009. Justin y yo no tenemos nada

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Tal vez sea el momento, tal vez sean mis nervios o tal vez la tensión de la tan incómoda situación en la que me encuentro... no lo sé, lo único que sé es que algo de todo lo anterior provoca que suelte una gran carcajada sonora y escandalosa, que hace que la mujer en frente de mí frunza el ceño.

—¡Esto tiene que ser una broma!—suelto sin parar de reír, como si me lo estuviera pasando de puta madre—¡Una broma totalmente estúpida!

—¿Te lo parece?—el tono de su pregunta es desafiante. Puedo fijarme en cómo sus mejillas se enrojecen y su mirada se irrita. Está furiosa.—¿Te parece que he venido hasta este vecindario de mierda para hacerte una simple broma?

Quiero seguir riendo, pero me retengo antes de que pueda empeorarlo todo.

—Me refiero a que estás equivocada. Sea lo que sea que estás imaginando acerca de Justin y de mí...—no puedo evitarlo y vuelvo a reír para mis adentros—Es una total farsa. No tendría si quiera por qué alejarme de él, porque...

—No tienes idea de a lo que te estás enfrentado—interrumpe, otra vez acercándose a mí, como si intentara no ser escuchada por nadie más.

Algo en ella y en su forma de decir las cosas, me lleva a pensar que alguien más nos vigila. Aunque eso sea totalmente imposible.

—Ya he cumplido con mi parte al decirte todo esto.—concluye, dándole un vistazo a su reloj de mano—Sé inteligente y no sigas comportándote como una zorra desesperada cuando él está cerca—alza la ceja izquierda y me analiza con la mirada, de pies a cabeza. —A Justin suele gustarle tener la atención de los demás, disfruta notar que ciertas mujeres mojan sus bragas cuando él se les acerca—vuelve a darme un vistazo, repleto de superioridad, con una sonrisa detestable. Quiero matarla. —Solo busca aprovecharse de ti, ahora que sabe que te gusta.

—Justin no me gusta.—aclaro, apretando mis manos en un par de puños.

—Lo que digas—la pelirroja rueda los ojos y se pone de pie, mientras se acomoda el atuendo de perra barata que trae.

Estoy a punto de decirle algo, cualquier cosa, algo hiriente... ¡algo! ¡cualquier cosa!

Sin embargo, la humillación es tan grande que las palabras no salen de mi boca. Y tampoco es que tenga algo realmente bueno qué decir. Generalmente, todo se me ocurre después de que la discusión ya terminó.

—Había deseado tanto conocerte, querida Claire—dice para finalizar nuestro nada agradable encuentro. Solo estoy deseando que se largue de una maldita vez—Pero realmente espero no tener que volver a verte, jamás.

Sin decir otra palabra, aquella perra barata y sin modales me da la espalda y camina hacia la salida contorneando las caderas de forma patética. Así, sin más, su visita me ha dejado humillada en mis propios territorios, frente a dos de mis amigos y sin poder contestarle como debía hacerlo.

Sé exactamente cómo debo estar luciendo, porque mis mejillas arden de la rabia y no he dejado de apretar los puños desde que la escuché decirme "zorra desesperada" y sonreírme con aires de victoria. Además, no he apartado la mirada de aquel punto vacío en frente de mí, como si estuviera planeando un asesinato.

Algo dentro de mí se enciende en ese momento. Un sentimiento que no suelo tener casi siempre, pero que cuando lo tengo... soy incapaz de controlar: quiero matar a alguien. Literalmente. Estoy tan frustrada, humillada, llena de rabia y desesperación que no respondería por mis actos.

HACKER 1 | terminada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora