CAPÍTULO 31

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~•SeHun•~

Había pasado una semana, una semana después de que estuve al borde de perder a Valerie. Ella me salvó, salvo mi vida arriesgando la suya.
No me he movido de este lugar desde que llegué con ella en brazos pidiendo ayuda, con su sangre bañándome los brazos.
Aurora ha venido todos los días a visitar a su nieta, pero yo he velado a Valerie día y noche. Esperando a que despierte de la operación.
—SeHun —me habló el doctor que revisaba la salud de Valerie hace unos minutos—. Ven un momento —me pidió mostrándome una sonrisa.
Eso era una buena señal, ¿cierto? Esa sonrisa reflejaba felicidad.
Me levanté rápidamente de los incómodos asientos del pasillo del hospital y me acerqué al médico.
—¿Cómo está ella? —le pregunté al instante.
—La primer palabra que murmuró, fue tu nombre —me contó con felicidad—. Y quiere verte.
Sentí como mi corazón dio un vuelco de felicidad, y fue como si mi alma nuevamente entrara a mi cuerpo.
Valerie había despertado.
No dije ni una palabra al doctor, mi vista se dirigió rápidamente hacia la puerta blanca frente a mí, y sin titubear la abrí.
Valerie giró su cabeza, y sus ojos viajaron directamente hacia los míos. Encontrándolos de nuevo.
Comencé ha acercarme lentamente hacia ella, hasta que llegué a su lado y agarré su mano derecha con mis dos manos.
—Valerie —dije su nombre con felicidad.
—¿Qué hacemos aquí? —fue lo primero que preguntó mientras intentaba enderezarse.
—No te esfuerces —le pedí acariciando sus mejillas.
—¿Acaso me lastimé corriendo a tu lado? —me preguntó haciendo un gesto de confusión.
—¿De qué estás hablando? —le pregunté sin entender su pregunta.
—Estábamos corriendo juntos, bajo la lluvia y convertidos en lobos —me comenzó a explicar mientras su voz se quebraba.
—Caperucita... eso ha sido sólo un sueño —le contesté mirándola con tranquilidad—. Estuviste inconsciente una semana.
—Pero... —comenzó a murmurar mientras su labio inferior temblaba, señal de que Valerie quería llorar— me convertiste en lobo —y en esas últimas palabras, las lágrimas comenzaron a salir de sus ojos.
—Lo siento —me disculpé plantando un beso en su cabeza—. Sabes que nunca lo haría, Caperucita.
Mi confesión fue cruel, pero jamás la lastimaría de esa forma. Convirtiéndola en una bestia como yo.
—Vete —murmuró cerrando sus ojos, dejando salir más lágrimas.
—Valerie... por favor —le rogué sosteniendo su mano—. No me pidas que me vaya, yo...
—Creí... creí que al fin seriamos felices —me interrumpió—. Pero sólo estuve inconsciente —dijo soltando un bufido de decepción acompañado de una sonrisa irónica.
—Seremos felices —le afirmé al instante—. Lo seremos, Valerie. Te prometo que en cuanto te den de alta, te daré una vida feliz. Nos casaremos y te haré feliz, Caperucita.
Pero Valerie comenzó a llorar, soltando sollozos. Me partía el corazón verla así, y odiaba el hecho de que yo sea el culpable.
—Eres un idiota, SeHun —sollozó—. ¿Hasta cuándo pensabas decirme eso realmente? —me reprochó.
Sentí como mis pulmones se inflaban otra vez, Valerie realmente lloraba de felicidad.
—Te amo, Valerie —y sin esperar su respuesta, me incliné hacia ella y atrapé sus labios en un beso desesperado y con ternura a la vez.
Había extrañado sus labios, su mirada, sus caricias. Me di cuenta de que ya no puedo vivir sin ella un solo día.
—También lo hago, SeHun —me respondió cuando nuestros hinchados y  rojizos labios se separaron.

~•Valerie•~

Creí que mi recuperación me llevaría meses, pero no, no fue así. No lo sentí de esa forma gracias a SeHun y a sus amigos. Con ellos visitándome diariamente, era feliz. Tener a BaekHyun y a ChanYeol aquí haciendo babosadas, a Kai molestándome en conjunto con Chen, a SuHo regañándolos, a Lay y a KyungSoo curioseando todo en la habitación, a Luhan durmiendo en una esquina de la habitación junto a Xiumin, y a las chicas conversando conmigo, era una medicina para mí.
—¿Adivina quienes se van a quedar solos en casa esta noche? —me preguntó BaekHyun con una gran sonrisa y sentándose junto a mí.
Iba a contestar, pero antes de que pudiera hacerlo, él lo hizo.
—¡Exacto! Tú y SeHun —dijo con emoción.
—Entonces hoy...
—¡Sí! Hoy te dan de alta —dijo emocionándose solo.
—Eso era sorpresa, BaekHyun —lo regañó SuHo.
—¿Y en dónde está SeHun? —pregunté nuevamente, porque anteriormente lo había hecho pero nadie quiso contestarme.
—¿A qué hora nos vamos? —preguntó Kai con aburrimiento.
—Ya mero, así que no estés preguntando —le respondió ChanYeol.
Para matar las dos horas de aburrimiento que tuvimos que esperar para al fin poder marcharnos del hospital, estuvimos jugando el popular 007 bang.
SuHo, tuvo que ayudar a mi abuela a llenar unos papeles para que al fin pudieran darme de alta, y cuándo al fin estuvimos fuera del hospital, él habló con mi abuelita para que me permitiera ir con ellos a casa. Y ella aceptó, por lo cual, Xiumin y Sohee la llevaron de regreso a nuestra cabaña y yo me retiré con los demás chicos en la camioneta de Chen.
—¿Te quedó cicatriz en el pecho, Val? —me preguntó Krystal.
—Por suerte, ya casi no se nota —le respondí con una sonrisa.
—Fuiste realmente valiente al salvar a nuestro SeHun, por eso te admiramos y amamos, Valerie —me dijo Luhan.
Sonreí como respuesta, eso me hacia sentir feliz. De alguna forma, a ellos les fascinaba escuchar mi historia con SeHun. Ya que semanas atrás, cuando me visitaron la primera vez aún con preocupación, les conté lo que había sucedido en el bosque. A SuHo le dolió la noticia de Kris, pero dijo que desde que me conocieron a mí en persona, mi conexión con ellos se había hecho más fuerte, por lo cual mi vida para ellos era  como un diamante.
Llegamos a la residencia de SuHo, pero nadie se bajó de la camioneta.
—SeHun te espera adentro —me informó SuHo con una sonrisa tierna—. Estaremos ocupados hoy, por lo tanto estaremos aquí mañana por la mañana. 
—No le rompan nada a SuHo —dijo BaekHyun, como la primera vez.
Reí mientras intentaba ocultar mis sonrojadas mejillas, me despedí de ellos, les agradecí y bajé del vehículo con cuidado.
Comencé a caminar lentamente hasta el porche de la casa, y en unos segundos, la puerta de la entrada frente a mí se abrió, dejándome ver el rostro sonriente de SeHun.
—Valerie —habló, mostrándome su radiante sonrisa pequeña, mientras corría hacia mí para rodearme en un abrazo.
Sus brazos se encargaron de rodearme por la espalda mientras una de sus manos acariciaba mi cabeza y la otra mi cintura, su cabeza la acomodó entre mi cuello y mi hombro izquierdo. Podía sentir su respiración haciéndome cosquillas en el cuello, y lo abracé con fuerza.
—Debes tener hambre —susurró dándome un beso en el cuello, haciéndome estremecer—. Entremos.
La casa, estaba siendo iluminada con los lujosos candelabros dorados empotrados en las paredes, y a mi nariz llegó un aroma exquisito, pero no de comida, sino a esencia de fresa.
SeHun me guiaba de la mano hasta el comedor, y al llegar ahí y mirar la mesa, me sorprendió completamente. La mesa había sido previamente decorada como si de una película de princesas hubiera salido. Con velas, vino, flores, cubiertos brillantes, y la comida totalmente apetitosa. 
—¿Hiciste todo esto... para mí? —articulé totalmente deleitada.
—Sólo para ti —me respondió SeHun.
Miré como él se inclinó hacia la mesa para extraer del florero central la única rosa azul que había, se dirigió nuevamente hacia mí y me la ofreció.
Yo la tomé sin dudar, y en el momento en que él la soltó, un anillo de oro cayó sobre mis dedos que sostenían el tallo de la flor.
—Sé que no soy romántico, pero intenté esforzarme —comenzó a hablar SeHun—. Te amo, te amo y quiero que seas mi esposa. Así que, Valerie Dark, ¿quieres casarte conmigo?
—¡Por supuesto que sí! —exclamé emocionada y salté sobre él para abrazarlo.
Él me abrazó, me rodeó con sus brazos con tanta delicadeza que me sentí realmente cómoda entre ellos. Quería permanecer así para siempre, sentía que si lo soltaba, lo perdería.
Nuestro laso se fue separando poco a poco, y sin aún separarnos completamente, SeHun me colocó el anillo en mi dedo anular derecho, para después depositar un beso en el.
La cena, fue tan amena que sentí como si mil recuerdos quisieran colarse a mi mente. Pero los apartaba, porque deseo olvidar, olvidar todo y vivir el presente.

El loboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora