Capítulo 9: El secuestro

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Los dioses estaban reunidos en el gran salón de Zeus del monte Olimpo. El único dios que no estaba invitado a esa reunión era Hades.

-Muy bien dioses, este es el orden del día- Dijo Hermes revoloteando alrededor de la mesa.

- Comenzamos con el primer y único punto del día. El asunto Hades-

-Deberíamos mandarlo a Atenas y que lo destruya todo- Dijo Ares mirando a su hermana Atenea.

- Zeus, con tu poder y el mío unidos podríamos mandarlo al tártaro- Dijo Poseidón.

- Nada de tártaro- Respondió Zeus. – Hades tiene una tarea que hacer en el Inframundo y sólo el puede realizarla-

- Si lo que quieres es controlar a Hades, lo más efectivo es alguien que lo sepa mantener a raya- Dijo Afrodita.- Convierte a la hermana de Megara en inmortal, y Hades dejara de ser un problema-.

A Zeus le gustaría poder hacer eso,pero no podía. Hacía años Hercules le había pedido lo mismo, y él le había dicho que debía ser un héroe verdadero para ganarse la inmortalidad. No podía coger y dársela a Perséfone sólo porque fuese el único ser del Cosmos que su hermano toleraba.

-De momento deberíamos prohibir a Hades su asistencia a las fiestas en honor al compromiso de Hércules- Dijo Atenea.- Y seguir manteniendo la vigilancia claro.-

Era lo más sabio que se había dicho en la reunión, por algo Atenea era la diosa de la sabiduría.

- A mi me parece una idea estúpida- Replicó Ares.

- Eso es lo que haremos- Declaró Zeus. –Hasta nueva orden se prohíbe a Hades y Perséfone la asistencia a las fiestas de compromiso de los viernes. Hermes!- Dijo Zeus al pequeño dios azul.- Serás el encargado de comunicárselo a las dos partes-

Hércules, Megara y Perséfone estaban en el muelle despidiendo a Cassandra que volvía a Delfos. Volvería para la boda. Cassandra abrazó a Hercules y Megara. Al llegar a Perséfone dudó, pero esta no le dio tiempo a pensárselo. Perséfone le dio un cálido abrazo y le deseo que tuviese buen viaje. Si no fuese porque esa chica era clavada a la de su visión, pensaría que no era Pérséfone. Cuando se marchaban de allí vieron dirigirse hacia ellos al dios mensajero.

-¡Hermes! ¿ Que noticias traes?- Dijo un jovial Hércules. Siempre le había caído bien el pequeño dios azul, y en su adolescencia habían vivido aventuras muy divertidas juntos.

-¡Hola retoño de Zeus! Las noticias que traigo hoy no son para ti, sino para la señorita Perséfone- Dijo Hermes.

Hercules, Megara y Perséfone estaban sorprendidos. ¿ Noticias para Perséfone de los dioses?

Perséfone arqueo una ceja.- ¿ Que es lo que me tienes que decir Hermes?-

-Por orden de Zeus, ni usted ni Hades pueden asistir a las fiestas de los viernes hasta nuevo aviso- Respondió el dios mensajero.- Lo siento mucho señorita Perséfone. Ahora si me disculpaís, debo ir al inframundo- Y vieron como se alejaba Hermes volando con sus sandalias aladas.

-¡No me lo puedo creer!- Gritó Meg. – Sabía que traería consecuencias que te relacionasen con Hades-

-Bueno Meg, ni que me hubiesen condenado al tártaro. Simplemente nos han prohibido asistir a una fiesta a la que tampoco queríamos ir.- Respondió una despreocupada Perséfone.

A Megara no le gustaba ese uso del plural que acababa de utilizar su hermana. ¿ Cómo que nos? Ante los acontecimientos que habían sucedido Meg había visto que su hermana tenía una relación extraña con el señor del inframundo... pero no quería ni por un momento aceptar que esa relación fuese más allá de una extraña amistad... una extraña, inimaginable e inexplicable amistad... ¡ Por los dioses! Perséfone era una joven bellísima, además de otras cualidades.. podía tener al mortal que desease, y estaba segura que incluso dioses. Era imposible que su hermana sintiese por Hades algo más que curiosidad... ¿ o no...?

Mientras tanto en el Inframundo Hécate trabajaba día y noche en su plan. Sólo tenía una oportunidad y tenía que hacerlo bien. Su poción ya estaba lista. En cuanto la bebiese, tomaría la forma de Hades. El único inconveniente era que su voz no cambiaría, por lo que tendría que mantener su boca cerrada.

