Estaba en la casa de su padre, en el cuarto que compartía con su hermana Cande.
—¿Lali?¿ Te pasa algo, Lali? —inquirió Cande desde su cama, despertándose y
frotándose los ojos. Luego salió de la cama y acudió junto a Lali,
sentándose a su lado,
—No ha sido nada, solo un sueño —aseguró Lali.
—¿te has hecho daño en el brazo?
—¿Qué? No —pero Lali seguía frotándose el brazo. aunque no tuviera nada en él—. No. no. Estoy bien, Tuve una pesadilla, pero ya pasó. Lamento haberte despertado.
—¿Qué has soñado?
—Una tontería. Yo era. otra persona, en una casa distinta, y alguien intentaba robar mi coche. Tenía una pistola y traté de poner fin a lo que estaba ocurriendo.
Entonces, alguien me golpeó el brazo y me desperté. Qué estúpido, ¿ verdad?
Cande se encogió de hombros,
—Bueno, diferente. ¿Seguro que te encuentras bien?
Lali asintió, Cande le dio un abrazo breve e intenso y después volvió a su cama,
Unos días después, cuando Lali aún sentía los ecos del sueño atormentándola, llamó a VICO D ALESANDRO no estaba y, sintiéndose como una tonta, ella dejó su nombre de pila por todo mensaje.
Aquella tarde, cuando Lali llegó a casa acompañada por Darryl Hart, el galán del instituto, se sorprendió al ver un coche en el amplio camino de entrada, y a un hombre apoyado en él. El detective VICO D ALESANDRO Era algo mayor, y teniñales prematuras de canicie en las sienes. Ofrecía un aspecto distinguido, propio de alguien que había obtenido varios ascensos y menciones en los años transcurridos desde la muerte de Gimena,
Lali se quedó mirándolo, cada vez mas inquieta. No debía haberlo llamado, habia tenido una pesadilla, nada más,
Darril se comportó como el perfecto semental de instituto que era, colocándole las manos en los hombros protectoramente.
—¿quién ese tipo? ¿Ocurre algo?
—No ocurre nada. Darryl. Es un viejo amigo de la familia, Creo que será mejor que hable con él a solas, ¿Me Llamarás esta noche?
Claro, Pero quizá no deberla dejarte sola con él, Están pasando muchas cosas raras últimamente.
No pasa nada, Danrryl. Es policía.
Darryl se alejó a desgana, observándola por el espejo retrovisor mientras salía del camino de entrada. VICO sonrió a Lali, Hola.
Hola. VICO. ¿Sigues jugando a «Corrupción en Miami»? —le preguntó ella, Él se encogió de hombros.
—Ya sabes que eso no existe —dijo.
—Homicidios —repuso Lali inexpresivamente.
— Si, sigo en homicidios. Y quiero saber para qué me has llamado.
Ella titubeó. Luego le habló del sueño y se disculpó por haberlo llamado, tratando de parecer seria y no una tonta.
VICO fijé los ojos en la distancia, dudando, y después la miró.
-¿Has oído hablar del caso Peterson?