—¿Eso dice tu madre? Bueno, pues se equivoca —le dijo Peter a Alegra, sonriendo burlón—, Yo soy mucho más simpático —se recliné en la silla, Aunque Lali no veía sus ojos, sí podía sentirlos.
—Yo no he dicho tal cosa —protesté débilmente. Luego miro a su hermana—:
¿Vas a venir, Cande?
—No sé. Papá ha decidido organizar una fiesta esta noche,,.
—¿Qué? —dijo Lali interrumpiéndola.
— Sí, he pensado que estaría bien, dar una fiesta —Nicolas se encogió de hombros—. No es frecuente que tengamos aquí a tantos familiares y amigos. Gaston y Mariano pueden venir. Cande ya está aquí, Rocio llegará con los niños dentro de un par de horas, y su marido se reunirá con nosotros a eso de las siete —dudó un momento, mirando a Lali—. Darry está pasando aquí unas semanas, pero aún no hemos tenido ocasión de verlo, y,.,
—¿Has invitado a mi papá? —preguntó Alegra encantada, —~,No te importa? —inquirió Nicolas a Lali.
A ella no le importaba en absoluto. Se llevaba muy bien con Darryl. Pero sintió cómo Peter la miraba y se sonrojó. Furiosa por su propia reacción, dijo tranquilamente:
—Me parece bien.
—También vendrá VICO D ALESSANDRO —prosiguió Nicolas—, y unos cuantos amigos. Mariano no faltará, desde luego. Será como una gran reunión familiar. Así que VICO D ALESSANDRO asistiría, se dijo Lali. Estupendo. Quizá él podría hablarle de aquella misteriosa investigación. Nicolas se volvió hacia su hija mayor.
—No hay razón para que no vayas a dar ese paseo en barco, Cande. Volveréis con tiempo de sobra — de repente, alzó las manos y meneé la cabeza, mirando a Peter—. A esta no hay quien la case. Pero es una anfitriona estupenda en las fiestas de su viejo.
Cande tomó una uva del cuenco de fruta que había en la mesa y se la arrojó a su padre.
—Para algunos de nosotros, el matrimonio va unido a la monogamia, ¿sabes? Y a los votos de rigor. ¿Recuerdas eso de «hasta que la muerte los separe»? Pues algunos nos tomamos esas cosas muy en serio.
—Toda buena mujer necesita a un hombre, Cande — le dijo su padre.
— Quizá Cande esté esperando al hombre adecuado, papá —terció Lali dulcemente.
Nicolas sorbió por la nariz.
— ¡ Por Dios santo, que solo tengo treinta un años! —protestó Cande con cinismo.
—Ya no eres joven, tía Cande —dijo Alegra en tono grave.
Lali emitió un gemido, pero Cande sinplemente se rio. Nicolas soltó una risita, y ni quiera Peter pudo ocultar una sonrisa.
—Quizá deberíamos irnos ya —dijo Peter— ¿Vienes, Cande?
Cande dudó, fijándose en los vaqueros y la misa que llevaba puestos.
—No llevo bañador...
—Hay varios en el barco —dijo Lali Quería que su hermana mayor fuera—.
Vamos, anímate.
—Sí, ¿por qué no? —Cande le dio a su r un beso en la mejilla—. Adiós, papá.
Alegra abrazó a su abuelo, mientra Lali le posaba un beso en el cabello.