Capítulo 16: Sólo sabes que la quieres cuando la dejas marchar

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Perséfone se marchó corriendo de la sala del trono. Quien quiera que se ocupase del mantenimiento del inframundo tendría bastante tarea en la reconstrucción de la sala calcinada...

Corrió todo lo que pudo,y cuando se quiso dar cuenta, no sabía donde estaba. Ella conocía la entrada de Tebas, que se encontraba en lo que parecía un lago, y tenía pensado salir de allí por el mismo lado,pero en ese momento no sabía donde se encontraba. -¡Perfecto!-Pensó Perséfone. Estaba perdida en el inframundo,y tal y como estaba Hades,no pensaba llamarlo. Encontraría la salida sola, después de todo, no era la primera vez que estaba allí. Incluso sentía cierta familiaridad con aquel lugar, seguramente porque todo le recordaba a Hades...

Caminó siguiendo el río, sabiendo que al final tendría que encontrarse con Caronte, el barquero. Llevaba dos dracmas de oro en el vestido, suficiente para transportar a un muerto, pero Caronte no transportaba vivos...bueno cuando se lo encontrase ya buscaría una solución.

De repente la muchacha oyo un ruido. Sabía que eso no podía presagiar nada bueno.Y estaba en lo cierto, de la oscuridad apareció una criatura, la madre de todos los monstruos.

-Vaya,vaya,vaya... pero si tenemos una viva en el inframundo.-Dijo la madre de todos los monstruos relamiendose.

-En realidad soy una huésped, y ya me marchaba.- Dijo la joven,intentando seguir su camino. Pensaba que quizás si no mostraba miedo y se veía como una criatura más de allí, el monstruo la dejaría en paz.

Pero la madre de todos los monstruos le cerró el paso.

- Verás, esque desde los últimos sucesos de ahi arriba, el jefe nos tiene prohibido salir de aqui, y mis hijos y yo tenemos hambre.-

- No creo que al jefe le haga mucha gracia que me comas. Si sabes lo que te conviene me dejarás pasar.- Dijo Seph intentando mostrar seguridad en sí misma. Si la cosa se ponía fea llamaría a Pena y Pánico, y solo en caso de fuerza mayor, llamaría a Hades. Se toco con la mano la pulsera...

La bestia se acercaba a paso lento pero decidido hacia Perséfone, cuando oyo un fuerte ruido y unos... ¿ ladridos?

-¡Cerbero!- Dijo Perséfone aliviada. Cuando lo conoció le dio un poco de miedo, y era normal, no dejaba de ser un perro gigante con tres cabezas. Pero Cerbero era fiel a su amo,y había congeniado con Perséfone. Cada vez que Cerbero la veía, la cubría de lametones.

Cuando el can gigante vio que su amiga estaba en peligro, no dudo en gruñir a la madre de todos los monstruos. Esta se sorprendió, el perro de los infiernos sólo obedecia a Hades...y decidió que no era buena idea meterse con el,así que se marchó.

Cuando pasó el peligro, el can cubrió a Seph de lametones con sus lenguas gigantes.

-¡Ya vale chico!- Dijo Perséfone riendo. Cerbero corrió y le trajo algo parecido a un fémur.

-Vaya, tengo muchas ganas de jugar chico, pero tengo que marcharme, ¿ podrías acercarme a la salida de Tebas?-

Cerbero subio a la chica a su espalda y la llevó hacia la salida.

Sin darse cuenta, Perséfone pasó cerca de donde se encontraban las Parcas.

- Vaya, por allí marcha la reina.- Dijo Cloto.

-La pequeña Kore - Dijo Láquesis.

- Dentro de poco tomará la decisión- Añadió Átropos.

En el Olimpo:

Démeter tenía que hablar con Zeus a solas, pero allí en el Olimpo era dificil pillarle por banda solo. Si no estaba con Hermes, estaba con Hera, o con algún otro dios. Estaba en el salón del consejo, esperando a Hades suponía. Démeter estaba nerviosa, se habían complicado mucho las cosas, y Hades no hacía sino complicarlas todavía más. Decidió acercarse a hablar con el, pero justo entonces llegó Hades con su mal humor de costumbre.

Hades y Perséfone una historia diferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora