Vio a su madre perderse al doblar la esquina de su piso para dirigirse a las escaleras y dejó escapar el aliento en lo que más parecía un sollozo, una pesada lágrima volvió a escurrir atrayendo las miradas de las chicas de ese piso, que pasaban por ahí... Kagome giró su cuerpo para volver a su habitación.
Cerró la puerta de la que todavía era su pequeña pieza y se recargó en ella. Se abrazó a sí misma y no se pudo negar que deseaba que ese joven que hace poco se había marchado, no lo hubiese hecho... ignoró el hecho que estaba necesitándolo al forzarse a silenciar su angustioso llanto, y cumplir con la palabra que le había dado a su madre... debía afrontarlo y debía poder superarlo... acostumbrarse a la que fuese a ser su nueva vida.
Quiso deslizar su cuerpo por la puerta y llorar de tal modo que el miedo y la angustia abandonaran su ser, pero se contuvo. Apretó sus dedos en la delgada tela de su blusa al seguir abrazándose y caminó con pasos lentos hasta asomarse por su ventana... corrió su cortina y cuatro pisos abajo alcanzó a ver a su madre salir del edificio... ella era fuerte y estaba segura que le daría la fortaleza que su padre necesitaba... "es tu turno, Kagome..." se recordó. Mordió su labio y se juró que no importaba qué tan difícil le resultara, lo lograría, saldría adelante.
Suspiró entrecortadamente y se dejó caer sentada en su cama... cerró los ojos e intentó pensar con claridad... mañana..., su madre le había dicho que mañana debía dejar ese lugar.
-Debo comenzar a empacar, mañana mismo iré a ver la casa del abuelo... tengo que ir a rectoría a informarme de las mensualidades y modos de pago...- mencionó al abrir sus ojos y ver la notoria obscuridad al haber caído la noche, su voz seguía denotando preocupación, pero comenzaba a ser objetiva. Negó en silencio al ser consciente que al menos perdería un par de días de clase, debía mudarse y lograr que la casa fuese habitable después de la remodelación que su madre mencionó.
Se levantó y encendió la luz... necesitaba ser fuerte desde ese momento. Suspiró profundo y dejó escapar el aliento sonoramente.
-Ánimo, Kagome- se dijo y se dispuso a buscar el par de maletas que había dejado bajo la cama para comenzar con la ropa. La música que nunca dejó de sonar la acompañó en esa tarea -...voy a necesitar cajas- dijo ligeramente preocupada al ver sus libros, la lámpara, el reloj, sus productos de aseo personal y demás cosas regadas por el pequeño espacio, justo en ese momento se dio cuenta que ahí cabían más cosas de las que parecían.
La puerta volvió a sonar y la pelinegra desvió el rostro a ella.
-Bueno, al menos no tengo que llevarme nada en extremo pesado- dijo al dirigirse a abrir -¿quién?- preguntó desde adentro y antes de llegar.
-¿Cómo que quién?, yo, ábreme tonta- respondió la ofendida voz del otro lado.
Kagome sonrió y dejó pasar a la pelicorta que llegaba con una botella de soda y un par de bolsas de palomitas.
-¿Listas para la noche de chicas?- preguntó animosa.
Kagome sonrió y negó despacio -Sango no está y yo, bueno...- dijo al invitarla a pasar.
-¿Qué?- preguntó sin entender al ver el par de maletas sobre la cama y el mueble de la ropa vacío -... ¿qué es esto Kag?- su voz cayó a un tono más bajo al voltearla a ver.
-Es... algo largo de explicar, más bien ni yo lo entiendo- dijo al adentrarse y ayudarle con la gaseosa para dejarla sobre el escritorio -...pero resumiendo, mi familia ha caído en bancarrota, debo dejar de vivir en el campus y adaptarme a un estilo de vida totalmente diferente al que he llevado- confesó y le dedicó una sonrisa resignada... se dio cuenta que era más fácil si lo decía en voz alta, las cosas tomaban otras dimensiones.
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Razones Equivocadas (Disponible en Amazon como original)
FanfictionKagome había llegado a su primer día en la universidad con sus ilusiones en la mano, siempre sosteniendo el sueño de que ella e Inuyasha se casarían, como alguna vez de niños juraron. Por eso verlo besando a Kikyo, una hermosa y atractiva chica, la...