~•SeHun•~g
Habían pasado tres semanas, tres semanas después de que estuve al borde de perder a Valerie. Ella me salvó, salvó mi vida arriesgando la suya.
No me he movido de este lugar desde que llegué con ella en brazos pidiendo ayuda, con su sangre bañándome los brazos.
Aurora ha venido todos los días a visitar a su nieta, pero yo he velado a Valerie día y noche. Esperando a que despierte de la operación.
—SeHun —me habló el doctor que revisaba la salud de Valerie hace unos minutos—. Ven un momento —me pidió mostrándome una sonrisa.
Eso era una buena señal, ¿cierto? Esa sonrisa reflejaba felicidad.
Me levanté rápidamente de los incómodos asientos del pasillo del hospital y me acerqué al médico.
—¿Cómo está ella? —le pregunté al instante.
—La primer palabra que murmuró, fue tu nombre —me contó con felicidad—. Y quiere verte.
Sentí como mi corazón dio un vuelco de felicidad, y fue como si mi alma nuevamente entrara a mi cuerpo.
Valerie había despertado.
No dije ni una palabra al doctor, mi vista se dirigió rápidamente hacia la puerta blanca frente a mí, y sin titubear la abrí.
Valerie giró su cabeza, y sus ojos viajaron directamente hacia los míos. Encontrándolos de nuevo.
Comencé ha acercarme lentamente hacia ella, hasta que llegué a su lado y agarré su mano derecha con mis dos manos.
—Valerie —dije su nombre con felicidad.
—¿Qué hacemos aquí? —fue lo primero que preguntó mientras intentaba enderezarse.
—No te esfuerces —le pedí acariciando sus mejillas.
—¿Acaso me lastimé corriendo a tu lado? —me preguntó haciendo un gesto de confusión.
—¿De qué estás hablando? —le pregunté sin entender su pregunta.
—Estábamos corriendo juntos, bajo la lluvia y convertidos en lobos —me comenzó a explicar mientras su voz se quebraba.
—Caperucita... eso ha sido sólo un sueño —le contesté mirándola con tranquilidad—. Estuviste inconsciente tres semanas.
—Pero... —comenzó a murmurar mientras su labio inferior temblaba, señal de que Valerie quería llorar— me convertiste en lobo —y en esas últimas palabras, las lágrimas comenzaron a salir de sus ojos.
—Lo siento —me disculpé plantando un beso en su cabeza—. Sabes que nunca lo haría, Caperucita.
Mi confesión fue cruel, pero jamás la lastimaría de esa forma. Convirtiéndola en una bestia como yo.
—Vete —murmuró cerrando sus ojos, dejando salir más lágrimas.
—Valerie... por favor —le rogué sosteniendo su mano—. No me pidas que me vaya, yo...
—Creí... creí que al fin seriamos felices —me interrumpió—. Pero sólo estuve inconsciente —dijo soltando un bufido de decepción acompañado de una sonrisa irónica.
—Seremos felices —le afirmé al instante—. Lo seremos, Valerie. Te prometo que en cuanto te den de alta, te daré una vida feliz. Nos casaremos y te haré feliz, Caperucita.
Pero Valerie comenzó a llorar, soltando sollozos. Me partía el corazón verla así, y odiaba el hecho de que yo sea el culpable.
—Eres un idiota, SeHun —sollozó—. ¿Hasta cuándo pensabas decirme eso realmente? —me reprochó.

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El lobo
FantasiEl destino es un encadenamiento que está siempre presente en nuestras vidas, sabemos que es completamente necesario, pero también fatal. No sabía lo mucho que el destino se aferraba a que SeHun y yo estuviéramos juntos. Es curioso descubrir que la...