verdades a medias

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Su concentración había estado todo el tiempo en clase, no podía darse el lujo de complicarse en sus estudios, su vida y su situación sentimental ya eran bastantes complicadas, como para permitirse eso. Una vez que la profesora se volteó a limpiar la pizarra para comenzar a escribir de nuevo en ella, Kagome suspiró... su atención recayó en las palabras escritas en su libreta, una vez que las mismas se desenfocaron, ella se sumergió en sus dudas... ¿qué clase de persona era Bankotsu y qué tipo de vida habría vivido?

"Nunca me dice nada"... pensó al recordar, todo el tiempo que habían estado juntos él nunca había mencionado nada de su familia, salvo claro, que sus padres habían muerto... y eso era una mentira, su madre vivía y él la detestaba.

¿Qué debía hacer?... dudaba. Estaba molesta por cómo se venía comportando con él, cada día Bankotsu se volvía más parte de ella, y aunque sabía que eso no podía ser definitivo, no podía evitar sentirse excluida de él... eran amantes, debía entenderlo, pero también era un hecho que necesitaba más de él. Demonios.

-Bien, con esto cerramos el tema y continuamos con el siguiente para los parciales- habló la profesora mientras la tiza sonaba conforme la rápida mano de la mujer escribía.

-¿Parciales?- se preguntó preocupada... "Ay no... esto no va bien, Kagome"

Viéndose arrancada de sus pensamientos, no tuvo otra opción más que prestar atención a la clase, los veinte minutos que le quedaban, le pasaron de prisa, fue del mismo modo con las dos clases siguientes... sin darse cuenta estaban a mes y medio de finalizar el año... habían pasado cerca de cuatro meses desde que Bankotsu había entrado a su vida y que Inuyasha parecía alejarse.

-¡Kagome!- el grito de la pelicorta la hizo girar su rostro a la cafetería, cuando ella caminaba por uno de los sombreados caminos directo a su habitación, luego de concluir su primer y único bloque de clases.

-Yura- saludó con una sonrisa mientras se acercaba a ella -¿vienes a comer?

-Sí, sabes que detesto la comida de aquí, pero Sango insistió y además, mis clases comienzan en una hora y no tengo tiempo de ir a un mejor lugar- respondió la joven al indicarle con el rostro que entrara.

Kagome lucía unos sencillos leggins obscuros, combinados una blusa blanca y escote triangular, la misma caía ligeramente de su hombro derecho, las franjas obscuras de la blusa resaltaban su busto al unirse en forma triangular en su pecho y horizontalmente en su cadera... apretó su mochila al seguir a la chica de jeans y pelo corto.

-¿Tienes hambre?- preguntó la pelicorta mientras de su mochila sacaba un sobre blanco y se lo ofreció.

-En realidad no mucha... ¿qué es?- respondió y preguntó al tomarlo.

-Creo que Sango se aburrió con sus padres e imprimió las fotos de tu cumple el fin de semana- dijo la chica al sonreírle.

Kagome alzó ambas cejas -vaya, hace mucho que no imprimíamos fotos- dijo y sonrió.

-Pero siempre es bueno conservarlas- mencionó la pelicorta -¿entonces no tienes hambre?

-No- volvió a responder la pelinegra y volteó a ver a Sango acompañada de Miroku y el peliplata en una de las mesas centrales del lugar... "Inuyasha"pensó al verlo... deslizó sus ojos por los comedores y para su fortuna no había observado a la fría pelinegra acompañarlo.

-Mmm..., bien, como sea- mencionó la joven Zakazagami al encogerse de hombros -entonces iré a comprar algo- le dijo para palmear su hombro y dirigirse al sector de venta.

-Bien- aceptó y respirando profundamente avanzó hasta sus amigos -Hola... ¿qué tal?- saludó nerviosa al guardar el sobre en su mochila y dejarla en un lugar vacío... se sentó junto a la castaña segundos después.

Razones Equivocadas (Disponible en Amazon como original)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora