Capítulo 36: El enemigo acecha

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Había pasado una semana desde que Meg le había contado a Hercules que estaba embarazada. El semidios estaba loco de contento, así como Zeus. Aunque no era lo normal, Asclepio, el médico de los dioses, controlaría el embarazo de la mortal, así como a su futuro retoño, y estaría presente en el parto. El mismo Asclepio que se había negado a estar en el parto de Perséfone y hacer un reconocimiento a su hijo, pero esto Hades todavia no lo sabía.

Y esque el señor del Inframundo llevaba una semana enfadado con su prometida. Apenas le hablaba, y aunque por la noche inconscientemente la abrazaba, ese era todo su contacto. Estaba esperando que Seph le pidiese perdon. Y la semidiosa a su vez estaba esperando que Hades le pidiese perdón por su actitud y por todo lo que le dijo en su discusión.

Y mientras tanto Sísifo estaba esperando su momento para actuar.

La joven de ojos azules se encontraba sentada en el acantilado que daba al vortice de las almas. Hades evitaba cualquier contacto con ese lugar, por lo que alli no lo veria, y podria estar tranquila con sus pensamientos. No habia sabido nada de Psique desde que le dio el pergamino. Supuso que estaria realizando las pruebas, aunque no tenía ni idea de que pruebas podian ser... hizo todo tan rapido que no le dio tiempo de leer el pergamino.

Veia las almas girar y dar vueltas. Ignoraba la profundiad de aquello, pero tenia pinta de ser muuuuyyy profundo. Debia aver sido horrible para Hades estar ahi dentro. Alguna vez el dios le habia descrito lo que sentia: un dolor muy intenso, como si perdiese toda su energia, como si todos sus poderes se volviesen contra el. Era dificil de explicar. Le habia costado recuperar sus poderes por completo, y aunque cada vez eran menores, tenia frecuentes pesadillas con aquel lugar como protagonista.

De repente algo interrumpio sus pensamientos. Le parecio oir ruidos, aunque ella estaba sola, alli no se veia a nadie. A pesar de todo sentia una presencia cercana. Y comenzo a notar un aroma muy familiar.

-Quitate el casco, se que eres tu.-

-Son imaginaciones tuyas.- Dijo una voz

-Reconoceria tu olor en cualquier parte, y mas aun tu voz.- Respondio la joven.

El dios de piel azulada se quito el casco, apareciendo al instante ante su prometida. Con un chasquido el casco de invisibilidad desaparecio d sus manos.

-¿Que haces aqui? Hace horas que no te veo.- Pregunto el señor del inframundo

-Esta todo muy tranquilo, en esta temporada hay poco trabajo.-

-No me gusta que estes aqui.-

-Lo se.- Dijo Perséfone, y el dios y ella se miraron desafiantes. Ella sentada en el acantilado, y el dios de pie.

Aquello fue perfecto para Sisifo. Llevaba esperando dias a tener al dios y a su joven prometida juntos, y tan cerca del vortice de las almas... Se lo habian puesto en bandeja sin nisiquiera saberlo. Comenzaba su venganza.

El dios de los muertos iba a hablar cuando vio que aparecia corriendo un ser humano y empujaba a Seph por elacantilado. Fue todo muy rapido. No le dio tiempo a perseguir a aquel ser, ni siquiera se lo planteo. Vio a camara lenta como caia Seph en el vortice.

El dios pensaba que el momento en el que el estuvo en el vortice de las almas, fue el momento de mayor miedo que habia pasado, y antes de ellos su momento de mayor miedo habia sido cuando le devoro su padre Cronos. Pero de todos los momentos, el momento que mas angustia, terror y miedo le habia producido fue aquel. Perséfone era mortal, envejeceria hasta morir en contacto con el rio de almas... y no se lo penso. Hizo algo que jamas penso que haria.

Se tiro de cabeza al vortice de las almas.

Avanzo como pudo hasta donde estaba ella. Para su tranquilidad, si esque podia aver algo de tranquilidad en aquella situacion, Perséfone no estaba envejeciendo hasta morir. Un aura roja brillante la envolvia protegiendola.. eran los poderes de su hijo lo que la estaban manteniendo a salvo. Pero Seph estaba gritando, las almas se aferraban a ella y le intentaban absorver la energia. Estaba sintiendo el mismo dolor y sufrimiento que tuvo que experimentar el, lo que le provoco mas angustia.

Cuando la tocó, la joven abrio los ojos. Su expresion fue de alivio al ver al dios, y se aferro a el. Las almas seguian atacando a los dos vivos que alli estaban. Hades sabia que no seria facil salir de alli.

En Tebas:

Megara y Hercules paseaban por las afueras de Tebas, por unos caminos que ya recorrieron la primera vez que fueron juntos al teatro. Con escaleras de piedra y estatuas de las musas. Meg estaba de un mes de embarazo, y estaba radiante. Habia ido a casa de Psique para contarle las buenas noticias, pero no estaba alli... hacia dias que no sabia nada de ella, desde que Per le habia entregado el pergamino. Ni siquiera habia tenido oportunidad de preguntarle que pruebas tenia que realizar.

-Te noto preocupada, ¿sucede algo?.- Pregunto el semidios a su mujer.

-No sabemos nada de Psique desde hace dias... espero que no le haya sucedido nada malo.-

-¿Por las pruebas? No lo creo, mi padre nos hubiese dicho algo.-

-Pero...¿Y si no pudiese contarnoslo?.-

-Mi padre es el rey de los dioses, el señor del cosmos,no hay nada que no pueda hacer o decir.- Dijo un orgulloso Hércules.

-Hay reglas que incluso tu padre tiene que cumplir. No te pudo convertir en dios asi por que si¿recuerdas?.-

Hércules recordo lo que le costo conseguir la divinidad... pero lo que menos le costo fue perderla por Meg. Volvería a tomar esa decisión todas las veces.

-Invocaremos a Cupido para preguntarle si así te sientes mejor.- Dijo Hércules, invocando al dios del amor.

Tras la invocación apareció delante de ellos el dios del amor, con su atuendo de pañales, tupe y bigote.

-¿En que puedo ayudarte hijo de Zeus?.- Pregunto el dios. Tenía ojeras y la mirada muy seria. Claramente algo no iba bien.

-¿Va todo bien? Hace dias que no sabemos nada de Psique y estamos algo preocupados.- Respondio el heroe.

El dios purpura bajo la mirada...-Persefone consiguio el pergamino donde aparecían las pruebas que una mortal debia cumplir para poder casarse con un dios del Olimpo. Tras entregarselo fue a hablar con mi madre.-

-¡Afrodita!.- Dijo Megara. Sabia que Afrodita no sentia ninguna simpatia por Psique desde que su hijo habia dicho que era mas bella que su madre.

-Exacto. Todo esto lo se porque mi madre me lo conto. Psique no puede recibir ningun tipo de ayuda en las apruebas, ni mortal ni divina. Simplemente debe realizarlas, y la encargada de que las cumpla es mi madre.-

Herc y Meg se miraron. Aquello no pintaba nada bien.

-¿Pero Afrodita te ha contado algo de como va con las pruebas?.- Pregunto Meg.

-Absolutamente nada. Solo me ha dicho que si muere en el intento me lo dira.- Y el dios comenzo a llorar escandalosamente.

Hades y Perséfone una historia diferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora