aprietos

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"Todavía huele a ella", pensó al llevar a su afilada nariz el delgado sostén que le había quitado a Kagome el día que le frustró la cita a su capitán. Estaba acostado en su cama, recién volvía de estar con Kagome... esa niña lo frustraba ¿hasta cuándo la iba seguir esperando? estaba seguro que no faltaba mucho para lograr su objetivo después dela dichosa relación que mantenían.

-Kagome-. la nombró y su sonrisa se extendió, esta vez con un toque malicioso -...no vas a ser tú quien gané, mocosa-. Mencionó al jugar con el sostén entre sus dedos. Tenía que ser muy inteligente si no quería que las cosas se le echaran a perder. Le iba a resultar imposible no molestar a Inuyasha, ya que el imbécil seguro seguiría reclamando a Kagome como suya o algo sobre lo cual tiene ciertos derechos; pero no quería hacerlo de tal modo que el imbécil dejara a Kikyo y lo dejara sin su placentera venganza.

Estaba seguro que la tonta de Kagome buscaría irse con él en el primer intento y aunque no entendió el porqué, eso lo molestó.

Debía presionarla para que se acostara con él de forma rápida, estar con ella un par de veces y dejarla para Inuyasha después. Sonrió con una mueca de desprecio. Inuyasha siempre era el segundo, la cara que iba a poner cuando se lo dejara saber. Él había sido el primero en estar con Kikyo, y también lo sería con Kagome. Y Kikyo... ya después vería que hacer con ella... por lo pronto estaba seguro que la haría rabiar el enterarse de su"tierno noviazgo" con Kagome, su doblemente rival.

-Mph... todo es tan patético, que es imposible no reír.- mencionó en el silencio de su departamento, y es que únicamente él sabía lo que estaba ocurriendo. Inuyasha pensaba que él y la pelinegra iniciaron una relación, Kikyo sospechaba algo pero no sabía todo, y Kagome... Kagome era la más importante y también ignoraba el trasfondo del asunto.

El silencio del lugar fue quebrado por el sonar del timbre de la puerta, rodó los ojos con fastidio y dejó la prenda íntima sobre su cama.

"¿Quién demonios será?" pensó molesto al dirigirse a la puerta, la abrió y al momento giró su rostro fastidiado al darse cuenta de la inesperada visita.

-Hola guapo, ¿no me invitas a pasar?- soltó con una melosa voz la joven, segundos antes de besar sus labios y adentrarse al lugar.

-¿Qué quieres Tsubaky?... estoy ocupado.- cuestionó e informó fríamente. Lo único que le faltaba era esa necia mujer fastidiando.

-Hace mucho que no me llamas, necesitaba verte, estar contigo.- mencionó y sonrió divertida, rodeó la sala y comenzó a caminar hacia las escaleras, la mirada atrevida de la chica fastidió al joven.

-Hoy no puedo- habló y se detuvo, a la joven no le importó y subió la escaleras.

-¿Estás con alguien?- preguntó iniciando a molestarse - hace tiempo que nos has querido verme.

Bankotsu suspiró cansadamente -sobre eso...- mencionó y siguió los pasos de la chica. Si de todos modos se iba a enterar, que lo hiciese de una vez.

Tsubaky frunció el ceño -¿qué?

-Salgo con alguien.- mencionó y pasó de largo a la sorprendida chica.

-¡¿Qué?!

-Que tengo novia- aclaró con voz fría y volteó a verla.

La chica negó en silencio mientras terminaba de subir -esa es una broma de mal gusto.- mencionó secamente.

Bankotsu resopló frustrado y se revolvió el flequillo, lo que menos quería era lidiar con ella -piensa lo que quieras.

-¡¿Es en serio?!- alzó la voz y se acercó al chico que se encaminaba a su computador -¡no puedes hacerme eso!- reprochó al detenerlo.

Razones Equivocadas (Disponible en Amazon como original)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora