Capitulo 43

3.2K 142 12
                                    

Maxon

Cuarto horas. Acababa de salir de una reunión de CUATRO horas. A pesar de que yo la dirigí como siempre desde la muerte de mi padre, me aburrí demasiado. En serio, cualquiera pensaría que el ser rey significa no sólo libertad sino poder, riqueza y comodidad, pero chicos, no todo es así, porque hay que trabajar mucho para obtener todo eso sin perder la cabeza como mi padre.

Estos últimos días estuve muy ocupado con el trabajo y casi no veía a América.

Me encuentro en mi despacho con una pila enorme de papeles que tengo que leer y firmar. Un día se me van a caer los ojos por leer tanto. A veces me imagino y pienso en los jóvenes de mi edad allá afuera: probablemente sin trabajo como el mío y la libertad de poder salir con sus chicas como yo quiero hacer con la mía. Suspiré.

La eliminación de castas nos estaba costando mucho, más ahora con los preparativos para las futuras alianzas que planeábamos formar. Desde que tuve la edad y el conocimiento ideal para trabajar como ayudante de mi padre, sabia que ser rey no era tarea fácil. A mí padre no le importaba mucho su pueblo, a mí sí, por eso tengo que hacer esto. Igualmente les ordene a los guardias y doncellas más cercanas a América que la cuidaran ya que yo iba a estar muy ocupado.

En resumen, son: Aspen, Carter y otros 8 guardias más y Lucy, Marlee, Paige, Mary y otras 12 doncellas más. ¿Mucho? No lo creo. Igual les prometí agregárselos a su sueldo, y los de los conocidos lo hice en secreto ya que ellos me prohibieron hacerlo porque dijeron que lo harían con gusto y sin dudar pero igual lo hice. Lo sé, soy muy rebelde para ser alguien que siempre obedeció a sus padres sin chistar, no?

August y Georgia nos habían estado ayudando mucho. Nos vemos poco de vez en cuando pero seguimos siendo amigos. Los rebeldes norteños están de nuestro lado, y son bastantes lo que me calma mucho. Aunque un día encontramos algo que me sorprendió de verdad.

Descubrimos que mi suegro fue un rebelde norteño. Se lo conté a América y dijo que ya lo sabía pero que no lo contó porque solo lo sabía su familia. No insistí más pero aún así me pareció sorprendente. Hubiéramos podido trabajar con él, y le hubiera dado un mejor empleo con un mejor sueldo pero murió antes de poder saberlo y aunque solo hable una vez con él entendí por qué América lo extraña tanto. Era una de las personas más amables que conocí y hubiera sido un honor tenerlo en mi familia.

Después de pasar dos horas trabajando iba a ir a cenar ya que tenía mucha hambre pero estaba muy cansado y ya era tarde. Fui a mi habitación pero no me encontré con ella. Qué raro. Me afloje mi corbata y me cambie por mi pijama. Me acostaba e iba a cerrar los ojos cuando la puerta se abre y entró mi esposa.

-Sabía que estarías muy cansado y traje la cena.-traía una mesita rodante llena de comida. Sabía que una parte era para ella ya que estaba separado pero en serio tenía hambre.

-Gracias amor.-me senté con ella y los dos comimos. Había traído pasta con salsa y de postre una tarta de manzana con helado. Me lo termine todo y a pesar de que estaba cansado me sentía más despierto.

América se fue a duchar y cuando volvió se acostó a mi lado.

-No entiendo por qué trabajas tanto si sabes que puedo ayudar.

-América, ya hablamos de esto. No quiero que te estreces.

-Trabajas mucho. Acabaría contigo literal.-reí un poco.

-Me extrañarías mucho, eh?

-Payaso.-bufo ella.

-¡Oye, que yo no te insulte!-se encogió de hombros.

-Lo hago con amor.

-Tu forma de amar es muy peculiar, cariño.

-Sí, no?-reímos y me acarició la mejilla lo que me dejo un poco embobado y me dormí.

Nuestras vidas comienzanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora