HACKER 1 | terminada.

038. Recaída.

Con ambas manos escondidas en los bolsillos de sus jeans oscuros y la mirada de algunas mujeres posadas en su persona, Liam se encontraba puesto de pie a unos cuantos metros de Claire.

Mientras la miraba desde su sitio conversar muy a gusto con otras tantas personas, compartiendo amplias sonrisas y dulces abrazos, el ojiverde volvió a replantearse en su cabeza la verdadera razón de su presencia en ese lugar.

Y cada vez que se lo recordaba, como una lección memorizada antes de un examen teórico, la inevitable cobardía lo doblegaba, lo remembraba débil y siempre terminaba recordándose, a modo de consuelo, que aún podía retroceder unos pasos e irse de esa fiesta sin ocasionar una tercera guerra mundial.

Sabía que iba a ser difícil. Liam sabía exactamente lo que estaba arriesgando con toda esa catástrofe que pensaba ocasionar a sangre fría; sabía a quien se enfrentaba y eso era más que suficiente para tenerlo cuestionando sus propios valores y principios.

Esa noche el chico iba a hacer mucho más que simplemente cumplir con su labor de agente de policía. Esa noche la placa metálica que lo identificaba ante otros se había quedado en casa, olvidada en algún viejo cajón, porque sea lo que sea que pasara en aquella fiesta, Liam se había prometido que dejaría de portarse como el policía correcto que respetaba los límites, para solo dejar que sus instintos más humanos actuaran por él.

Iba a contar la verdad.

Cada vez que lo repetía en su reflexiva cabeza, aquellas palabras tomaban más sentido y su convicción se volvía más firme. Iba a contar la verdad, la verdad que él conocía. Y no podía, aunque quisiera, predecir algún tipo de reacción en Claire.

Liam estaba al tanto de toda esa historia entreverada que ella había vivido junto a Justin, ese amor impulsivo que parecía no tener remedio alguno para ninguno de los dos; así que no, el ojiverde no podía asegurar que contarle la verdad podría cambiar algo.

Quizá, incluso, ella ya lo sabía; quizá Claire ya estaba al tanto de todo y él solamente estaba llegando tarde a esa parte de la historia. Después de todo, el chico no sabía hasta qué punto Claire era capaz de perdonar a Justin. Después de todo, no sabía hasta qué punto el amor podía cegar tanto a una persona.

Y la única forma de comprobarlo, la única posibilidad que albergaba cualquier tipo de dudas, era hablando con ella y escuchando lo que tenía para decir.

A esas alturas, Claire ya había visto al muchacho puesto de pie en la entrada de la enorme casa. Al principio, lo había mirado con un amago de confusión, como si no estuviera segura de lo que sus ojos estaban registrando. El rostro gentil de Liam se perdía en medio de tantos otros, pero Claire tenía la convicción de que lo habría reconocido aun estando mezclado entre muchísima gente más.

No recordaba haberle pedido que viniera y no porque no quisiera verlo ahí, sino porque evidentemente su presencia iba a ocasionar un disgusto en cierta persona y, con honestidad, no quería originar ningún problema en una noche como esa.