reputación

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Después de verla partir se dio media vuelta y decidió marcharse, por ahora le daría un momento a solas con el imbécil de Inuyasha, pero esa noche, esa noche Kagome comenzaría a arrepentirse. Nuevas reglas estarían por surgir.

.... . .... .. .... . ....

Apretó una con otra sus manos, estaba nerviosa y no sabía qué responder.

-¿Piensas contarme?- la voz del peliplata seguía siendo seca. Estaba decepcionado de ella, pero lo que más lo molestaba era pensar, que fue su culpa; después de todo, cuando ella entró a la universidad la sintió la misma de antes, la misma dulce Kagome que quería casarse con él.

-B-bueno...pues es algo relativamente nuevo.- contestó sin ocultar sus nervios.

-¿Desde cuándo?- cuestionó amargamente, él no creía que ella mintiera, después de todo Kagome no era así.

Ella guardó silencio y apretó la banca de madera en donde estaba sentada. Ambos se encontraban en los vacíos vestidores.

-¿Desde que los encontré aquí el primer día de clases?- volvió a cuestionar, no quería creer que desde entonces le estuviera mintiendo.

-No- respondió rápidamente -... es algo más reciente... de hecho, vamos empezando, no es nada t-tan serio.

Él apretó en puños sus manos -te estaba tocando- le recordó molesto y alzó la voz ¿qué no era tan serio?

Kagome se tensó, bajó la vista y apretó los ojos ¿cómo explicar eso? -b-bueno...- y no supo cómo, suspiró resignada -¿sabes?- optó por salir del paso de una forma que consideró cruel -...creo que esto no es algo que deba de importarte tanto, ¿cierto? ... Fue decisión mía, eso solo me concierne a mí... y a él-. Su voz sonó suave pero fría. Odió decir eso, pero lo prefería a aceptar la verdad ante él. Lo prefería molesto con ella a que la despreciara por su ruin y egoísta trato con Bankotsu.

La presión en los puños del peliplata se hizo mayor, tensó la mandíbula y contuvo cualquier otro reclamo. Ella tenía razón y aun así lo molestaba.

-Cierto-. Mencionó obligándose a contenerse y ella desvió el rostro, no quería verlo; él la notó.

-Será mejor que me vaya-. Se levantó y pretendió salir, temía que de seguir hablando ambos se reclamaran cosas y su relación terminara de quebrarse.

-Kagome...- la detuvo sin tocarla -...todavía te quiero. Y sigo repitiéndote que ese tipo no te conviene.- mencionó con voz ligeramente ronca. Se vería como un patán si le decía que lo dejara y que esperara por él, que le diera tiempo de terminar con Kikyo, estaba seguro que solo arruinaría la imagen que Kagome tenía de él. Debía sonar coherente... aunque muriera de celos.

-No te preocupes Inu...- le dijo comenzando a sentir un nudo en la garganta, volteó a verlo -...puedo cuidarme, ¿sabes?- se forzó a sonreír.

-Tonta, sigues siendo casi una niña.- quiso relajar el ambiente. Se acercó a ella y quiso abrazarla. Kagome retrocedió un paso.

-Mph... sigues creyéndolo- mencionó más para ella misma, bajó su mirada al entenderlo... tal vez eso que dijo, sí fue lo mejor después de todo; de pronto recordó al orgulloso moreno que dejó en el estacionamiento. Él estaba molesto ¿cómo reaccionaría a eso?¿la ayudaría?... ahora estaba en sus manos. -Debo irme-. Mencionó con prisa. Debía encontrarlo.

-Kagome- la llamó el peliplata que notó el cambio en su actitud.

-Luego hablamos ¿sí?- y salió corriendo.

"Así que todo era por él..." pensó molesto "...por eso no quiso que la besara en el cine, y también por ello quiso irse hace un momento..., porque él nos vio y no quería que se molestara." Dedujo erróneamente. Su mal humor apareció y lo acompañaría lo que quedara del día, tal vez mucho más.

Razones Equivocadas (Disponible en Amazon como original)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora