Ser una princesa

Nervios

Ese día mientras me vestía empecé a sentir un poco de nervios, yo sabía que el plan saldría bien, confiaba en ello, pero eso no significaba que no sintiera nervios por como sería el resultado de esto.

Mis amigas me apoyaban, aunque disimulaba ellas sabían que estaba nerviosa y a pesar de su palabras de aliento los nervios no de iban, pero no iba a dejar que los nervios me jugaran una mala pasada, porque hoy sea como sea iba terminar todo esto, y nada, menos los nervios, iban interferir en éste plan. Todos confiaban en mí y entre mis planes no estaba defraudarlos.

Unas dos horas después...

Me encontraba sola esperando unas calles más abajo de la casa de mi primo César, todo estaba desolado, y ésta, siendo una de las calles más bonitas y bien cuidadas de la ciudad, estaba echa pedazos así como cada rincón del país, pronto se apoderó de mí la rabia y la tristeza, y pronto mis nervios desaparecieron dando paso a una gran seguridad y convicción hacia lo que iba hacer.

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Hola preciosa-

Tan solo esa frase hizo hervir mi sangre, donde fuera reconocería aquella voz, y si no fuera porque él estaba armado no hubiera dudado un solo segundo en abalanzarme sobre él.

Hola, sucia rata de alcantarilla- fue lo único que pude pronunciar.

El sonrió.

Entonces?, Te entregarás por las buenas, o tendrá que ser por las malas?- preguntó.

Yo apreté mis puños, suspiré y me acerqué a él.

Me entrego- dije mirándolo fijamente.

Que bien princesita, es lo mejor para ti- dijo y le hizo una sella a sus "gorilas" los cuales me agarraron de los brazos y me metieron a una camioneta negra.

Sin darme tiempo a reaccionar uno de los "gorilas" me sujetó mientras que el otro rápidamente me clavó en el brazo una inyectadora  con un líquido verde.

Qué es esto?!- pregunté a gritos.

Él sonreía, y................y ya no supe más.