuerpo recorrió una sensación de ira al ver a SeHun sin playera y con una sugilación en el cuello. Y sin pensarlo bien, elevé mi mano derecha y la estrellé contra su mejilla izquierda.
Soy una persona muy impulsiva. Es un gran defecto, y lo reconozco.
—¿Qué rayos te ocurre? ¿Estás loca? —exclamó él tocándose el golpe.
—A ti es a quien vine a ver —le respondí empujando su cuerpo hacia atrás con mis dos manos para poder entrar a su casa.
Cerré la puerta rápidamente detrás de mí cuando estuve dentro de la vivienda.
—¿Qué demonios te sucede Valerie? —volvió a preguntar con su rostro tornándose cada vez más serio.
—¿Qué demonios te sucede a ti? —le reproché a la defensiva— ¿Hasta cuándo pensabas ocultármelo?

ESTÁS LEYENDO
El lobo
FantasiaEl destino es un encadenamiento que está siempre presente en nuestras vidas, sabemos que es completamente necesario, pero también fatal. No sabía lo mucho que el destino se aferraba a que SeHun y yo estuviéramos juntos. Es curioso descubrir que la...