Era la hora... dio un sorbo a la poción... comenzaba la acción...

Hercules y Meg se fueron al teatro después de dejar a Cassandra. Perséfone no fue. Hercules y Megara iban a ver la obra de Edipo. Perséfone la había visto ya un montón de veces porque era la favorita de su hermana y el semidios. Parece ser que era la primera obra que habían visto juntos en el teatro....- Que enternecedor-... dijo Perséfone irónicamente. – Creo que me iré a recoger plantas medicinales. Os veo en la villa- Perséfone les guiñó un ojo y se marchó.

Perséfone estaba recogiendo plantas. Le encantaba, y además se le daba de miedo. En otra época ella podría haber sido una gran médico, y no sólo una ayudante. Hipócrates siempre decía que tenía mucho talento..

De repente Perséfone notó un temblor en el suelo. Algo se abrió bajo la tierra y la despidió contra un árbol. - ¡ aughhhhh!- Se quejó Perséfone. Sólo esperaba que no se le hubiese estropeado el vestido otra vez... por los dioses, de aquí a un tiempo no hacía otra cosa que destrozarse vestidos. Miró aver de que se trataba

-¡Hades?- Per estaba confundida. No era propio de Hades aparecer con su carro así haciéndola volar por los aires. Normalmente era muy delicado con ella. Aparte del hecho de que no le gustaba llamar la atención. Con ese estruendo era difícil que ningún mortal le hubiese visto. Perséfone se le quedó mirando. Había algo en él que era diferente.¿ Sería su expresión? No sabía decir exactamente que era.

La joven rubia se acercó al dios,pero este permaneció quieto sin decir palabra. Cuando Perséfone estaba a un palmo de él, iba a abrir la boca, cuando Hades la cogió , se la echó al hombro, montó en su carro y bajo a las profundidades de la tierra al inframundo.

Hercules y Meg llegaban a la villa tras el teatro. Hercules llevaba a Meg de la cintura. Como les gustaba aquella obra... era la primera obra que habían visto cuando se conocieron... Hercules sólo pensaba en meterse en su habitación con Meg... pero al entrar en la villa un preocupado Phil les salto encima.

-¿Pero que te pasa hombre cabra?- Dijo Meg con las manos en la cintura.

- ¡He visto a los diablillos de Hades aquí! Han dejado un mensaje de Hades. ¡Perséfone está secuestrada en una celda en el tártaro!.

Herc y Meg no podían disimular sus caras de asombro.

-¿ Cómo se atreve?- Dijó Hercules claramente alterado. – Esta vez no tendré piedad. Va a ocupar la celda de Perséfone en el tártaro-

- Voy contigo- Dijo Meg con una mirada claramente de odio.- Esto no se va a quedar así-

- Pero no podéis ir tal cual al reino de Hades- Dijo Phil claramente preocupado

- No voy a hacer esto solo. Tengo una idea.- Contestó Hércules.

-¡ Pegaso! Vamos a la playa, tengo que ir al palacio de Poseidón.

Mientras tanto Perséfone estaba intentando zafarse de Hades. Al principio pensaba que se trataba de un juego, y aunque le sorprendían las formas se decididó a jugar.. hasta que Hades le había dado un puñetazo. Eso había molestado claramente a Perséfone. ¿ De que iba? ¿ Se creía que por ser un dios y ella una mortal podía tratarla así? Perséfone observó que no paraban de bajar... no la estaría llevando... ¡ Al tártaro!

Hades abrió una celda y la tiró literalmente dentro. De todas partes llegaban gritos. Perséfone no entendía nada. Hades no había dicho palabra, se había limitado a secuestrarla y encerrarla allí. Ni siquiera parecía él. Pero físicamente era igual, tenía que ser él para su desgracia. Hasta Pena y Pánico estaban diferentes . Tenían una expresión malvada que ella no recordaba. A la joven rubia siempre le habían parecido adorables... hasta ahora...

¡ Como habían conseguido engañarla! Pero que tonta había sido, Hades sólo se había aprovechado de ella, seguramente para llegar hasta Hércules. Se sentó en la celda, que estaba llena de barro. ¡ Que le diesen al vestido!¡ Que mas daba! Nota mental Per: No te vuelvas a acercar a ningún dios. Pensó y las lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas.

Hades y Perséfone una historia diferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora