Capitulo 40

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Maxon

La busque con ayuda de Chris y los demás por todo el palacio y no la encontré. No estaba en ningún lado. Una doncella me dijo que había pedido que la llevaran a Illea de nuevo, así que yo también hice mi equipaje y pedí que me llevaran de vuelta. Pedí perdón pero Chris me dijo que no había ningún problema, que ella era más importante y que veremos otra oportunidad para firmar para la alianza.

Cuando llegué al palacio pregunte por ella, pero nadie sabía dónde estaba. Me empezaba a desesperar, donde podría estar!! Y encima con su embarazo me preocupa más. Mis hijos. Ahora más que nunca quiero tenerla en mis brazos, acariciarle el pelo y pedirle perdón por lo que había pasado con Dafne. Le pediría perdón de rodillas si hacía falta.

Uno de los guardias a los que les pregunte me dijo que ella le había pedido que la llevara a la casa de su madre una vez que había llegado. ¡Claro! Como no lo pensé antes.

El chofer me llevó a la casa de su madre, no estaba muy lejos. Cuando llegué vi que todas las ventanas tenían las cortinas bajas. Ahora es obvio que ella está aquí, ella odia llamar tanto la atención cuando no quiere. Más ahora que quiere esconderse de mí pero yo la amo y no dejaré que se aleje de mí nunca más. Cuando toqué la puerta me abrió Magda, su madre.

-Oh, Maxon.-fingió sorpresa pero sé que no se sorprendió, es más, se veía molesta por mi presencia, y lo entendía perfectamente.-¿A qué debo la visita del rey?

-Sé que está aquí.

-¿Disculpa?-preguntó con inocencia.

-Sé que ella está aquí.-repetí.

-¿Quién?

-¡América!

-No sé de qué me hablas. Ella no está aquí.-suelo ser muy paciente pero esto ya era el colmo y me está cansando.

-Magda, voy a decirlo solo una vez y lo haré tan claro y tranquilo como me sea posible: sé que América está aquí en esta casa porque no quiere que la encuentre, así que por lo menos seme sincera porque sabes que está aquí y yo sé que mientes cuando dices que no está.-su cara cambio de calmada a enojada. Lo que aprendí en este tiempo fue que si América es peligrosa de enojada, su madre...dios no quiero imaginarlo.

-Maxon Schreave, si tienes algo que decirle a mi hija hazlo pero te advierto que si la llegas a lastimar, traicionar o un solo rasguño, te las verás conmigo y no me importará que seas el rey.-me dijo con tanta advertencia que me dio miedo y di un paso atrás. Creo que lo de intimidar viene de familia. Asentí y ella asintió conforme.-Está en el jardín.

Asentí de nuevo y ella me guió a la puerta de atrás. Allá estaba ella, estaba sentada en una banca que había a un costado, y tenía puesta sus jeans preferidos (los que había conservado y que usaba siendo una 5). Me acerqué a ella en silencio para que no me note y cuando llegue más cerca de ella escuche que estaba cantando. Cantaba muy bajito pero yo la escuchaba y me sirvió para sonreír. Escucharla cantar me encanta.

-Mer....-le dije bajo y ella paro de cantar y se volteó. Cuando me vio se levanto de la banca y me miró molesta.

-¿Y tú qué haces aquí?-preguntó molesta.

-Quería explicarte.....

-No tienes nada que explicarme.-me interrumpió y me dio la espalda.-Ya entendí, Maxon. Se que soy un estorbo para ti con esto del embarazo y de lo insoportable que soy. Ve con Dafne, yo cuidaré de los niños...

-¡¿Pero qué rayos dices?!-la interrumpí para que dejara de decir esas cosas.

-Maxon, te estoy dejando ir.-dijo un poco más difícil, creo que quería llorar.

-¡Qué! América, si yo te amo, mi vida. No la amo a ella, te amo a ti.

-¿¡Y por qué sé besaban!? ¡Confié en ti, Maxon! ¡Me dije que me amabas y que jamás me traicionarías pero ¡¡NO!! Te encuentro besándote con la princesita de Francia.

-América, déjame explicártelo!-le supliqué. Rápido se lo expliqué antes de que le impidiera hacerlo y cuando termine ella estaba con la boca abierta y tensa. Fui hacia ella y me arrodillé envolviendo una de sus manos con las mías.-Mi reina, perdóname. Odio que llores por mi culpa. Te suplico que vuelvas conmigo al palacio, por favor, America.

<Porque mi vida no sería lo mismo sin ti, sin abrazarte, sin besarte, sin oírte cantar y tocar esas bellas canciones tuyas, sin nuestras peleas ni reconciliaciones, nuestras bromas privadas, y lo más importante, nuestros hijos. Quiero ver tu rostro angelical reflejado en ellos, pero sobretodo criarlos contigo a mi lado.-le supliqué con la mirada baja y con lágrimas amenazando con salir. La sola idea de pasar la vida sin ella me dolía peor que una bala en el corazón y no me lo permitiría. No quería estar solo....de nuevo.

Antes de la Selección me sentía solo aún teniendo a mis padres. Cada día me levantaba y todo era aburrido, gris y sin sentido hasta que la conocí y cada día me levantaba para verla. Tal vez estuve con otras y hasta bese a otras pero solo fue una vez porque me di cuenta que ninguna chica se podía comparar con América.

Sentí una mano suave sobre las mías y levante la mirada encontrándome con el cielo azul de sus ojos, que estaban brillando y vi una lágrima caer por su mejilla.

-¿En verdad lo que dices es cierto?-preguntó con cuidado. Yo asentí.

-Cada palabra, amor mío.

-Te...-se servio la nariz y de sus ojos cayeron lagrimas silenciosas.-Te perdono, Maxon.

Una sonrisa se asomó por mis labios y la abrace. Como yo le pasaba unos pocos centímetros de altura pude ocultar mi rostro en su hombro. Sentí su olor a fresas que tanta amaba y me relajo de lo tenso que estaba.

-Muchas gracias, América. Te amo con toda mi alma.


El amor, jóvenes, el amor.....❤️❤️

Nuestras vidas comienzanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora