CAPÍTULO 34

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Desperté a la mañana siguiente, con SeHun abrazándome por la espalda, ambos estábamos en la cabaña frente a la chimenea, desnudos aún y con únicamente una sábana tendida bajo nuestros cuerpos y otra cubriéndonos. 

Me removí lentamente para después sentarme. Miré a SeHun y contemplé cada una de sus facciones, levanté mi mano derecha y con ella acaricié lentamente sus labios, su nariz y por último su mejilla derecha. SeHun abrió lentamente los ojos y me sonrió, levantó una de sus manos y con ella cubrió mi mano que acariciaba su mejilla.

—Buenos días, preciosa —me saludó SeHun.

—Buenos días, mi amor —le respondí
acercándome a su rostro para darle un beso en los labios.

—Tenemos mucho que hacer hoy —me dijo—. Pero no quiero ni vestirme —me confesó mientras me tomaba de las caderas y me colocaba sobre su cuerpo—. Quiero quedarme así contigo todo el día.

—Debemos terminar de limpiar la cabaña e ir por la cosas para pintarla y comenzar a cambiar el piso —respondí mientras le acariciaba su fornido pecho, suave y caliente como a él le gustaba. Él cerró los ojos y suspiró con una sonrisa.

—Que otra persona lo haga —me dijo abriendo los ojos y acercándose a mi cuello para besarlo lentamente— y le pagamos su servicio

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—Que otra persona lo haga —me dijo abriendo los ojos y acercándose a mi cuello para besarlo lentamente— y le pagamos su servicio.

—SeHun —susurré entrecortadamente.

—Shhh —me silenció—. Quiero hacerte mía justo ahora —me confesó mientras me cambiaba de posición, abría mis piernas y se posicionaba en medio de ellas.

No dije nada más y lo abracé por la espalda, para después comenzar a propiciarle caricias de arriba hacia abajo. SeHun era un hombre insaciable, pero amaba la forma en la que me hacía suya.

Los labios de SeHun capturaron a los míos y una lenta batalla comenzó entre ellos, él me recorría todo el cuerpo con sus grandes y calientes manos, mientras que yo ahora acariciaba su cabello y le abrazaba la cadera con mis piernas. SeHun volvió a besarme el cuello, lo mordía y succionaba mientras que con una de sus manos sentí como tomaba su miembro y lo apuntaba hacia mi vagina, para después, penetrarme lentamente. Gemí su nombre mientras mis manos jalaban suavemente su cabello. SeHun comenzó a hacerme el amor de una manera lenta y constante, él dejaban salir gemidos roncos mientras yo lo acompañaba con jadeos de placer. Minutos después, sentí como SeHun comenzaba a aumentar más la velocidad de sus envestidas, y las paredes de mi vagina comenzaban a contraerse, indicándome que la llegada de un orgasmo estaba cerca.

—SeHun —gemí.

—Me pone tanto cuando gimes mi nombre —me respondió en medio de sus gemidos.

—Más —le pedí aferrando mis uñas a su espalda.

SeHun obedeció a mi petición y mi orgasmo llegó, seguido del suyo acompañado de su líquido seminal. Lentamente, fue reduciendo la velocidad de sus envestidas, pero no salió de mi interior.

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