Capitulo 14

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VINNY

Cerré unos segundos mis ojos al notar el agua caliente tocar la gran herida de mi costado, di un resoplido apretando mi mandíbula por el dolor.

Cerré el grifo de la ducha y salí, me sequé con suaves toques sobre la herida y me coloqué la ropa sin ponerme la camiseta, no quería llenarla de sangre.

Me miré unos segundos en el espejo lleno de vapor. Mis ojos estaban dilatados por la adrenalina que aun seguía corriendo por mis venas.

Tenía más sitios donde podría haber ido pero el único lugar donde quería estar era al lado de Dana, yeso fue algo que me inquieto; no sabía porque pero había algo de ella que me atraía más de lo que me gustaría.

Salí intentando no hacer mucho ruido hasta la habitación de Dana, me tropecé de lleno con una pequeña mesa, me paré en seco y escuche que todo seguía en silencio, así que seguí caminando.

Abrí la puerta de Dana, al entrar la encontré sentada en su silla de escritorio, en cuanto me vio comenzó a abrir el botiquín que cogió antes del cuarto de baño.

-Toma.- dijo seria Dana mientras me pasaba una pastilla. Me la tragué sin rechistar- Ponte aquí.- señalo el suelo delante de ella.

Una vez que estuve allí, saco un pequeño spray.

-Espero que sepas que estas haciendo.- bromee mirando su cara de concentración.

-¿Me vas a contar?- dijo ignorando mi comentario anterior.

-Me tropecé con unas tijeras.- hice una mueca cuando noté el frío spray en la herida.

-Eres taaan chistoso.- dijo Dana irónica.

-Estoy pensando en hacer un monólogo y todo.- reí pero al momento hice una mueca de dolor.

-No me vas a decir, ¿verdad?- pregunto mirando mi herida, apreté mi mandíbula.

-No tendría que haber venido.- dije mirando la habitación, negué con la cabeza y me aparte de ella- Será mejor que me vaya.- comencé a recoger mi ropa que esta tirada en un rincón de su habitación.

-¿Te vas?- dijo levantándose de la silla- ¿Y tu herida?- dijo preocupada cruzando sus brazos.

-No te preocupes, le diré a alguien que me ayude- aunque a decir verdad tendría que coserme solo la herida, no iba a decirle a mi padre que me dieron un navajazo.

-Deja de ser tan terco y deja que te cure.- noté que su barbilla tembló un poco- Por favor.

-Dana...- intenté seguir pero no me dejo.

-He dicho que te curare.- dijo intentando parecer firme, pero sus palabras restaban autoridad al ver su pequeño cuerpo temblar.

-¿Segura?- no me convencía mucho dejar a Dana meterse en este lío.

¿Y ahora piensas eso?- saltó mi conciencia.

-¿Me veo suficientemente segura para ti?- dijo mirando directamente a mis ojos.

-Si.- no pude decir nada más ya que las palabras se atascaron en mi garganta.

-Entonces ponte aquí de una vez y cierra la boca.- ordenó mientras se sentaba de nuevo en la silla.

-Eres mandona.- bromeé haciendo que riera.

-Me estoy dando cuenta que un poco si, ¿cierto?- dijo negando con la cabeza

Me posicione delante de ella, vi como achicaba sus ojos en la herida y respiro hondo.

-Vas a necesitar puntos.- se giró y saco una aguja, retrocedí varios pasos.

-¿Qué haces? ¿Acaso saber utilizar esa cosa?- dije mirando como enhebraba la aguja.

-Si no supiera no lo estaría haciendo.- dijo ofendida, Dana se levanto y me señalo la cama- Será mejor que te recuestes en ella.- me dirigí hacia allí y me acosté mirando el techo.

-Con cariño, ¿vale?- dije nervioso.

-Seguro que soy la primera chica que escucha eso de tus labios.- susurró en el silencio de la habitación.

Sonreí pero duro poco, justo cuando noté el filo de la aguja traspasar mi piel, tragué saliva y cerré mis ojos con fuerza, mordí mi labio para evitar aullar de dolor.

-Mañana nada de estudiar, supongo.- escuche decir a Dana.

-¿En serio me estas hablando ahora de eso?- dije con la voz entrecortada, un gritó se ahogó en mi garganta cuando clavó de nuevo la aguja.

-Quiero distraerte.- dijo a la defensiva al ver como mi frente comenzaba a sudar.

-Entonces dime cosas obscenas, o mejor aun...- hice una pausa al notar que me traspasaba de nuevo- ¿De que color son tus bragas?- reí nervioso.

-¿De verdad quieres saber eso?- dijo distraída, observe como estaba completamente concentrada.

-Alguien como tu las tiene que tener blancas...seguro.- mierda estaba comenzando a decir cosas que no debería.

-¿Alguien como yo?- dijo ofendida- ¿Qué demonios significa eso?- noté la indignación es su voz.

-No te ofendas pequeña roja, pero no te veo con un tanga de leopardo.- dejé de hablar al notar que pasaba de nuevo la aguja.

-No sabes nada de mi.- dijo frunciendo el ceño.

-¿Me estas diciendo que tienes uno?- dijo intrigado.

-En realidad...no- susurró la última palabra, quise reír pero evite moverme.

Dejé de hablar e intente controlar mi respiración, ignore el dolor de cada puntada y me concentré solamente en las manos cálidas de Dana, sentí su piel suave en mi abdomen y me contraí.

-Ya esta.- suspiro Dana cortando el hilo sobrante. Apoyo su frente en el colchón y la dejo ahí un buen rato.

-Gracias.- dije aun recostado, alce mi mano y la pase por su cabello, noté a Dana tensarse aunque se relajo pronto.

-Tengo que terminar de curarte.- levantó su cabeza y se fue de nuevo al botiquín, cuando volvió me puso una gran gasa, cubriendo todo el área- Con esto servirá. Vuelvo en seguida.- dijo mirando sus manos con algo de sangre.

Me quedé solo por no se cuanto tiempo,mis ojos comenzaron a cerrarse y no puse resistencia cuando el sueño me llamo.

Una bala por venganza (#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora