Perséfone se encontraba frente a uno de los espejos de una de las habitaciones del palacio. Hoy era el día de su boda con Hades, y por primera vez en mucho tiempo habían dormido separados. Se miró frente al espejo. Su rostro seguía siendo el mismo de aquella joven de 17 años que había ido con su vestido blanco a la primera de varias fiestas de compromiso de Hércules y Meg. Su cara era mucho más pálida que entonces, aunque sus ojos azules seguían siendo brillantes y vivos. Y aunque su rostro seguía siendo muy joven,y seguiría así eternamente, su aura morada y su vestido negro con la estola morada le daba un aire mucho mayor.
Habían decidido que no se iban a casar de blanco, sino de negro, ya que eran los reyes del Inframundo y ese era su color. El vestido de boda de Perséfone era negro, con un solo tirante y una raja de la cadera al tobillo en el lado contrario. Llevaba un pin plateado de una calabera y una estola de color negro. Su melena rubia la llevaba suelta, y llevaba una tiara de platino que le había regalado Hades. Aunque no era una novia convencional estaba radiante. La joven se sonrió a si misma frente al espejo. Aquella era la vida que había elegido y le encantaba.
Macaria se encontraba con su tía y sus primos. Meg había recuperado muy rápido la figura después del parto. Macaria tenia ya 6 meses. Su pelo negro con reflejos azulados formaba una media melena muy peculiar. Aunque a diferencia de su madre y su tia que tenian el pelo algo ondulado ella lo tenia liso, Llevaba el pelo con vaarias capas, cuyas puntas se encontraban hacia arriba, pareciendo llamas. Llevaba un pequeño flequillo ladeado similar al de Seph y Meg, pero completamento liso, sin acabar en un rizo. Sus ojos azules miraban curiosos como su tía se arreglaba.
Sus primos pequeños, Hyllos y Deyanira tenían el pelo rubio brillante, y unos ojos violetas heredados de Meg.
-No me hace nada de gracia tener que volver al Inframundo.- Dijo Herc.
-Tampoco es mi sitio favorito pero es la boda de mi... de nuestra hermana en realidad.-
-No entiendo como alguien puede celebrar su boda en el reino de los muertos.-
Macaria como si hubiese entendido lo que su tio habia dicho comenzo a llorar.
-Ohh has hecho llorar a Macaria.- Dijo la joven de ojos violetas.
-Es imposible que me haya entendido.-
-Vamos no quiero llegar tarde.- Dijo Meg como respuesta.
El vestido de boda de Perséfone era un regalo de Hades. Había sido tejido por Aracne, y Hades no había querido verlo hasta el día de su boda. Se echó un último vistazo en el espejo, cuando alguien abrió la puerta. Era Meg, que iba con Macaria en brazos.
-Hace más de un año que ya no estoy por aqui y me sigo moviendo por donde quiero.- Dijo la joven de ojos violetas con una sonrisa.
-¡Hola Meg!¡Macaria!Que guapa esta mi pequeña.- Dijo Seph mientras cogia a su hija.
-Estas preciosa,aunque nada convencional.-
La puerta se volvió a abrir. Era Deméter.
-Todavia no me acostumbro a verte así florecilla. Eres ya toda una diosa.- Dijo la diosa verde con una sonrisa.
Megara salió de la habitación con Macaria, y tras los últimos retoques, salieron Seph y Démeter, la novia y la madrina.
Salieron del palacio a un espacio abierto donde se celebraría la boda, ya que así cabían todos los asistentes. Entre los miembros del Inframundo faltaba Hécate, que obviamente no había sido invitada a la boda. Del Olimpo sólo se encontraban los 12 dioses Olímpicos, y Cupido y Psique. Había más gente que la que Seph y Hades habrían querido, pero tampoco era una boda multitudinaria como la de Hércules. Cyrene tampoco acudió, aunque aquello no sorprendió a nadie. Todo el mundo sabía el odio que la mujer sentía por el dios de los muertos.
Hades estaba en el altar que habían improvisado y que presidía Hera. Llevaba una túnica muy similar a la de siempre, negra y plateada, y a su lado se encontraba Thánatos que era el padrino.. Y entonces se abrió la puerta del palacio y salió Perséfone acompañada de la diosa de la naturaleza. Todos los asistentes se giraron. Conforme se iba acercando al altar se veían bocas abiertas. Perséfone estaba radiante, como una diosa. Incluso a Hades se le quedó la boca abierta. Estaba radiante. El señor de los muertos por un segundo pensó en coger en brazos a Perséfone y llevársela de allí para estar con ella a solas. Definitivamente esa era su reina.
Seph miró los amarillos ojos de Hades. Le encantaba su mirada. Para ella era transparente y sincera. Pero un murmullo invadio el Inframundo cuando se vio que la barca de Caronte traía a alguien...
Hades y Perséfone se volvieron, y el dios de pelo de fuego se quedó con la boca abierta. Aquella diosa que se estaba acercando ... no podía ser...
Una diosa bajó de la barca de caronte y avanzó hacia el altar. Su piel era completamente blanca, como un copo de nieve. Sus ojos eran amarillos y su nariz respingona, con unos rasgos suaves. Su cabello era rojo, le llegaba por la cintura y lo tenía rizado, y su vestido de tirantes era largo y rosa.
Perséfone no tenía ni idea de quien se trataba. Ignoraba la existencia de esa diosa, y tampoco sabía porque se estaba acercando al altar. La piel rosada de Hera palideció al ver a aquella diosa.
Casi todos parecian saber quien era aquella diosa. Sólo los más jóvenes parecian ignorar quien era. Finalmente llegó a donde se encontraban Hades y Perséfone, y aquella diosa dio un gran abrazo a Hades, que no sabía como reaccionar.
-¡Enhorabuena hijo mio!.- Fue lo que dijo la diosa.
-Gracias, madre.- Dijo Hades con un hilo de voz.
-¿Madre?.- Se le escapó a Seph en voz alta.
-Así es, Perséfone,yo soy Rhea, madre de los dioses, y madre de tu futuro marido.
La joven de ojos azules se quedó con la boca abierta. Nadie sabía donde estaba Rhea desde hacía muchos años.
-He acudido a las bodas de todos mis hijos. El último en casarse ha sido Hades, pero no por eso iba a dejar de venir.-
-¿Como sabias que se casaba?.- Preguntó Hera, que aún seguía pálida.
Rhea abrazó a su hija.-Yo me he estado enterando de todo durante estos años, de vuestros hijos, vuestras batallas, de todo... que no estuviera no significa que no supiese de vosotros.
Rhea se dirigió a los asistentes, y abrazó a todos a sus hijos. Había sido mucho tiempo.
-Siento haber llegado tarde, y no quiero interrumpir vuestra boda, por favor continuar.- Dijo la diosa de cabellos rojos, que se posicionó al lado de Zeus.
Perséfone y Hades se miraron, aquello no se lo esperaban. Miraron hacia Hera.
-Si, esta bien, continuemos.- Dijo la diosa de piel rosa.
Tras la ceremonia Hades y Perséfone intercambiaron los anillos forjados por Hefesto y se dieron un beso que en aquel caso era muy especial, puesto que parte de los poderes de Hades se copiarían en Perséfone, convirtiéndose así en una auténtica diosa. Una nube de humo negro los envolvió, y al separar sus labios está desapareció.
-Antes de que acabe la ceremonia yo quiero dar mi regalo a Perséfone,- dijo Demeter.- Comenzó a mover las manos haciendo una filigrana y señaló hacia Perséfone, saliendo un rayo de energía blanca. -Peséfone, tu eres como mi propia hija, y aunque por un lado tienes los poderes de la reina del Inframundo, tendrás también los poderes de la vida y la resurreción, siendo la diosa de la primavera. Vida y muerte, blanco y negro.- Un aura blanca invadió a Perséfone, y posteriormente se absorvió e interiorizó, dando paso a su aura morada.
Tras aquella transformación, Hades y Perséfone volvieron a Besarse.
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Hades y Perséfone una historia diferente
FanficCuando Hades consigue escapar del vórtice de las almas, no se imagina que conseguirá el perdón de Zeus y que será invitado a una boda muy especial... Tampoco espera conocer a la mortal que será la persona más importante de su vida y le hará replante...