Un cambio en el juego

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-¡Qué día!- se quejó la pelinegra al finalizar su primer bloque de clases, estaba entrando a su habitación.

-¿Kagome?¿eres tú?- escuchó la voz de Sango desde su pequeño cuarto.

-¿Quién más si no?- preguntó irónicamente al entrar al lugar.

-Hola Kag...- saludó desinteresada Yura, mientras seguía con su vista fija en la portátil en el escritorio de la pelinegra que recién llegaba.

-Hola... ¿y qué hacen?- preguntó mientras dejaba de lado sus libros y se sentaba en la cama. Veía con poco interés a las dos chicas entretenidas en el aparato.

-Solo revisamos unos perfiles en la red social...- contestó Sango sin voltear a verla.
-Hmm...- dijo y se derrumbó en su cama. Ya era viernes y las clases de esa primera semana habían sido tediosas y prometían ser bastante pesadas.

-¿Y qué tal?¿Has visto a Inu-imbécil?- cuestionó Yura apenas volteando a verla.

-No lo llames así...- mencionó cansada Kagome -... y no, no lo he visto... estamos en la misma facultad, pero nuestras clases son diferentes.

-Ah...- escuchó de la chica que se había vuelto a ver al frente.

-Mira ahí está...- dijo Sango y las dos jóvenes comenzaron a ver con interés la página que apareció después de ese click.

-Tienes razón, es él... es guapísimo...-mencionó encantada Yura.

-¿Te gusta?- preguntó Sango al voltearla a ver.

-¡Claro!...- dijo pícaramente -...como muchos otros.- añadió haciendo sonreír a la castaña.

-Bien... entonces muéstrame al que según tú, es tú número uno en tu top cinco...- sugirió la castaña.

-En un momento... déjame seguir viéndolo...

-¿Qué tanto ven?- preguntó curiosa la pelinegra y se acercó hasta ellas. Se congeló al ver la pantalla.

-¿No es tan guapo?- preguntó Yura mientras le mostraba una de las varias fotografías que había del chico en cuestión.

-P-pues...- dijo nerviosa al recordar lo que ése sujeto le había hecho hace unos días, cuando la encerró con él en uno de los baños de ese vestidor.

-¡Ya sé!¡le enviaré una solicitud de amistad!- exclamó emocionada la joven de cabello corto. Presionó el botón que ejecutaría su orden.

-¿Para qué?- preguntó inquieta la pelinegra. Lo quería lejos... por eso había evitado esos días ir al gimnasio para no encontrárselo.

-Porque es muy guapo, y pienso hacer lo mismo con todos los chicos guapos que me encuentre.- respondió con simpleza la pelicorta.

Kagome la vio con extrañes.

-Solo que la próxima vez, hazlo desde tu cuenta...- mencionó divertida Sango.

-¡¿Qué?!- preguntó preocupada y molesta la pelinegra, mientras apartaba a Yura para ver lo que temía.

-¡Oh cierto!... olvidé cerrar tu sesión...- mencionó rascándose la cabeza.

-¡Demonios!...- dijo y se metió entre las dos chicas -...tengo que cancelar eso...- les dijo preocupada, de ninguna manera pensaba dejarle pensar a ese sujeto que le interesaba, o que lo buscaba en ese tipo de páginas.

-Olvídalo... ya te aceptó.- dijo Yura con simpleza.

El ceño de Kagome se frunció confundida y extrañada, al ver el pequeño recuadro que le indicaba lo que su amiga le había informado -no...- se lamentó.

Razones Equivocadas (Disponible en Amazon como original)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora