Nuestras vidas comienzan

Capitulo 25

Pov América

Estos días estuve sintiéndome un poco mareada y dolores de cabeza. Estoy tratando de ocultarlo para no preocupar a nadie pero cada vez se me hace más difícil.

Decidí ir al médico para saber que me pasaba. No pudo haberme pasado nada malo, es decir, estoy sana. Ahora me alimento bien y también hago ejercicio en el gimnasio del palacio. Que yo sepa no pude enfermarme.

Fui a la enfermería y ahí estaba una enfermera de guardia.

-Buenos días, Majestad.-saluda con una reverencia.-¿Qué se le ofrece?

-¿Está el doctor Andrews?-pregunto yo.

-Si, majestad. Le avisaré que vino. Pase, por favor.

Me guió a una de las habitaciones donde había una camilla para acostarse. Espero y al rato llega el doctor.

-Bueno días, majestad. Me dijeron que vino aquí para una consulta.

-Sí.

-Cuénteme.

-Bueno, estos días estuve con mareos, dolores de cabeza y algunas náuseas.-él iba anotando todo.

-Aja. ¿Le dolía alguna otra cosa?

-No. Bueno, pocas veces el estómago.

-¿Y hace cuanto fue su ciclo menstrual?-me incomodó esa pregunta pero tenía que responder ya que para eso vine.

-Hace como un mes.

-De acuerdo. Por favor recuéstese en la camilla y levante su vestido a la altura de su pecho.-me pidió.

Hice lo que me pidió y me puso un gel en el estomago. Le pasó un tipo de aparato que se mostraba en una pantalla al lado.

-¿Que ve, doctor?-pregunté.

-¿Ve ese punto de ahí?-me señaló un pequeño punto que se distinguía entre todo. Yo asentí.-Bueno, pues la respuesta es muy clara.

-¿Y cuál es?

-La felicito. Esta embarazada.

Me costó un rato salir del shock. No lo podía creer. ¡Estaba embarazada! ¡Y de Maxon!

-Majestad, ¿se encuentra bien?

-Ah...si. Es que es solo la emoción. Disculpe.

-No se preocupe. Es normal. ¿Quiere que le imprima la foto?

-Por favor.

Estaba tan contenta y nerviosa a la vez. ¿Cómo iba a decírselo? Y sobretodo a mi familia que aún seguía en el palacio. Ya se, Marlee tiene experiencia con esto. Lleva casi 6 meses de embarazo y ella me podrá ayudar.

Después de salir de la enfermería me voy a la cocina a buscarla. La encuentro cocinando unas cosas.

-¡Mer! Qué gusto verte.

-Hola Marlee. ¿Cómo has estado con el embarazo?

-Muy bien. A veces me cuesta controlar las nauseas pero bien. Sin ningún contratiempo.

-Me alegro mucho. Bueno, vine porque necesitaba pedirte un consejo.

-¿Sí?

-Pero en privado.-le susurré. No quería que todo el personal se enterara.

Nos alejamos de donde estaban los demás y a un rincón.

-Bueno, América, ¿qué querías decirme?-jugué con mis manos nerviosa.

-Bueno...es que tengo que decirle algo a Maxon pero no sé cómo y pensé que podrías ayudarme.

-¿Qué tienes que decirle?-preguntó curiosa.

Le susurré al oído.

-¡Oh por dios, América! ¡Felicidades! ¿Hace cuanto?

-Casi dos semanas.

-¡Te felicito! Ya somos dos.-se emociono.

-Gracias, ¿pero cómo se lo digo a Maxon?

-Relájate y dile. No te preocupes, le encantará la noticia.-me calmó. Le sonreí.

-Gracias Marlee.

-No hay problema. De seguro si nuestros hijos son del mismo sexo serán los mejores amigos, y sino, la mejor pareja.-dijo y me guiñó un ojo.

-Tienes razón. Hasta luego.

Narro yo

América estaba asustada. A pesar de tener muy buenos ejemplos a seguir en su casa, no estaba segura si sería una buena madre. Y tampoco sabía cómo se lo tomaría Maxon. Eran jóvenes, y tenía miedo que Maxon la dejara por eso. Pero aún así se armó de valor y fue por su esposo.

-¿Maxon?-preguntó tocando la puerta.

-Pasa, cariño.-América entró en la oficina de Maxon para encontrárselo escribiendo una carta. Él dejó lo que estaba haciendo para poner atención a su esposa.

-Ven, tengo algo para ti. ¿Estás libre?

-Sí, amor. Justo iba por ti.

Ella lo guió hacia el jardín. Maxon se preguntaba qué planeaba su esposa hasta que vio que había una mesa para dos adornada con tela y flores.

-América...es precioso.-dijo asombrado admirándolo.

-Me alegra que te guste.-sonrió.-Ven.

Lo llevó a que sentaran y en vez de cada uno en una silla Maxon la tomo de las caderas para sentarla en su regazo. Ella apoyo la cabeza en su hombro y cerró los ojos para relajarse.

-Maxon...tengo algo que decirte.-dijo después de un rato. Él la miró con el ceño fruncido.

-¿Qué pasa, amor?

-Es complicado-le respondió sentándose en la otra silla que estaba en frente de la otra.

-Sabes que puedes decirme lo que quieras, América.-le aseguró ya que le pareció que si se levantaba de su regazo así como así debía de ser muy grave.

-Bueno...es que...

Continuará....

Jaja, ya se, soy mala.