Capitulo 39: Maraton 3/3

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América

Como ya había dicho, estoy en los jardines. Me escondí en un árbol y durante toda la noche estuve ahí afuera. Quería estar sola y que nadie me encontrara, era lo menos que podía hacer, estar sola por un rato antes de volver a estar definitivamente sola y volver a mi casa.

Escuchaba gritos desde adentro del palacio, y los ignore.

Al día siguiente sin que nadie me viera volví a nuestro cuarto y recogí mis cosas. Por suerte Maxon no estaba ahí. Me mire en el baño y vi que mi maquillaje estaba horrible y todo corrido. Me lo saque lo más rápido que pude y salí de ahí. Les pedí a unas doncellas que me ayudaran y pedí un avión para volver a Illea.

Maxon

América, mi amor, donde estás. Por favor, que quiero encontrarte y decirte que lo que viste no era del todo cierto.

La verdad, la pura verdad, es que en la fiesta vi a América tan entretenida hablando con la reina de Grecia y Francia y como no quería molestar comencé a hablar con los hombres y de pronto se acerca Dafne.

-Maxon, podemos hablar?-me pide. Yo asiento.

Me lleva lejos de la fiesta. No entendía que quería decirme. Me llevo a su cuarto el que le habían asignado, se ve que era muy privado lo que quería decirme.

-¿Qué querías decirme, Daf?

-Déjala.-soltó así nomás.

-¿Que?

-Que la dejes.

-¿A quién?

-A la rata de América y casémonos.-que que!!!

-Dafne, te sientes bien?

-Maxon hablo en serio!!! Yo te amo!!-me quede en shock al escuchar esas palabras. Éramos amigos desde hace años y me sorprendió mucho escuchar eso.

-Dafne, lo siento mucho pero yo amo a América con mi vida y no pienso dejarla por nada del mundo.-le dije apenado. Ella no debería fijarse en mi, debería salir con otros, sobretodo porque yo quiero ser su amigo y estoy casado con la más bella de todas.

Pero sin darme tiempo se lanzó sobre mí y caí en su cama. Intenté apartarla pero ella me retenía. ¿De dónde habrá sacado la fuerza? No le respondí el beso pero ella me besaba con tal intensidad que por un segundo lo hice y me odie por eso. No podía estar haciéndole esto a América, y encima al ver que no estamos los dos en la fiesta se sospechara y comenzará a buscarnos. Pero ya era tarde para arrepentirme porque escuche la voz más hermosa de todas, totalmente rota.

-Maxon.

Dafne se separó de mí y yo la aparté y comencé a negar en dirección de América.

-América, no es lo que crees.-le asegure.

-Ajá. Si, claro.-dijo con la voz furiosa. Hay no, esto no es bueno.

-Acéptalo, rata, él me quiere más a mi que a ti.-se burlo Dafne y vi que los ojos azules de mi esposa ahora estaban negros y acuosos.

-América, por favor no....-pero me interrumpió antes de poder terminar.

-¡¡¡¡Sabes qué, sean felices juntos si tanto se aman!!!!!-gritó rompiendo en llanto y salió corriendo. Iba a seguirla pero Dafne me detuvo.

-Vamos, Maxon, yo soy mejor que ella. Solo estás confundido, tú me amas más que a ella.-entonces me enoje y la aparte sin dejarme retener.

-Dafne, creí que eras mi amiga.-le dije furioso y ella se quedó con la boca abierta al verme así.-Yo te quiero pero como una amiga, nada más. Y a América la amo con mi corazón, y no pienso dejarla, ya lo dije. Prefiero correr por ella antes de a por ti.-le dije con rabia, América pensara que la engañe y será difícil borrarle eso de la memoria, y más ahora por sus hormonas.-Y menos la abandonaría ahora cuando seremos padres.-se quedó de piedra al escuchar eso pero no le di importancia y salí corriendo a buscar a mi esposa.

América

Me las arreglé para volver a Illea sin que nadie lo note. Un auto me trajo a mi casa, ósea la que está en Los Ángeles. Ahora debería estar mi madre cocinando, ya que era como mediodía y mi hermanos deberían estar en la escuela. Toqué la puerta y mi madre abrió.

-Hola, hija. Qué gusto verte.

-Hola mamá.-le dije un poco nerviosa. Tenía que entrar rápido si no quería que nadie me note que estoy aquí.-¿Puedo pasar, por favor?

-Claro.-me dejo entrar rápidamente ya que me conocía y cerró la puerta y bajo las persianas de esta.-A qué debo tu visita, cariño.

-Necesito quedarme aquí esta noche, por favor.-le pedí. Ella me miró confundida.

-Perdón que te lo pregunte pero, hija, está todo bien? ¿Quieres hablarlo?-me preguntó preocupada. Yo negué. No se como hace mama pero siempre se entera de todo.

-No por ahora, pero te prometo que lo haré.-le dije y ella sonrió.

Nuestras vidas comienzanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora