007. Voy a besarte

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Cada vez que me miro al espejo mi estómago se retuerce un poquito más. Estoy nerviosa. Nerviosa como si fuera la primera vez en la vida en la que fuera a tener una cita. Y aunque ni siquiera es una realmente... no soy capaz de mantenerme quieta. 

Vamos, Claire. Has hecho esto antes, y con tipos peores que él.

Intento hacerme recordar aquella vez en la que tuve una cita con un líder de baloncesto que era cinco años mayor que yo. El tipo me tocó tanto en medio del beso que quedé asqueada y con serios traumas complejos de superar. ¿Por qué estoy creyendo entonces que no podré contra esto? Seguramente lo de hoy ni siquiera se le parecerá. Justin no tiene si quiera intenciones de hablar conmigo, se nota que apenas y puede pasarme. Mucho menos querrá... Besarme. O... tocarme.

¡Por Dios, Claire! Lo único que quiere es saldar cuentas. Sí, cuentas. Así de sencillo, como si fuera un negocio en el que los dos deben cooperar. 

—Necesitas calmarte—me digo a mí misma frente al espejo, con el celular en las manos que siento sonar de pronto. Cuando reviso para ver de quién se trata encuentro que el nombre de Ashley está en la pantalla. —¿Hola?—saludo medio nerviosa y medio intentado parecer relajada. 

—Así que vas a tener una cita con ese bombón de cabello castaño y brazos gruesos que raramente es nuestro amigo de la secundaria, ¿eh? ¿por qué no me lo habías dicho?

Trago saliva.

—Porque ha sido un día jodidamente difícil.—suelto junto a un suspiro pesado y me siento sobre el filo de la cama.—Todo ha estado demasiado raro e... intenso últimamente.

—¿Tiene que ver con él? 

—Todo tiene que ver con Justin— mi respuesta es casi instantánea y directa. Ni siquiera me he tomado el tiempo para pensar en lo que estoy diciendo y sólo entonces me doy cuenta de que es cierto... Todo... Todo, últimamente, empieza a tener que ver con él de alguna manera.—¿Quién te dijo que tendría una cita con él? Y por cierto, no es realmente una cita.—digo con las mejillas enrojecidas, de un momento a otro—Es algo más complicado que eso.

—Bien, pero saldrán ¿no? Juntos, solos, sin nadie más. Es casi lo mismo.—el tono burlón y divertido de Ashley me pone los pelos de punta. Especialmente cuando menciona ese par de palabras: Juntos, solos. Dios... 

—Sí, algo así...

—Mn... ¿Claire?

—¿Sí?

—Crees que... ¿Intente algo?

Cuando la escucho preguntar eso me atraganto tanto con mi propia respiración que tengo que toser un par de veces exageradamente para que el aire vuelva a mis pulmones. Y cuando estoy calmada, respondo naturalmente—¡¿De qué estás hablando?!—le pregunto acompañada de una risa tan estúpida y nerviosa que parece más un gemido que otra cosa—Si supieras lo mal que le caigo, ¿cómo se te ocurre pensar que...?

—Bueno, tranquila. Además, ¿quién sabe? En la fiesta parecía estar portándose muy bien contigo. Ya sabes, parecía interesado en...—hace una pausa, dudosa, y suelta—En ti.

—¿De verdad?—no soy capaz de reprimir esa pregunta—¿Por qué lo piensas? Es decir, no es que sea algo importante, pero quiero saber... Quiero saber qué es lo que te hizo pensar que...

Doy un saltito en mi sitio cuando escucho cómo la puerta principal de la casa empieza a sonar un par de veces. Dos toques secos contra la madera. 

—Está aquí—susurro tan bajo como puedo, con el celular entre mis manos heladas, empezando a caminar de un lado para otro. De izquierda a derecha, de derecha a izquierda, sin dejar de morderme el labio.—Ashley... Estoy malditamente nerviosa—confieso, ya no importa cuán avergonzada me sienta por decirlo. Lo estoy, y quiero que alguien más lo sepa para que sea cómplice del ridículo que probablemente haré en esa maldita no-cita. 

HACKER 1 | terminada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora