Recuerdos

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El vestido que me prestó Mei no estaba tan mal, la verdad, se puede decir que me gustó, me llegaba por las rodillas, era sencillo pero hermoso, a veces menos es más, con estampado floreado, el vestido tenía una cinta por encima del nivel de mi cintura, con un cuello corte cuadrado.

Al anochecer embarcamos en el avión militar, era enorme.

Muchos militares nos acompañaban a mi y al rey, que, sorpresivamente, se veía más confiado que de costumbre.

El avión despegó haciendo que varios se estremecieran, y otros, como a mi, nos alegró no tardar en despegar.

Me recosté en el respaldar de mi asiento. En mi cabeza empezaron a rondar recuerdos de mi cita con Chang antes de romper con él, luego cuando rompí con él, recordé el dolor en sus ojos y suspiré, luego recordé que me engañó y sentí decepción, no solo de él, de mi misma por estar ciega.

En ese momento, me di cuenta que el rey me miraba, y, por como me veía, supuse que me veía terrible.

Me enderecé en el respaldar del asiento y adopte una posición más feliz, por así decirlo, pero el rey ya se había dado cuenta, y a pesar de mis vagos intentos de recomponerme, no pude, ahora que me doy cuenta no había podido liberar mi dolor, no había dejado que mis sentimientos fluyeran por todo mi cuerpo y se fueran, un nudo se formó en mi garganta al no poder pronunciar palabra al rey que se hallaba mirándome todavía. Quería poder decirle que estaba bien, pero eso sería una mentira, una vil mentira.

El rey se sentó a mi lado y lo único que pude pronunciar con voz quebrada fue:
-Ya lo se- y con eso una lágrima resbaló por mi mejilla e impacto contra el suelo.

Ser una princesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora