011. Nunca he tenido una novia

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Despierto, de repente, por segunda vez y mis ojos se topan con los rayos del sol sobre el rostro de Justin. Aquel detalle natural hace que se vea aún más guapo de lo que es. Quiero decir, sé que es algo que menciono todo el tiempo... pero no puedo evitar resaltarlo. Está despeinado y sin nada que cubra su precioso y marcado torso; se ve tan cómodo que el simple hecho de imaginarlo relajado me acelera el corazón tan rápido como el motor de un auto.

Sin embargo, aún cuando creo que no puede generarme nada más intenso, su mano roza la mía lentamente, de casualidad, aún dormido. El tacto es tibio, cálido, intenso... Justin se ha movido sobre la cama, muy despacio, y ha terminado frente a mí. Siento cómo el calor de nuestros cuerpos se compenetra. Estamos cara a cara, pero él está tan dormido que apenas puede sentirme. Pero yo a él, puedo sentirlo perfectamente, su proximidad, su corazón...

Probablemente es algo que he debido asimilar hace mucho, pero he dormido con este hombre toda la noche. En una misma cama ¡solos! Suena tan irónico y gracioso en mi cabeza, justo como sonaría la más loca comedia romántica donde la protagonista llega hacia la casa del chico que le gusta para reclamarle algo que ya ni siquiera recuerda, y termina durmiendo con él, aceptando que pasa algo entre ellos... Algo que, hasta ayer, pensaba que solo sentía ella...

Estoy a punto de inclinarme para besarlo en los labios, para acostarme sobre su pecho y despertarlo como he imaginado durante los últimos días... pero entonces, mi teléfono suena dentro de mis pantalones.

Doy un saltito en mi sitio porque... ¡ni siquiera me he percatado de haber traído el teléfono en toda la maldita noche! Lo saco rápido del bolsillo de mis pantalones y tapo los altavoces con las manos para evitar que Justin despierte. Él, al parecer, no se ha dado cuenta de nada porque sigue dormido como un bebe.

Me alejo lo suficiente, maldigo en voz baja y contesto:—¿Hola?

Solo al contestar esa llamada logro despertar de la maravillosa burbuja en la que estaba encerrada. Solo entonces me percato que ha amanecido, que no tengo idea de qué hora es, que nadie sabe que he dormido aquí, en casa de Justin, y que afuera pueden estar pasando una y mil cosas en mi ausencia.

—¡¿Dónde demonios estabas?!—los gritos desde la otra línea me dejan helada. En un primer momento, mi mente imagina el peor de los escenarios. 

—¿Ashley?—aparto el teléfono de mi oído y veo el número de Ashley en toda la pantalla. También me fijo en la hora: diez y media de la mañana. Mierda. —¿Qué sucede?—pregunto en susurros, sobándome los ojos.

—Joder, ¿dónde estás? ¿Justin está contigo?—esta vez Ashley está agitada y nerviosa. No hay ni una pizca de diversión en el tono de su voz. Eso nunca puede ser normal tratándose de ella—¿Has dormido con él?

—Ehm...—me tiembla la voz.—... Sí, o sea... no exactamente... No... "dormimos", quiero decir... sí, pero...

—Tenemos un problema muy grave, Claire—interrumpe ella con brusquedad.—Por favor, tienes que venir a la cafetería cuanto antes...

—¿Problema?—no puedo evitar ponerme nerviosa. El pánico recorre mi espina dorsal fugazmente.—Dime que no se trata de Dylan... dime que no está en la cafetería ocasionando algún problema, ¡maldición! no tenía idea de que saldría tan pronto. Solo... solo dame unos minutos y estaré ahí...—me giro con rapidez y mi cuerpo choca bruscamente con el cuerpo de un Justin adormecido, quien está detrás de mí escuchando todo.

—¿Estás bien?—me pregunta de pronto, mirándome con la preocupación invadiendo su mirada. Su mano derecha toca mis mejillas y levanta mi rostro para observarme con atención, como si me analizara.

HACKER 1 | terminada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora