Lali deseó darle una bofeteada por el modo en que la estaba mirando. Pero su corazón empezó súbitamente a redoblar su ritmo; sintió húmedas las palmas de las manos.
Lástima que tuvieran que hablar.
Sitan solo pudiera simplemente... tocarlo.
Deseó sentir su piel, saborear el roce de sus bios. Hacía tanto tiempo que no...
«jDomínate, Lali!», se ordenó a sí misma.
Por suerte, la camarera llegó en ese momento con la comida. Era una joven muy habladora que enseguida hizo observaciones sobre el tipo y las nubes de borrasca que se estaban formando en el este.
— ¡Naturalmente, lo bueno del sur de Florida es que, después de la lluvia, el cielo vuelve a lucir azul y hermoso!
—Sí, es un sitio magnífico —convino Peter.
—Aquí ocurren cosas malas, pero como en todas partes, ¿vendad?
—Desde luego —dijo Lali.
—La tormenta está muy cerca —Peter.
—Es una maravilla contemplar las tormentas desde aquí — observó la camarera alegremente. Luego se alejó de la mesa, meciendo las caderas levemente. Una chica simpática, amistosa, vivaracha.
Como las demás víctimas del asesino, pensó Lali de repente.
Miró a Peter y comprendió que él estaba pensando lo mismo.
—¿Crees que deberíamos prevenirla? — inquirió Lali.
Peter no pareció sorprendido, ni desconcertado, por el hecho de que ella le hubiese leído el pensamiento.
— Sí, sería lo mejor. Antes de irnos, le sugeriré que no vaya a ningún sitio con nadie sin decirle a algún conocido a dónde va exactamente—miró a Lali—. Tú debes hacer lo mismo. Jamás te vayas con nadie sin que lo sepa alguna persona de confianza.
— ¡No soy ninguna tonta, Peter!
—Maldita sea, Lali, no te pongas a la defensiva. No estamos librando una guerra.
—Hasta ahora he estado viviendo mi vida sin problemas...
Él exhaló una larga y explosiva bocanada de aliento.
—lPor favor! Estoy preocupado por ti, Lali.
—Bueno, pues sabes qué, Peter —repuso ella tranquilamente—, yo estuve muy preocupada por ti en otra época, pero eras un hombre adulto y tuve que aceptar el hecho de que no me querías cerca de ti. Ahora yo también soy adulta, Peter. No necesitas preocuparte por mí.
El se levantó tan bruscamente que casi tiró la silla. Luego se acercó a la camarera, que se hallaba junto a la barra, para pagar la cuenta. Lali lo observó mientras hablaba con la chica, mostrándose tan amable como firme.
Finalmente, salieron del restaurante y se dirigieron a la guardería de Alegra en silencio roto simplemente cuando Lali tubo darle la dirección a Peter.
A continuación, Peter las llevó a casa. Lali permaneció callada mientras Alegra hablaba con entusiasmo sobre el colegio.
Peter fue encantador con ella. Sabía escuchar a los niños. Se mostró tan interesado en el programa de la guardería como lo estaría en técnica de investigación criminal.
Cuando Lali le ofreció un café, él declíno la Invitación.
— He de volver al trabajo — explicó a Alegra, que lo había animado a entrar en la casa—. Es mi primer día aquí y debo portarme bien.