CAPÍTULO 6

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La joven se incorporó lentamente echando a un lado su capa. La sorpresa que se llevó fue al ver sus manos, estas estaban manchadas de un líquido más viscoso que el agua color rojo. No podía ser esa la sangre de su novio, se negaba a creerlo.
—No —musitó Valerie negando con la cabeza.
Se levantó rápidamente y comenzó a buscar más pistas de sangre. Las había, formaban un camino al sur del bosque.
Valerie comenzó a correr siguiendo el camino de las pequeñas gotas de sangre. Estas terminaron cinco metros antes de donde comenzaba la montaña nevada, era imposible que Valerie pudiese subir allí.
La chica decepcionada, preocupada y angustiada, regresó a su cabaña para informarle a las mujeres que yacían ahí sobre lo que había encontrado.

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Regresé a mi casa temblando, tenía miedo. Miedo a que esa sangre fuera de Sehun.
—Abuela —exclamé cuando llegué a la cabaña y entré.
—¿Qué diablos te sucede? —me preguntó mi abuela preocupada— Te dije que no salieras.
—¿Qué es eso en tus manos? —me cuestionó Seo Min con temor.
—Me caí —pausé— sobre un pequeño charco de sangre. Seguí los rastros de esa sangre y esta me llevó hasta la montaña nevada.
Tengo que averiguar a quién pertenece esa sangre, pensé. Sólo por esa razón se lo mencioné a ambas mujeres.
Admito que todo esto es mi culpa, yo fui la causante de la desaparición de Sehun, por mi terquedad.
No tuvieron que pasar ni veinte minutos para que mi abuela, Seo Min y yo ya nos encontráramos paradas frente a la entrada de aquella montaña. La subida era peligrosa por la inclinación a la que se encontraba y también por el frío que hacía. Pero eso no me detuvo.
—Voy a subir —afirmé caminando hacia la montaña.
—¡No! —gritó mi abuela— No te dejaré subir. Llamaremos a los rescatistas —fijó.
—¡Pero abuela! —chillé.
—¡Dije que no! —me regañó.
Mi abuela nunca me había hablado de esa manera, y jamás me había gritado. ¿Así de importante soy para ella?
—Regresemos a la cabaña y llamemos a los rescatistas. Todo esto se está saliendo de control —ordenó mi abuela arrastrándome con ella del brazo.
Y como siempre, lo que decía mi abuela, eso se hacía. Regresamos a la cabaña y comenzamos a organizarnos, hoy Sehun aparecía sí o sí. Pero a decir verdad, Seo Min sollozaba desconsoladamente, yo me moría de la angustia y mi abuela estaba tratando de localizar a los rescatistas. Ella era la única tranquila, pero sé que también sentía preocupación.
Mi abuelita después de cinco intentos al teléfono, por fin consiguió ser atendida por el socorrista Ben Paris. Según ella, él ha trabajado en el Pelotón de Gendarmería de Haute-Montagne durante veinte años. Un experto en los casos de rescates. Mi abuela le explicó la situación de lo ocurrido y el señor sin más que decir nos informó que estaría aquí en una hora.
Y claro que sí, una hora. Mi abuela los había llamado a las dos de la tarde y ellos llegaron aquí a las cuatro y media.
—Disculpe la tardanza señora, nos costó trabajo encontrar la cabaña —le decía el Sr. Paris a mi abuela.
—No pierdan el tiempo disculpándose y vayan a buscar a SeHun —exclamé con frustración. Esto estaba comiéndome los nervios.
—Díganos la ubicación y cómo es el joven perdido, señorita —pidió uno de los rescatistas.
—Así es —contesté mostrándole una de mis fotografías con SeHun—. Desapareció ayer y hoy encontramos rastros en la montaña, debe estar ahí.
—Lo encontraremos —fijó el joven y se retiró con su grupo en dirección a la montaña.
Mi abuela, Seo Min y yo nos adentramos de nuevo a la casa y tomamos asiento en los sillones de la sala para intentar calmarnos. Mi corazón latía desesperado, podría jurar que en cualquier momento se saldría de su sitio si no lograba controlarme.
La angustia crecía cada vez que pasaban las horas, los minutos, y hasta los segundos. No había respuesta por parte de los socorristas.
Decidí levantarme del sofá y caminar hasta el televisor para encenderlo y colocar el canal de los noticieros para ver si había noticias a cerca de Sehun. Para ser sincera odio los noticieros, me desespera ver y escuchar a los reporteros narrar las tragedias que suceden todos los días. Agradezco vivir en el bosque y no en la ciudad en donde ocurren mayores casos de asesinatos y secuestros. Comenzando por las noticias destacadas:
—Se confirma que la muerte de dos chicos encontrados al este de Kentucky fue nuevamente debido a un animal. Un caso similar sucedió hace once años, ¿qué piensas acerca de esto Yoora? —hablaba el conductor de las noticias.
—Yo pienso que deber ser algún animal muy grande o en manada que aún no ha sido descubierto o investigado por la ciencia. Verdaderamente hay miles de especies carnívoras que pueden estar en los rincones de ciudades o países luchando por su supervivencia y la extinción. La gente mayor rumorea acerca de los seres mitológicos como los hombres lobo; que en mi opinión, no creo que eso sea posible —finalizó la reportera.
—Gracias por su opinión Yoora —dijo el conductor—. Nos ha llegado otra noticia —informó apilando unos documentos a su lado—. Cinco socorristas que buscaban a un chico perdido en la montaña nevada han sido reportados muertos por la base de Gendarmería, el joven de la base nos relata los ruidos que se escuchaban a la hora de que los rescatistas eran atacados por un oso, al parecer.
Mi corazón se detuvo al escuchar aquella noticia y mis ojos se llenaron automáticamente de lagrimas.
Los socorristas habían sido asesinados por un animal que habita en la montaña, eso era todo lo que tenía que escuchar para que mi mente comenzara a procesar lo peor.
Entonces SeHun estaba... ¿muerto?

El loboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora