4 km

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Comparado con el hospital público en el que Lila solía trabajar, la clínica de Mahogany, constituida por un pulcro edificio de tres pisos, era demasiado tranquila. La chica llevaba tres días atendiendo las guardias nocturnas allí y la mayor parte del tiempo lo pasaba en la recepción conversando con el resto del personal porque el flujo de pacientes era muy escaso.

El interés por la enfermería se había despertado en ella después de pasar aquel último año de la secundaria cuidando a su padre enfermo. Había aprendido muchas cosas del campo por su cuenta, y cuando entró en la facultad de medicina obtuvo la mejor calificación del curso los tres años consecutivos antes de graduarse como Enfermera Universitaria. Luego trabajo durante un año en el hospital de su antigua ciudad y aquellos datos fueron suficiente en su expediente para ser contratada en esa institución privada de Mahogany.

Esa mañana, cuando abandonó la vacía sala de espera de la clínica, compró su desayuno en una parada rápida y fue comiendo unas galletas y sorbiendo un yogurt durante el trayecto en el autobús.

Llegó a la casa, sintiendo al cansancio golpearla apenas cruzó la puerta de ésta, y caminó hasta la cocina, desde donde podía oír la voz de Green. Se asomó, descubriendo a su hermano en compañía de Luke.

—Hola, chicos — Saludó, mostrando una sonrisa.

—Hola Lila ¿Cómo estás? — Luke devolvió el gesto.

—Bien, aunque tengo mucho sueño. Así que, si me disculpan...

—No entiendo porqué tienes que trabajar — Volvió a comentar Green, retomando el argumento que había usado desde que ella había conseguido el empleo. —En serio, gano suficiente para mantenernos a ambos, pequeña.

Lila sonrió, dando unos cuantos pasos hasta detenerse frente a su hermano y se estiró para besar la mejilla del mismo.

—Deja de ser tan tonto — Exigió risueña. —Tengo veintiún años, ya debo enderezar mis caminos y pagar mis propias cuentas. Mientras tú sigue jugando a los autos chocones y haciendo dinero con eso — Se burló.

—¡Oye! — Exclamó Luke indignado, mientras Green reía.

—Hablando de eso, estamos a tercer miércoles del mes. La carrera es esta noche... — Empezó a anunciar su hermano, mas fue interrumpido por la joven.

—¡Genial! No trabajo esta noche. Puedo ir.

La diversión se esfumo de la expresión de Green y su cejo se frunció.

—No, Lila. No vas a ir. Solamente estaba avisándote — Aclaró.

Ella resopló mientras sacaba el teléfono móvil de su bolsillo. Apretó varias teclas en él.

—Programé mi alarma para que suene a las siete — Informó. —Quiero ir contigo, Green. Ni siquiera me has mostrado tu colección completa de coches aún y tengo curiosidad por las carreras furtivas. Nunca he asistido a ninguna.

Mantuvo la mirada firme en la del muchacho mientras determinaba aquello. Transcurrieron un par de segundos en silencio mientras duraba el contacto visual. Luego, Green no pudo reprimir las carcajadas que luchaban por escapar de sus labios.

—Eres la mas testaruda del planeta de las enanas — Proclamó, divertido. —Solo ve a dormir y no fastidies.

Lila volvió a plantar beso en su pómulo y se fue a la habitación. Cuando la chica estuvo ya encerrada en su cuarto, Luke se dirigió a su amigo.

—¿Has estado practicando en el Mercedes? — Inquirió.

—Sí, y sigo pensando que es un error correr con él hoy. No acelera lo suficientemente rápido — Se quejó Green.

—Pero con la potencia y la velocidad es suficiente. No necesitas regular la aceleración, mantén el ritmo al máximo — Sugirió Luke.

—No sé porqué simplemente no utilizamos uno mas apropiado... — Expuso el otro.

—Green, mantengamos tus mejores autos para las carreras de fin de año. Los necesitas para entonces.


La medianoche de ese miércoles encontró a varios grupos de personas caminando hacia una calle apartada en Mahogany. Ésta era la entrada a los barrios mas rústicos y se extendía siete kilómetros al norte, lo suficiente ancha para permitir el paso de dos autos. Estaba escondida por una espesa mata de vegetación y varios arboles que la bordeaban.

La gente estaba ubicada entre esos espacios verdes. Sus brillantes miradas expectantes enfocadas en los coches aparcados en el pavimento. Lila no podía apartar la vista de la posesión de su hermano, incluso aunque acababa de abandonar el interior de la misma.

—Un Mercedes Benz... modelo C350 ¡¿En serio, Green?! ¿Y no pensabas mostrármelo? — Volvió a recriminar.

—Todavía no tuvimos tiempo para que visites mi cochera, pequeña, pero lo haremos pronto — Prometió él.

Una muchacha se acercó a ellos, utilizando un andar desinhibido. Enredó sus brazos en el cuello de Green y pegó sus sonrientes labios a los de él. Cuando terminó el beso, giró su atención a Lila.

—Lila, ella es Kimberly... Kimberly, ella es de quien te hablé — El muchacho culminó la presentación con una mirada significativa a la chica que apretaba entre sus brazos.

Luke y Kimberly eran los únicos a los que Green les había dado explicaciones sobre Lila y les había advertido que no divulgaran el hecho de que era su hermana. Pretendía mantenerlo en secreto por un tiempo. No quería que Lila se viera expuesta a preguntas sobre los motivos que la habían obligado a mudarse a Mahogany, porque ni él mismo los sabía.

Kimberly sonrió y estiró su brazo, ofreciendo una mano con largas y adornadas uñas. Lila la tomó y la estrechó, sonriendo.

—Es un placer, Kimberly — Saludó.

—Oh, el placer es mío, y por favor, solo dime Kim — Habló ella con amabilidad.

Un motor acelerando emitió un suave y potente sonido, que aumentaba el volumen a medida que se acercaba. Un auto rojo pequeño pero espectacular apareció en la calle. La rapidez con la que el mismo se movía provocó varias exclamaciones de entusiasmo de los presentes. Finalmente, el coche se detuvo junto a los demás, disminuyendo la velocidad paulatinamente.

Luke se acercó a Green rápidamente, luciendo tenso.

—Trajo el maldito Porsche — Masculló a su compañero.

Lila escuchó el gruñido de su hermano como respuesta, mientras observaba al vehículo que acababa de llegar, del cual Justin Bieber estaba descendiendo.


-TatianaRomina

ClandestinosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora