Esto tiene que ser sólo un sueño. Me cuesta razonar lo que está pasando frente a mis ojos.
—¿Se le ofrece algo? —le preguntó la profesora a la persona que estaba parada bajo el umbral de la puerta.
—¿Este es el salón 15-A? —respondió él mirando un papel que tenía entre sus manos.
Oh por Dios...
—Sí, este es —contestó la profesora tratando de mirar los documentos que traía el chico sujetando entre el brazo y el torso.
—Estoy en su clase... —le avisó el chico mostrándole desde donde estaba el papel que traía en su mano derecha.
—Adelante, joven... —se detuvo la maestra a mirar los documentos que traía el chico pegados ahora en su pecho sosteniéndolos con su mano izquierda— Oh Se Hun.
Mis ojos se inundaron de felicidad al verlo caminar hacia la banca que estaba junto a mí, pero mi alegría se transformó en dolor cuando vi como le guiñaba un ojo a una chica castaña llamada Sarah que no dejaba de mirarlo desde el momento en que se presentó bajo el umbral de la puerta del salón.
Definitivamente, esto tiene que ser sólo un mal sueño, pero... ¿en qué momento me despertaré?
—Auch... —susurré después de haberme pellizcado una parte de mi brazo izquierdo.
La respuesta es clara, esto no es un sueño, y SeHun ni siquiera se ha tomado la molestia de voltear a verme. Yo esperaba que él me abrazara y me dijera cuánto me quiere, pero no, no es así, tal parece como si no me conociera. Y aún estando sentado junto a mí, ignora mi presencia.
En un intento desesperado de cerrar mi libreta y salir corriendo de ahí, el bolígrafo que estaba sobre mi mesa cayó al suelo y comenzó a rodar en dirección hacia la banca de SeHun.
Vi cómo se agachaba lentamente a recoger mi lapicero y pude notar que su cuerpo es muy diferente al de antes; sus hombros ahora son anchos y fornidos, sus brazos están bien trabajados, su altura aumentó notablemente y su cintura es la que toda chica desea en un hombre. Muy diferente al SeHun que yo recordaba. Y su cabello, ese cabello castaño que tanto amaba acariciar ahora lo tiene un poco largo y peinado de una manera jodidamente sexy. Y no únicamente cambió su apariencia, sino también su forma de ser. Ahora me decepciona.
—Ten —dijo extendiéndome el bolígrafo sin mirarme a la cara.
—Se Hun... —lo llamé lentamente sintiendo como mis ojos comenzaban a arderme por la acumulación de lágrimas.
—Tómalo —me insistió, por fin girándose a mirarme.
—Se Hun —pronuncié una vez más. Mis ojos realmente arden, me duele tanto que él este siendo así conmigo.
—Toma —dijo colocando de mala gana el útil escolar sobre mi libreta mientras agarraba su mochila con enojo.
La campana sonó justamente en el momento en que SeHun se levantó de su banca, y eso le dio la ventaja de ser el primero en salir del salón.
Mis demás compañeros salían del aula uno por uno y sin prisa, notoriamente ellos querían llegar tarde a su próxima clase.
Supuse que mis ojos estaban rojos ahora mismo, pues mis lagrimas siguen acumuladas ahí queriendo salir para soltar todo este dolor que me acaba de causar el chico al que tanto extrañé y añoré ver otra vez.
Realmente no entiendo porqué el comportamiento de SeHun es así, simplemente no lo entiendo.
—Valerie, ¿te encuentras bien? —me preguntó mi profesora desde su escritorio.
—Sí —respondí comenzando a guardar mis cosas—, estoy bien —concluí mi respuesta tratando de retener un poco más mis lágrimas.
—Te noto un poco triste —me confesó levantándose de su asiento.
—Estoy bien —le contesté agarrando mi mochila rápidamente mientras me levantaba de mi banca—. Nos vemos en la fiesta de esta noche, profesora —me despedí de ella fingiendo una sonrisa.
Salí del salón y corrí por el amplio pasillo de la institución directo hacia el baño. Necesito desahogarme.
—¡Valerie! —me gritaron justo cuando di vuelta en el primer corredor.
Dejé de correr y me quedé estática en mi lugar. Maldición, ahora no.
—¡Pequeña! —volvió a gritar.
Escuché como sus pies azotaban rápidamente contra el suelo. Él estaba corriendo en mi dirección.
—¿Te pasa algo? —me preguntó deteniéndose a unos cuantos metros de mí.
Me giré para poder verlo. Él tenía en su rostro una sonrisa emocionada, pero a los pocos segundos ese gesto se esfumó de inmediato.
—¿Qué tienes? —me preguntó acercándose más.
—Nada —respondí fingiendo una sonrisa—. ¿Qué ocurre? —le cambié el tema.
Su típica sonrisa volvió a hacerse presente.
—SeHu... —lo interrumpí.
—Ya lo sé —le respondí con vulnerabilidad—. Está en mi clase de historia.
—¿Por qué no estás feliz? —me preguntó frunciendo su ceño.
—Porque SeHun ya no es el mismo de antes —le conté, recordando cómo me había rechazado hace unos momentos en el salón de clases.
—Sigue siendo el mismo, con la misma cara, la misma mirada... —volví a interrumpirlo.
—No estás entendiéndome —le exclamé sintiendo como una lágrima resbalaba por mi mejilla—. SeHun al verme actuó como si no me conociera, incluso coqueteó con una chica frente a mis ojos. ChanYeol, ¡él parece odiarme! —sollocé dejando fluir libremente mis lágrimas.
Sentí los fuertes brazos de ChanYeol rodearme en un abrazo confortador, su mano izquierda se posó en mi espalda y su mano derecha cubría mi cabeza pegándola levemente a su pecho. Me sentí protegida en ese abrazo, ChanYeol ha sido un buen amigo todo este tiempo.
—Desahógate, Val —susurró transmitiéndome tranquilidad—. No importa que mojes mi camisa.
—Yo lo quiero mucho —sollocé.
—Lo sé, Valerie —me respondió acariciando mi cabello—. Pero dale tiempo, tal vez está en sus días.
Reí al escuchar ese término, ChanYeol siempre me levantaba el ánimo con sus ocurrencias.
—Olvidé darte algo —le informé separándome lentamente del abrazo.
Me descolgué la mochila de mi hombro derecho y abrí la primera bolsa, de ella saqué una paleta en forma de calabaza.
—Toma —dije con una sonrisa mientras le extendía la paleta.
—Gracias —me respondió agarrándola con el mismo gesto.
Instantáneamente él le quitó la envoltura al caramelo.
—Chan... —llamé su atención mientras veía como se llevaba la paleta a la boca.
—Dime —me contestó saboreando el dulce.
—¿Harás algo esta noche? —le pregunté tímidamente.
—Ahm... —guardó silencio un momento pensando en su respuesta— Sí, ir a la fiesta que organizó mi salón. ¿Te gustaría ir conmigo?
—Me gustaría pero... mi clase también organizó una fiesta —le contesté haciendo una mueca—. Igual pensaba invitarte.
—Tranquila —me sonrió—, ya habrá otra ocasión.
Después de unos minutos de platica, ChanYeol me mandó a mi salón de clases. Incluso había olvidado que aún tenía clases por concluir.
Admito que hubiese preferido no entrar a mi segunda clase, porque al entrar al salón, divisé a SeHun sentando en una de las primeras bancas que estaban frente al pizarrón coqueteando con una chica pelinegra. Este día no es uno de los mejores y, tal parece que SeHun es un imán, porque únicamente quedaba un lugar disponible junto a él. No tuve más remedio que tomar asiento en esa banca y soportar mi dolor.
—Olvidemos el pasado, Valerie —susurró SeHun evadiendo mi mirada.
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El lobo
FantasyÉl no era un lobo común. Tampoco era un humano. Un pasado me persigue.