—El nuevo socio se ha añadido… el capital de la empresa creció y por consiguiente, tus utilidades…— escuchó del otro lado de la línea y una sonrisa curvó sus labios.
—Eso significa que puedo disponer de la misma cantidad de dinero que se me había estado depositando…— mencionó con tono frio el joven ojiazul.
—No solo eso… pronto no tendrás que preocuparte por mesadas…— la voz del otro lado de la línea arrastraba un tono casi siniestro que lo hizo fruncir el ceño.
—Eso espero… es frustrante— dejó de lado cualquier idea y se enfocó únicamente en su situación.
—Te enviaré por correo los datos del nuevo socio y unos papeles a tu departamento que debes firmar y devolver de inmediato…— informó —…es mero trámite, yo como Director Ejecutivo de la empresa ya me encargué de oficializarlo.
—Como sea…— mencionó sin darle importancia —…haz lo que tengas que hacer, y hazlo bien, como hasta ahora Naraku.— finalizó y cortó la llamada. Suspiró cansadamente —esto es un fastidio…— mencionó y se recostó en el duro mueble en el que había estado sentado.
—Parece que tu situación mejora…— escuchó la voz de su viejo amigo, en cuya habitación permanecía.
Abrió sus azulinos ojos y observó el amarillento techo —ya se estaba tardando…— dijo fastidiado y se llevó su antebrazo a la frente.
—¿Todo esto sigue siendo por Kikyo?— preguntó astutamente el joven sujeto, mientras dejaba de escribir en su ordenador.
El otro no contestó.
—Parece que esa mujer se te metió hasta los huesos…— comentó con burla el afeminado joven.
—Cierra la boca Jackotsu…— dijo fastidiado y se levantó —…esto no es por ella.
—¿Ah no?— cuestionó y apoyó su brazo en el respaldo de la silla en la que seguía sentado, para verlo —…¿todo ese apuro por conseguir el dinero que te redujeron no era por ella?— cuestionó suspicaz, el joven se jactaba de ser, posiblemente, la persona que mejor conocía al testarudo sujeto frente a él.
—Por supuesto que no…— aseguró de inmediato —…es frustrante acostumbrarte a un estilo de vida y no poder mantenerlo de buenas a primeras. — justificó sus actos.
El delgado joven sonrió en clara muestra de incredulidad —claro… en nada tiene que ver que ella te haya dejado cuando las cosas se te pusieron difíciles…— mencionó. Solo cuatro personas sabían de la relación entre Bankotsu y Kikyo, Tsubaky, era otra, y Jackotsu, era el cuarto sujeto.
—Déjate de estupideces.— respondió enfadado, al parecer, todos compartían la misma idea de que Kikyo lo había botado.
—El hecho de que te moleste, solo demuestra que de verdad te importa.
Bankotsu lo vio fríamente y de reojo. Estaba a un par de palabras de abandonar la vieja habitación que su joven amigo ocupaba en ese edificio del campus. Y Jackotsu lo sabía.
—Por cierto…— optó por cambiar de tema —¿quién es esa niña con la que estabas el sábado?...— preguntó, y sonrió una vez más al volver a teclear frente a su computadora —…te vi muy entretenido con ella en el estacionamiento.
Bankotsu no pudo evitar sonreír de medio lado. Su compañero no necesitó verlo para saber que algo se traía entre manos.
—Me pareció verla el primer día en el gimnasio con Inuyasha…— mencionó viéndolo de reojo, él difícilmente olvidaba un rostro.
—Mph… es solo una tonta encaprichada con ese imbécil…— no pudo ocultar un tono de desagrado.
—Y supongo que él también con ella… de otra forma ¿por qué tu repentino interés?— dedujo, pues él no la reconocía como amiga suya, y ella, definitivamente no parecía del tipo de chicas frívolas con las que acostumbraba enredarse el moreno.
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Razones Equivocadas (Disponible en Amazon como original)
FanfictionKagome había llegado a su primer día en la universidad con sus ilusiones en la mano, siempre sosteniendo el sueño de que ella e Inuyasha se casarían, como alguna vez de niños juraron. Por eso verlo besando a Kikyo, una hermosa y atractiva chica, la...