Capitulo 46: Una madrina del Inframundo

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Todos los invitados en la villa de Hércules estaban expectantes ante el nombramiento de los padrinos. Zeus había insistido en que quería ser él el que diese a conocer a los padrinos. Como siempre, le encantaba ser protagonista.

Hades observó a su hermano. Estaba totalmente hinchado de orgullo. Siempre se había sentido muy orgulloso de su wonderboy, pero ahora estaba todavía más orgulloso ante los mellizos fruto de su unión con Megara. El dios de los muertos estrechaba contra su cuerpo a Seph, que descansaba la cabeza en su túnica mientras miraba al señor ¡EH tu sal de mi nube! Había hablado con su hermana mayor y sabía perfectamente quienes iban a ser los padrinos de los mellizos, con lo que no le pillaba por sorpresa.

-¡El padrino es...Hermes!.- Dijo el dios bronceado mientras Hermes fingía sorpresa y revoloteaba por todo el jardín agradeciendo el honor y chocando manos.

-¡Gracias!¡Gracias a todos!.- Decia Hermes mientras el resto de invitados aplaudían.

Finalmente el mensajero de los dioses chocó la mano con Zeus y se puso a su lado muy sonriente.

-Y bien, la madrina de Hyllos y Deyanira es...¡Perséfone!.-

Los invitados aplaudieron, aunque no con el énfasis que habían puesto en Hermes. Perséfone sonrió como pudo, mientras Meg se acercaba y la abrazaba.

-Mis hijos no podrían tener una madrina mejor.- Dijo la muchacha de ojos violetas intentando animar a Per.

-¡Tras el anuncio que continue la fiesta!.- Dijo Zeus, y las musas volvieron a cantar mientras la fiesta continuaba. Cyrene frunció el ceño. No le parecía adecuado que Per fuese la madrina de los mellizos en el estado en que se encontraba. La mujer veía antinatural lo que su hija pequeña había hecho. Por otro lado había hablado con Megara sobre la conveniencia de que ella fuese la madrina. Meg le había dicho que lo pensaría, pero sabía de sobras que su hija ya había tomado una decisión al respecto. Una decisión equivocada, pero al fin y al cabo ella estaba en el mundo de los vivos y Per en el de los muertos. Cyrene tenía previsto quedarse un tiempo en la villa del semidios ayudando a cuidar de sus nietos. Ocuparía la cabaña que hacía un tiempo había ocupado Perséfone. Echaba de menos a Hécate. Entre todos esos dioses y semidioses Cyrene había tenido una amiga y un apoyo. Le habóa ofrecido su ayuda, y aún así ella no había conseguido alejar a su hija de Hades. Ahora era demasiado tarde, y debía centrarse en Meg y sus dos nietos.

Perséfone y Macaria pertenecían a otro mundo. Por Macaria no podía hacer nada, pero quien sabe, quizas algún dia descubriese la manera de revertir los efectos de la granada de los muertos. Y si ese día llegaba Cyrene le ofrecería a su hija toda su ayuda. Le causaba tristeza darse cuenta que Per ya no era su florecilla de primavera. Ni siquiera era su Per . Ahora le gustaba que le llamasen Seph, sólo porque Hades la llamaba así.¡Vaya ridiculez! No entendía como Hades podía acudir a los eventos de los dioses con todo su historial y su pasado, y Hécate no estaba invitada. Sólo porque vivia en el Inframundo...¡Hades tambien! Pero claro Hades era el hermano de Zeus y eso cambiaba las cosas.

Lo que Cyrene tenía muy claro esque Hades era el responsable de que hubiese perdido a su hija pequeña. El había hecho que Perséfone, su pequeña Kore, se hubiese transformado en ..¡eso!Y tenía muy claro que si tenía oportunidad se vengaría.

De vuelta en el Inframundo Perséfone se encontraba muy callada. Hades podía entender esa reacción, pero no estaba muy seguro si era sólo por lo que había intentado la madre de Seph, o era también porque él no le había dicho nada.

Una vez en el dormitorio la muchacha acostó a Macaria en la cuna. Cayó presa del sueño enseguida, ya que había sido un día muy cansado para todos. La joven rubia lo agradeció, pues en ese momento no tenía ganas de nada. Su madre se había vuelto loca de remate. Había intentado envenenarla para que abortase. Miro a su hija dormir. Sus grandes ojos estaban cerrados, y respiraba tranquila, ajena a lo que había intentado hacerle su abuela antes de nacer.

El señor de los muertos no sabía muy bien como hacer frente a aquello.-Cariño, tenemos que hablar.-

Los ojos azul cielo de Perséfone se dirigieron hacia su futuro marido, que se encontraba sentado en la cama. Se dirigió ella también hacia la cama y se sentó junto a él.-Lo sé.-

-Se que es tu madre, pero ahora entiendes porque no quiero que se acerque a Macaria... ni si quiera a ti. Ese veneno podía haberte matado. ¡Podia haberos matado a las dos!¡¿Que clase de chiflada?!...-El dios de pelo de fuego se cayó. Tampoco quería pasarse, al fin y al cabo, aunque fuese una lunática enamorada de Zeus y amargada por ello, seguía siendo la madre de su prometida.

Los ojos de Seph miraban al suelo. -Si en realidad tienes razón. Hay que estar loca para querer evitar el nacimiento de su propia nieta... esta cegada por el odio.-

-Se que debería habertelo dicho antes, pero no sabía como hacerlo.-

-No importa, sé que lo has hecho por mi. Mi padre resulta que es el dios supremo y que nunca se ha preocupado por mi, para él solo existe un hijo, mi madre no aprueba la vida que he elegido porque no es lo que queria para mi, e incluso intenta hacerme perder a mi hija... a la que no creo que llegue a aceptar nunca...-

Hades cogió a Seph de la barbilla y le levantó la cara hacia él.

-Nena, hay que estar loco para no adorar a esa niña. ¡Si cada vez que la miro te veo a ti!.-

La semidiosa sonrió.-Tiene muchas cosas tuyas también. Ha sacado lo mejor de los dos.-

-Se que he hecho cosas que podrían tacharme de.. loco y villano. Pero todo se supera. ¡Mi padre me devoro a mi y a mis hermanos! Tuve que luchar en una guerra y mi propio hermano me envió a gobernar el mundo de los muertos. Y a pesar de todo aqui estoy, con la mujer y la hija más maravillosas del cosmos. ¿Que mas se puede pedir?-Y el dios ofreció a su prometida una picuda sonrisa.

La sonrisa de Perséfone creció.- Si estás a mi lado, puedo hacer frente a cualquier cosa.-

Los labios de ambos se acercaron y se fundieron en un beso. Ante lo que acababa de decir, Perséfone se acordó de la predicción que le habían hecho las parcas sobre una guerra... pero deshechó esos pensamientos de su cabeza y besó a Hades con mas avidez.

Hades la empujó con su abrazo dentro de la cama, cuando la joven se separó un poco.

-¿Que ocurre cariño?.-El dios de los muertos miro a su prometida, parecia nerviosa.

-Tengo que contarte algo.- Y Seph le contó todo lo que le habían dicho las parcas sobre la guerra y el futuro de Macaria.

Hades acarició suavemente la cara de Perséfone.-Seph escuchame bien, no tienes que preocuparte de nada,¿entiendes?.-

-Si lo se, pero...-

-Yo os voy a proteger siempre a Macaria y a ti, siempre.-Le besó suavemente en los labios y añadió:-No voy a permitir que nadie os haga daño jamás.-

Hades y Perséfone una historia diferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora