Ausente

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Entro y veo a todo mundo, menos a él.

«¿Dónde está?»

Divicé a mis amigas, estaban cerca de la barra que habían colocado para la ocasión. No me sorprendería que ya estuviera alguna borracha.

Sofía, Geraldine, Cira, Fiorella, y María Fernanda, (mis amigas), se acercaron y me saludaron, estaba distraída buscando con la mirada a él, a mi chico, y no les presté la atención que se merecían.

-Hola chicas- pronuncie mirando a otro lado cuando por fin me centré en ellas.

-¡Hola!... ¿A quién buscas? -preguntó María Fernanda al ver que, de nuevo, las ignoraba.

Dirigí mi vista a ellas y me obligué a sonreír.

-A nadie-

-¿Estás bien?- preguntó Sofía, aunque sabía que me notaban rara.

-Si, estoy bien- respondí.

-¿Segura?- insistió Cira.

-Te vez rara- dijo de brazos cruzados Geraldine.

-Estoy bien, en serio- volví a repetir, aunque sabía que no convencia a ninguna de ellas.

-Te conocemos. No estás bien- dijo Fiorella, y esta vez, era una afirmación.

-¿Vas a contarnos o vamos a tener que sacártelo con cucharita de sopa?- preguntó cansada Cira.

-¡Si!- grite exasperada por sus preguntas -Busco a Chang- confesé.

Todas quedaron algo descoladas, parecían querer decir algo, pero yo seguía buscando con la mirada.

Por fin, pude ver a un chico de espaldas con una camisa a cuadros.

El corazón me dió un vuelco, y mariposas revolotearon en mi estómago.

-¡Ahí está!-grité con emoción. Corrí y le toqué un hombro, volteó, pero no era él.

-¡Fran!-grito Sofía.

-Lo siento...- susurré al chico que después de darme una mirada, se alejó de mí rápidamente.

La tristeza me invadió. Deseaba con todas mis fuerzas que no fuera cierto.

-No está, ¿verdad?-

-No- dijo Geral colocando su mano en mi hombro en señal de apoyo.

-Está en China. Sus padres no lo dejaron venir- explicó Cira.

-Porque me sorprende- pausa -Siempre es así- dije con una sonrisa que expresaba lo agridulce del momento -Esperaba que por primera vez si viniera, pero ya ven, no fue así- sentía como un nudo se formaba en mi garganta al decir aquellas palabras.

Con lágrimas en los ojos, corrí al baño y me encerré, no quería que nadie me viera llorar.

-Trate de decírtelo -dijo César al otro lado de la puerta.

-¡Pues, no lo hiciste!- dije entre sollozos -Quiero estar sola-

Y así, escuché pisadas que se alejaban, y de repente llegaron mis amigas angustiadas.

-Abre- demandó Sofía.

-No. No paso nada, quiero estar sola-

-¡No te dejaremos sola! - gritó Geraldine. Esas mujeres eran tercas y obstinadas.

-No lograrás nada llorando- dijo Cira

-No puedo dejar de llorar. El dijo que vendría... Hace meses que no lo veo, sus padres no le dejan escribirme, y el mío tampoco me deja- dije de forma casi inaudible por lo que no supe si me habían oído -Desde que mi madre murió mi vida ha sido miserable, difícil y complicada, ella sabría que hacer, que decir para hacerme sentir mejor-

Mi madre era luz. A su lado todo era bueno. Sabía que hacer para sacar a cualquiera una sonrisa, era amable, y no por obligación. Era inteligente y audaz. Mi madre era todo lo que yo algún día esperaba ser, pero cada día parecía más lejos de esa realidad.

-Perdóname mamá. Te fallé...y también a mí misma- dije solo para mí mientras una solitaria lágrima recorría mi mejilla.

Esto es todo por ahora publicaré más cap.
Besos....

Ser una princesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora