insatisfacción

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-¿A-amantes?- le cuestionó al llevar sus manos a su pecho, al sentirlo pegarse a ella. Agradecía la poca luminosidad, pues su rostro ardía de imaginar lo que eso significaba. Sonrió tontamente -. De-debes estar bromeando- mencionó sin saber cómo reaccionar.

Bankotsu cerró los ojos y suspiró frustrado "No pierdas el control", se recordó... si Kagome era un capricho, debía tener cuidado de no aterrarla. Bajó su cabeza hasta apoyarla contra la de la pelinegra y se forzó a calmarse.

-Kagome...- mencionó roncamente sin despegarse de ella.

Ella alzó su vista a él y los zafiros que el joven tenía por ojos, brillaron ante la poca luz lunar que lograba llegar a ellos.

-E-el trato era que...- logró pronunciar controlando el estremecimiento que le recorrió el cuerpo.

-¿Quieres hablar de eso ahora?- su voz ronca la hizo callar y ser consciente del lugar donde estaban, a poco menos de diez metros sus amigos se divertían, y a cualquiera se le podría ocurrir salir a buscarla al haber abandonado la pista de baile.

Tragó débilmente y negó del mismo modo -. No, solo...

-Vendrás conmigo, no pienso dejarte con ese imbécil- le aclaró seriamente y la tomó con cuidado de la mano para llevarla con él.

Kagome no avanzó y él volteó a verla -. No voy a irme. Es mi cumpleaños y son mis amigos- le dejó claro al sostenerle la mirada, Kagome se sentía sofocada por la cercanía que él había impuesto y por la atrevida declaración que le había hecho, pero necesitaba mantenerse firme ante él; reconoció que Bankotsu era una persona complicada y que ella había venido cayendo constantemente ante él y sus perversiones, pero ya no más. Necesitaba un poco de control para ella misma.

Bankotsu frunció el ceño por un segundo para disponerse a replicar molesto.

-¿Por qué no te quedas?- intervino rápidamente ella.

-¿Qué?

Kagome sacudió su cabeza espantando toda tensión en ella, necesitaba parecer natural cuando llegase con sus amigos -. Ya estás aquí, después de todo.

Bankotsu no tuvo tiempo a protestar cuando ella se lo llevó de la mano, la cual nunca soltó. Suspiró derrotado "Bien, si esto es necesario" pensó molesto.

-¡Vaya! Pero miren quién ha decidido escapar del país de la amargura- se burló Miroku al ver a Bankotsu llegar tras Kagome, no se percataron que solo segundos antes habían soltado sus manos.

-No sé qué te sorprende, te dije que vendría.- soltó fastidiado tomando asiento en un extremo de la mesa.

-¿Y Kouga?- cuestionó Kagome extrañada, permanecía aun de pie.

Sango frunció el ceño -pero si estabas con él.

-Ah, cierto...- sonrió y se rascó nerviosa el cuello -. Voy a buscarlo, seguro no me encuentra.

La castaña se encogió de hombros y la charla continuó, Inuyasha veía receloso como Bankotsu siguió con sus ojos el camino que Kagome tomó, pero no se percató de la molestia del mismo.

... . ...

-¡Ey!- el peculiar llamado la hizo voltear -. Espero no haberte metido en problemas con Bankotsu- mencionó el ojiceleste al acercarse a ella y ofreciéndole una de las dos bebidas que traía. La había visto pasar y supuso que vendría a ofrecerle una explicación. Sonrió al verla avergonzada... Kagome le parecía muy dulce para Bankotsu.

-Kouga...- lo nombró y alzó sus avergonzados ojos a él.

-Siguen saliendo, ¿cierto?

Kagome negó rápidamente pero desvió la vista mientras jugueteaba con la bebida en sus manos -. No... nosotros no somos novios- titubeó, pero no mintió.

Razones Equivocadas (Disponible en Amazon como original)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora