Capítulo 10: ¿Confías en mi?

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Hercules entro en el palacio de Poseidón. Conocía la entrada desde que había estado en una fiesta allí. En su fiesta de compromiso concretamente. Herc sabía que si alguien podía ayudarle era Poseidón.

-¡Sobrino!- Exclamó Poseidón. - ¿A que debo el honor?

Hercules le explico a su tío que Hades había secuestrado a la hermana de su prometida, y que estaba encerrada en una celda del tártaro.

-Eso es horrible... sabía que Hades no tramaba nada bueno. ¡Estoy seguro de que fue el quien libero a mis crakens! Dijo el dios del mar. – ¿ Cómo puedo ayudar yo?

-Verás Poseidón- dijo Hércules – Se que tu sabes también que Hades no es bueno, y estoy seguro que al igual que yo, querrías verlo en una celda en el tártaro-

-Querido sobrino, nada me gustaría más, pero ya sabes lo que opina Zeus al respecto. ¿ Quién ocuparía su lugar?- Preguntó Poseidón.

- Tengo entendido que Hécate lo hizo bastante bien el tiempo que Hades estuvo atrapado en el vórtice de las almas.- Respondió Hércules.

- A pesar de todo conozco a Zeus. No va a permitir que Hades esté en una celda del tártaro...a menos ... que él no se entere.- Replicó Poseidón.- De todos modos si se enterase de que yo he tenido algo que ver...

-¡Correre el riesgo! Contestó el semidios.- Asumiré toda la responsabilidad.

- No se como ayudarte Hercules. Bueno,- dijo el dios del mar- Me voy a descansar, voy a dejar mi tridente en su sitio. En el armario de la sala contigua a mi dormitorio. Del cual como siempre tiene la llave mi delfín.- Y Poseidón salió de la sala.

Hercules sonrió. Poseidón se la tenía jurada a Hades desde el incidente de los titanes, y era capaz hasta de provocar a Hercules para que robase su tridente. Con el tridente de Poseidón las cosas serían mucho más fáciles.

Perséfone estaba caminando por un sendero oscuro. No veía nada, sólo oía una voz que la llamaba...

-Seeeeeepppphhh, Seeeephhhh¡ ayudame! Esa voz le era familiar. Tenía que llegar hasta allí. El sendero acababa y vio algo brillante. Era el vórtice de las almas. Justo en el acantilado había una mano gris azulada con unos largos dedos...

-¿ Hades?...

-Seph salvame. Debes salvarme es tu destino.

-Pero yo no puedo tirar de ti y subirte, no tengo fuerza...

- Tu destino es salvarme.

Perséfone no lo dudó, le cogió de la mano y tiró... y sorprendentemente Hades consiguió ascender.

- Me has elegido Seph . Dijo la figura antes de desvanecerse. Todo se desvaneció... y entonces despertó.

Y se acordó de donde estaba... ¿ Cómo podía haberse dormido en el tártaro? Desde luego sus capacidades para conciliar el sueño eran la envidia del mismo Hypnos, pero eso ya era demasiado...

Miró a su alrededor y vió lo que la había despertado... allí enfrente de su celda estaba Hades. Hades tenía en su cara una sonrisa de satisfacción. Perséfone miró hacia otro lado. No quería darle a Hades la satisfacción de ver lo que la estaba haciendo sufrir.

Hécate no podía evitar ir a visitar a Perséfone. Tenía que asegurarse de que ella pensaba que era Hades el responsable de todo eso y no ella. Lamentaba no poder decir nada, ya que Perséfone descubriría que no era la voz de Hades, y podría sospechar. Lo cierto esque odiaba a aquella mortal. Ella había conseguido en unas pocas semanas lo que Hécate llevaba intentando siglos... seducir al dios del inframundo. No es que Hécate estuviese enamorada de Hades, ni mucho menos,pero sus intereses eran otros...

Hades y Perséfone una historia diferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora