HACKER 1 | terminada.

016. Los secretos de Justin

—Esa fue la última noche que vi a Claire—.

La mirada de Justin se oscurece, pero hay algo de humanidad dentro de su expresión. Parece frágil, deprimido—al menos por un tiempo, así tenía que ser. 

—¿Y eso lo hiciste porque era parte de tu plan o porque...—Harry se detiene, no sabe si hacerle o no la siguiente pregunta. Sin embargo, se atreve:— querías alejarte de ella para evitar sentir más de lo que deberías? 

—Un poco de ambos, tal vez—Justin encoje los hombros. 

—Comprendo— el abogado se concentra en las páginas que tiene sobre la mesa. Coge un documento y lo lee—Bien, creo que es momento de hablar sobre la sociedad de hackers para la que trabajabas—le dice alzando las fotografías impresas en hojas. 

Rostros conocidos aparecen en frente de Justin, rostros que conoce de memoria.

—A todos tus colegas les dieron por lo menos diez años en la prisión federal de Estados Unidos. A todos, incluyéndolo a él. 

Harry levanta una última fotografía. En esta aparece un muchacho de cabello castaño oscuro, con la mirada decaída, vistiendo un uniforme naranja tras unas rejas de metal: Damon. 

—Por lo que sé, y según lo que me has contado, es tu mejor amigo ¿me equivoco? 

Justin asiente con lentitud. 

—Y también uno de los delincuentes más buscados por la justicia de américa—agrega Harry, ladeando el rostro, repleto de sarcasmo—¿Cómo se conocieron? 

—¿Por qué de pronto tan interesado?

—Dedícate a cooperar—protesta Harry.

—Nos conocimos en una cafetería.—Justin levanta la mirada hacia a él—Era de noche y yo, como debes imaginar, cenaba solo. Me di cuenta de que Damon este ahí porque todas las mujeres empezaron a hablar de él en voz baja, fascinadas. Él solo encendió un cigarro y se sentó en mi mesa, en la silla que estaba frente a mí. No dijo nada como por cinco minutos. Y la verdad... no era necesario.—El chico se detiene y concentra su mirada en algún punto vacío, recordándolo todo.—Yo ya sabía quién era y por qué estaba ahí. 

—¿Te amenazó?—inquiere Harry, con inquietud.

—No en realidad—continua Justin—, fue bastante sincero. Dijo que tenía algo así como un... equipo—el chico hace comillas con los dedos—y que su equipo y él habían estado siguiéndome el paso por Internet durante meses, vigilando mis movimientos. Dijo también que estaban interesados en mí porque conocían mi trabajo y creían que tenía cierto potencial. Me dio una tarjeta con su nombre, me pidió que lo pensara y me dijo que sabían donde vivía, así que si hablaba de esto con la policía violarían y matarían a mi madre.