026. Conversación de madrugada.

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—Que pasó... ¿qué?—la expresión de Damon cambia automáticamente de matiz. Sus  grandes ojos marrones recaen en mí con toda la atención posible. —Joder, ¿y estás bien?

Solo me atrevo a asentir con la cabeza.

—Justin llegó justo a tiempo—le digo, en voz baja.

—Demonios, todo esto suena sacado de una película de acción—su voz irradia preocupación. Se levanta de la butaca en la que está sentado y empieza a caminar por toda la gran cocina, mordiendo una manzana—¿quieres que le cuente a Ashley sobre esto?

—No, no—respondo inmediatamente—no hace falta. No quiero que la preocupes.

Sin embargo, mi comentario no parece dejarlo tranquilo.

—Ella te extraña—Damon se gira a mirarme. Hay una pizca de reproche en el tono de su voz. —Están enojadas, lo sé, pero Ashley te extraña. No deja de hablarme de ti y de la amistad que tienen...o tenían.

—Ojalá ella hubiera pensando lo mismo la noche en la que fui al hospital—no puedo evitar que el resentimiento se haga evidente en mis palabras. Aunque en el fondo, ya ni siquiera le encuentro sentido a mi enojo.

—Todos decimos cosas hirientes en algún momento, pero no exactamente porque las sentimos de esa manera—dice y le da una última mordida a su manzana, antes de tirarla dentro de un bote de basura. —deberías pensar en eso.

—Lo haré, supongo—no sé hacer otra cosa más que encogerme de hombros.

—Así que pasarás la noche aquí—él vuelve hacia a mí y reposa ambos brazos sobre la encimera de la cocina.

—Mañana volveré a mudarme a casa de Finn hasta que todo se arregle. Pero hoy me quedaré aquí, Justin dice que...—siento un apretón en mi pecho al mencionar su nombre y al observar que el rostro de Damon se torna divertido, como si estuviera conteniendo una risita—dice que es lo mejor.

—Y en eso le doy la razón, esta casa es segura. Además...—otra vez, un atisbo de ironía cubre su rostro—ustedes dos necesitan hablar.

Enarco una ceja.

—¿Hablar de qué? —hago lo posible por sonar desencajada.

Obviamente, él no se traga ni un poco de mi fingida reacción.

—Solo para que lo sepas, estoy al tanto de todo—pone los ojos en blanco.—Justin es mi mejor amigo. Los hombres también nos desahogamos y nos contamos nuestras cosas, igual que las mujeres. Aunque con menos drama.

Es casi imposible que la incertidumbre no me embargue en ese momento. De solo imaginar a Justin contándole todo a Damon a modo de terapia, desahogándose, me confunde demasiado. ¿Por qué le hablaría de mí? Si se supone que no le importo en lo absoluto.

HACKER 1 | terminada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora