006. ¿Quieres salir conmigo esta noche?

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 —Esto es una locura...—Finn encierra los tubos de la celda con sus manos y suelta un suspiro repleto de frustración. —Claire, ¿quieres ponerte de pie y ayudarme con esto?—me pregunta, en un tono exhausto. 

Lo miro sentada sobre el suelo, con la espalda apoyada en la pared. He estado en esta posición por lo menos un par de horas, sin hacer nada más que escuchar cómo Finn intenta darle vueltas al asunto en busca de una solución. La verdad, no tengo ganas de ponerme a pensar en nada. Estoy en un estado neutro desde que la policía nos trajo a mi hermano, "sus amigos", sus cómplices y a mí, para encerrarnos en celdas provisionales separadas. De él no sé nada, mucho menos de los demás. Las palabras del decrépito oficial fueron claras: Llamen a un abogado, o estarán aquí por mucho tiempo. 

—¿Qué quieres que te diga?—suelto por primera vez. Mi voz suena fatigada y débil.

—Ayúdame a pensar en algo, joder—protesta Finn, verdaderamente preocupado. Mi mejor amigo empieza a ir de un lado para otro entre los pasillos de la estación policial, con las manos sobre la frente.—Creo que sé a quién puedo pedirle ayuda—dice al detenerse, con los ojos iluminados en esperanza por la idea que ha surgido en él repentinamente. 

Lo veo sacar su celular del bolsillo de sus pantalones y buscar un número en su agenda. 

—Finn...—le llamo, esta vez colocándome de pie. Mis piernas se han entumecido tanto que me toma unos segundos poder caminar hacia él—¿Qué haces?

—Llamaré a mi padre.—me contesta, llevándose el móvil a la oreja, con intensiones de comenzar aquella llamada.

Entonces, le detengo, cogiéndolo del brazo—No lo hagas...—susurro en su dirección. Sé que estoy suplicando, pero no me importa qué tanto tenga que hacer para interrumpirle. 

—Claire, mi padre no tiene mucho dinero, pero seguro que puede ayudarnos en algo para poder conseguir...

—Ni siquiera lo pienses—vuelvo a objetarle, con la mirada fija en él—, no quiero que le debas nada a ese tipo. Y si tengo que ser honesta, tampoco quiero deberle yo un solo favor. 

—No será un préstamo, tonta. Dame eso.—Finn se aparta de mí con el celular en las manos, y al girarse, choca cuerpo a cuerpo con un hombre que de inmediato le devuelve una mirada fulminante que nos deja a ambos rígidos en nuestros sitios.

El hombre se aparta de ahí, limpiándose despectivamente el traje fino y reluciente que trae puesto, y se encamina a mi encuentro de manera directa. 

Me quedo estática. Finn también le está mirando como yo, y me hace un par de señas que no puedo entender. El hombre en medio de nosotros trae varios folios bajo su brazo, que empieza a revisar, hoja por hoja, hasta llegar a la última. 

Me mira y pregunta:—¿Claire Romanoff?

Trago saliva.

—Sí—respondo casi sin voz—Soy yo. 

Entonces, su estado cambia bruscamente al escuchar mi afirmación. Pasa de estar reservado y rígido a extender sus labios en una sonrisa de lado que se va ensanchando poco a poco. 

Finn me mira incrédulo detrás de él, y yo le respondo el gesto levantando los hombros. ¿Qué está pasando?

—Soy Peter Clayton—suelta de pronto, con una mirada insistente.—Tu abogado.

Al escuchar aquella última palabra, mi piel se eriza al punto de sentir una corriente de electricidad extenderse por todo mi cuerpo. Debo estar dándole la mirada de sorpresa más ridícula que seguro habrá visto en toda su carrera, porque suelta una carcajada larga. 

HACKER 1 | terminada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora