Lali se despertó. miró el reloj y maldijo tono quedo. Aún no eran ni las seis. Se pregunto amargamente si la habría despenado el deseo subconsciente de salir a navegar con Peter. Pues mala suerte, porque no pensaba ir. Al fin y al cabo. Alegra aun dormía.
Entró en el cuarto de baño y apenas había abierto el grifo de la ducha cuando oyó una vocecita.
— ¿ Puedo entrar. mami?
Lali se quedé inmovil, y luego retiro la cortina mientras el agua caía a su alrededor.
— Hola. cielo. ¿Qué haces levantada? ¿te he despertado? Lo siento.
Alegra meneó solemnemente la cabeza, Me he despertado sola, Hoy no hay colegio, ¿verdad? Si hubiera no habriamos venido a casa del abuelo —No, no hay colegio, Ponte tu gorro y entra en la ducha conmigo, Alegra así lo hizo.
-¿Qué vamos a hacer hoy, mami?
Lali titubeó. Cerro el grifo, agarró una toalla y procedió a secar a su hijita. -¿Te gustaría dar un paseo en barco?
—¿Con el abuelo? —inquirió Alegra, Lali negó con la cabeza, —No creo que el abuelo nos acompañe. Está trabajando en uno de sus libros.
Pero ha venido un viejo amigo,., Fue mi hermanastro,
-¿Cómo pudo ser tu hermanastro? —preguntó Alegra verdaderamente perpleja.
Lali abrió la boca para responder. y Luego se encogió de hombros
-—Bueno, su padre y mi madre estuvieron casados, Así que éramos lo que se suele denominar hermanastro y hermanastra Pero ya sabes que mi mamá murió,,.
—Y fue al cielo —añadió Alegra
—Y fue al cielo —asistió Lali suavemente—. Después, mi hermanastro y yo dejanos de vernos Se llama Peter, Tú conoces a su padre. Mariano Y a su hermano, Gaston.
— ¿es hermano de tío Gas? —preguntó Alegra complacida. Gas siempre era maravilloso con los niños. Había vivido algunos años en Nueva York, trabajando en Wall Street, donde habia amasado una fortuna, Posteriormente se había establecido en Miami.
En realidad, es hermanastro de tio Gas. Pero no se parece a él, cielo, -¿no es simpático? —inquirió Alegra arrugando la frente.
—Bueno, es distinto, simplemente. Ya sabes, del mismo modo que tía Rocio y yo somos distintas..
Alegra meneó la cabeza
—Tía Rocio y tú os parecéis mucho, mamá, —Sí, pero somos distintas.
—Tú pareces feliz, casi siempre. Tía Rocio, no.
Lali frunció el ceño, mirando a su hija. ¿parecia feliz? No obstante, era cierto que Rocio se había mostrado muy contenta últimamente.
—No seas tonta —le dijo a Alegra—. tia Rocio tiene una casa preciosa, un
marido estupendo y tres niños tan maravillosos como tú. Es feliz,
—Yo creo que no —repuso Alegra, y luego cambió de tema—. Vamos a pasear en barco! —dijo con súbito entusiasmo.
—Muy bien. Ve a ponerte tu bañador nuevo, Mientras, yo me iré vistiendo.