HACKER 1 | terminada.

019. Tú y yo no tenemos nada

—Malditos bastardos—gruñe Ashley—¿Qué creen que están haciendo aquí?

Tardo unos segundos en darme cuenta de que está hablando en mi dirección. Aún estoy petrificada, mi corazón late bruscamente contra mi pecho y algo denso en el estómago me ha dejado sin respiración.

¿Qué rayos hace Justin aquí?

Sacudo la cabeza y como puedo, logro recobrar el poco sentido que me queda.

—No lo sé, pero seguro que no es para nada bueno—le respondo, tragando saliva.

—Están muy mal si piensan que van a arruinar mi fiesta—Ashley frunce el ceño, sin apartar la mirada de los dos. Yo, en cambio, opto por girarme. Aún no he cruzado miradas con Justin y espero no hacerlo, lo único que quiero es esperar a Liam y salir corriendo de aquí.—¿Qué les diremos, Claire?

¿Qué?

—¡Nada! rayos, ¿olvidas que he venido con Liam?—exclamo agobiada, alzando los brazos —No pienso hablar con Justin, no hay nada que él y yo debamos discutir.

—Sí, tienes razón. Los ignoraremos, haremos como si simplemente no estuvieran aquí y...—de pronto, Ashley deja de hablar—Mierda, —suelta, con el pánico dibujado en su pequeño rostro.—están subiendo hacia acá.

Mi corazón se aprieta. Es oficial, nunca he estado más nerviosa en toda mi vida. No me atrevo a voltear para comprobar lo que Ashley está diciendo, sencillamente no podría soportar verlo caminando hacia a mí. Ni siquiera podría tolerar mirarlo a los ojos, o escuchar su estúpida voz y sus estúpidas palabras.

¡No! no puedo hacerlo, no quiero hacerlo, ¡nadie me dijo que esto sucedería esta noche, porque juro que habría venido preparada!

¿Qué le voy a decir?

¿qué va a decirme él?

¿y si simplemente está aquí por alguien más?

¿y si...

—Feliz cumpleaños—escucho una voz detrás de mí. La reconozco perfectamente, es Damon.

Cojo fuerzas de donde no tengo y por fin me giro. Los dos están ahí: Damon y Justin están justo en frente de Ashley y de mí, tan cerca que parece mentira. No puedo evitarlo y paso fugazmente los ojos por encima de Justin y mi corazón se detiene en seco cuando lo encuentro mirándome fijamente, con aquellos ojos marrones que pensé que nunca volvería a ver. De inmediato aparto la mirada.

Mierda. La tensión crece entre los cuatro y todos al rededor nos miran expectantes porque suceda algo; el ambiente está tan denso que podría cortarlo con una tijera.

Ashley rompe el hielo.

—¿Qué haces aquí?—pregunta en dirección a Damon, en un tono hostil, con las manos sobre la cintura. Puedo ver cómo él la mira de reojo, de pies a cabeza, está fascinado con lo que ve y me siento orgulloso de mi mejor amiga.