Kagome alzó sus achocolatados ojos al frente donde su profesora de Desarrollo Industrial daba su clase.
-Esta visión comprende que la revolución industrial inició un proceso de acumulación de capital y...- explicaba mientras ella la veía hablar pero no lograba siquiera recordar cuál era el tema que estaban llevando.
La pelinegra soltó un suspiro que incluso fue audible para su profesor que volteó a verla, pero prefirió ignorarla para no entorpecer la asimilación de quienes sí prestaban atención.
«Casémonos, Kagome. Sé mi esposa... por favor»
Recordar la voz ronca y profunda de Bankotsu en aquél momento le erizó la piel. La necesidad en esas palabras le había llegado al corazón y la mantenían pensando únicamente en ello. Se mordió el labio sintiendo una emoción en forma de calidez rodeándola, mientras seguía ignorando su clase. ¿Casarse? ¿De verdad?
Bajó la vista a su libreta y mientras veía los pocos apuntes que tenía, sobó su brazo bajo el delgado suéter negro que ese día portaba, acompañando sus jeans de mezclilla. Bankotsu no la había presionado, soltó aquella pregunta que la había perturbado y le hizo el amor con una hambrienta necesidad; la había llevado a la cama luego de eso y la besó hasta que sus labios se hincharon. Le había reiterado la propuesta esa misma noche antes de caer dormidos y le permitió pensarlo... él hablaba en serio.
-Es una verdadera locura- se dijo y sonrió tontamente al seguir sobando su brazo. La clase seguía y ella ni siquiera lo notó.
Si decía que esa proposición no la hizo sentir bien, estaría mintiendo, pues minutos antes de ello ella estaba creyendo que Bankotsu comenzaba a rechazarla, sentía claramente como si estuviera estorbándole en su vida y era normal creerlo, pues él era un joven entrando en responsabilidades adultas y ella era una universitaria novata; apenas podía creer que se hubiese fijado en ella con lo distinta que era a las chicas con las que seguro salía. Por eso, que le dijera aquello había sido el temblor que derrumbaba sus dudas e inseguridades pues Bankotsu de verdad la quería en su vida, en su futuro.
En ese momento sólo un cosquilleo ansioso gobernaba su estómago, ni siquiera cuando se la pasaba horas pensando en Inuyasha se ponía así, era, literalmente, una adolescente enamorada.
¿Sus padres se escandalizarían o lo tomarían tan natural como cuando se hablaba de ese compromiso con Inuyasha? Kagome extendió su sonrisa tonta al suponer que su padre casi sufriría un infarto y su madre, bueno, su madre podría sorprenderse mucho pero nunca se opondría a ninguna de sus decisiones; menos si sabía que era Bankotsu quien todo ese tiempo la estuvo apoyando.
Otro suspiro escapó de sus labios sólo que este fue más discreto que el anterior.
-En fin- soltó en voz baja. Sólo quedaba esperar a ver cómo avanzaban las cosas.
-Higurashi- la voz de su profesora le llamó la atención -. Señorita Higurashi- volvió a hablar con un tono más firme.
-Ah, ¿sí?- ella se puso de pie al instante nerviosamente.
-Me da el resumen el tema, por favor- pidió al girarse y regresar un par de hojas al libro que portaba mientras esperaba que la chica respondiera.
-El... ¿tema?- se preguntó en voz baja al ver los pocos apuntes que tenía y enseguida llevó sus ojos al cuaderno de su compañero más cercano.
-Porque lo conoce, ¿verdad?
La pelinegra se mordió el labio preocupada -Sí, bueno... un poco- confesó.
Ahora fue el turno de la profesora en suspirar.
-Comienza a explicar lo que comprendiste- ordenó -. Esta semana es la final antes del periodo vacacional, ¿cómo crees que pasarás mi asignatura si conoces un poco de lo que pretendo enseñarte?
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Razones Equivocadas (Disponible en Amazon como original)
FanfictionKagome había llegado a su primer día en la universidad con sus ilusiones en la mano, siempre sosteniendo el sueño de que ella e Inuyasha se casarían, como alguna vez de niños juraron. Por eso verlo besando a Kikyo, una hermosa y atractiva chica, la...